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-Señorita, tiene una orden de arresto por
secuestro -anunció uno de los oficiales
mientras se acercaba a mi Freen con unas esposas.

-iNo! -me puse de pie y corrí hasta ella -Yo quise venir con ella, no hizo nada malo.

-iCállate! -me gritó mi padre.

-¿Entienden por qué me la llevé? -preguntó con una escalofriante calma -La trata con la punta del pie.

-Tendrán que acompañarnos, por favor.

-De acuerdo. Voy en mi auto, con ella.

-De ninguna manera, mi hija se va conmigo.

-¿Para que la golpee y le digas de cosas? Ni en tus putos sueños.

-Señores -interrumpió el oficial, -las
señoritas se van en su auto junto con mi
compañero y yo me voy con usted. -se
dirigía a mi padre. No dijo más y salió
marchando del lugar.

-Ponte algo que te tape mas, cariño, yo me quedo aquí con ellos -asentí, tomé algo de ropa y me metí al baño. Alcancé a verla hablando con el oficial que se iría con nosotras. Tardé un poco más de lo debido porque quería calmarme y contener el llanto. Debía estar tranquila para que las cosas se dieran a favor mío y de mi profesora. Confiaba en ella, pero sabía que mi padre estaba un poco desquiciado y eso era lo que me aterraba. Salí justo cuando Freen se acercaba al baño.

-¿Qué pasa? -pregunté.

-Tardaste, estaba preocupada -me tomó
de la mano, tomó su bolso y me llevó junto con el oficial. -Estamos listas.

-Adelante, señoritas -el hombre
caballerosamente nos dejó pasar. Freen me abrazó y yo llevé mi mano a su cintura.

-Vamos a estar bien, lo prometo. -entramos los tres al elevador y ahí pidió permiso para hacer una llamada  telefónica. Simplemente dio nuestra
locación y que estaría en la estación de policías, la mujer no podía ser más misteriosa. AI llegar a la estación me encontre con mi madre que lloraba desconsoladamente, al verme hizo el intento de caminar hacia mí, pero me escondí detrás de mi profesora que era más un escudo humano. Esto no pasó desapercibido para el oficial que nos
acompañaba. No quería que me tocara, ni tenerla cerca de mí. Freen pidió que me mantuvieran lejos de ellos mientras esto duraba, papá lanzaba maldiciones y en parte lo agradecía porque eran más puntos para nosotras.

Una oficial platicaba conmigo y me hacía preguntas acerca de mi relación con mi profesora. Sin los detalles íntimos, obviamente, le describí cómo nos conocimos, las actividades que compartiamos y como me rescató del horrible lugar a donde mis padres me enviaron. Teníamos un buen rato
charlando, me ofreció agua y café, la mujer era muy agradable e incluso me pidió permiso para tomar algunas notas a lo cual accedí sin ningun problema.
Después de mucho tiempo la mujer comenzó a interrogarme sobre el episodio con mis padres y la iglesia; en eso vi a un hombre alto, con un elegante traje entrar al lugar. Todas las miradas se posaron en él, cuando Freen lo vio sonrió ampliamente. Con voz firme se presentó como el abogado de la señorita Sarocha Chankimha y que estaba para resolver el malentendido. ahí, a pesar de que quería quedarme y escuchar todo lo que tenía para decir, la oficial continuó con el interrogatorio. Me enfoqué a lo que estaba y deje que su abogado hiciera su trabajo. Lo que pasó conmigo en los días de la limpia lo dije con lujo de detalles, dije absolutamente todo de lo que me acordaba. Los malos tratos de papá, la forma en como se dirigía a mí, lo que mamá hizo o no hizo, lo que mi hermano intentó hacer y lo que esas personas me hicieron. Las veces que me dejaron sin comer como parte de la limpia y también cuando Freen me rescato del intento de violacion; todo.

Sentí mis ojos llenarse de lágrimas al recordar eso; cometí el error de ver hacia donde estaba Freen; me veía fijamente con una dura expresión en el
rostro. sabía el porqué de mi llanto. Seguí contando lo que pasó, contestando lo que la oficial me preguntaba, era muy astuta ya que me preguntaba por cosas que ya le había dicho antes, como tratando de corroborar. Para mi fortuna el convivir con alguien como mi chica me daba las herramientas para salir de esto airosa.

Profesora de piano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora