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Sakura miro apenada sus 200 ryō, había conseguido alquilar un departamento cerca del barrio rojo dónde suelen habitar las prostitutas. Una zona muy insegura, los borrachos y algunos gánster suelen vivir en esas zonas donde la ley no resguarda. Una zona si ley, sin que nadie la proteja.

Miro las paredes desnudas llenas de humedad, las cañerías sobresalían como la falta de mantenimiento. Había un olor ransio, como si antes hubiera permanecido por mucho tiempo un cuerpo descomponiéndose. Sakura suspiro, mientras se acostaba al piso y cubría su cuerpo con unos viejos periódicos que recogió. Cerrando sus ojos se repetía una y otra vez que todo va a estar bien, que tarde o temprano va a vivir una vida mejor.

"No te mientas, jamás vas a dejar está miserable vida. Lo arruinaras todo, porque no sabes ni nunca lograras algo en tu patética vida" Ella se acurrucó más y más, intentado volverse una bola más y más pequeña hasta desaparecer. Ahora que estaba sola sintió el vacío, sentir que su existencia no era más que algo inexistente e invisible. Sin el equipo 7 estaba sola y no era nadie, la única luz que captaban la atención de la gente eran sus compañeros.

No quería aceptar de una manera a otra que estaba celosa de Naruto, no lograba comprender porque después de tanto sufrimiento aún sonreía. Tenía a la bestia de 9 colas con el, la bestia que atacó hace 12 años Konoha que provocó muchas muertes. Era la paria del pueblo, el objeto de odio de muchas personas. No entendía porque a pesar de haber sufrido tanto abusos del pueblo, aún con una sonrisa brillante decida protegerlo y convertirse en Hokage. No entendía porque no los odia, no se vengo, porque seguía tan calido y resplandeciente como si fuera el sol.

Odiaba las bromas de Naruto, su forma despreocupada y tonta de vivir. Odiaba verlo desprender calidez, odiaba el hecho que sin importar su circunstancias siempre mantuvo sus ideales. Pero más se odiaba a si misma por envidiar a su compañero, su amigo y casi familia. Porque a pesar que Sakura quisiera negarlo el equipo 7 era su familia y Naruto a pesar de volverse muy fastidioso para su gusto era quien los unia.

Sakura sonrío al ver que su mente ahora estaba girando en Naruto, la persona que a pesar de fastidiar su día con toda su imperactividad le hacía pasar momentos cómicos que hacían que olvide todo su malestar.

Sasuke siempre fue alguien inalcanzable para Sakura, antes de formar el equipo 7 su gusto por Sasuke no era más que algo superficial. Le gustaba por ser guapo y cool, pero los más destacado es que provenía uno de los clanes más fuertes de Konohagakure. Era el niño ideal para todas las niñas y más sintió que si podía conquistarlo primero, le ganaría a Ino. Pero en el transcurso que convivió en el equipo 7 su gusto empezó a cambiar poco a poco, se convirtió en algo más puro. Sasuke a pesar de lo frio que aparenta ser, en su interior oculta a un niño traumado que su única motivación de seguir adelante es la venganza. Alguien que quiere evitar tener sentimientos, porque su creencia es que las emociones lo vuelven más débil.

Sakura se rió a carcajadas al pensar en Sasuke, ambos estaban rotos. Ella no experimento algo tan sangriento como Sasuke, pero a pesar de ser tan distintos esas emociones eran tan parecidas. Ambos eran opuestos a Naruto, no tenían esa inmensa creencia esos ojos lleno de pasión y fé.

Sin siquiera darse cuenta el sueño le ganó, pero antes de caer profundamente dormida el único pensamiento e imagen era el equipo 7. Eran los recuerdos de sus días genin juntos.

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Cuando Sakura abrió sus ojos sintió su cuerpo flácido y débil, sentía tanta hambre. Aparte del dolor por la golpiza que le dió Kizashi y una fea herida en su frente, su única preocupación es la comida. Había alquilado por 9.800 ryō el departamento por 3 meses, y sus lamentables 200 ryō apenas alcanzaba con comprar una caja de ramen. Si deseaba tener una buena vida o al menos tener comida era necesario encontrar la forma de ganar dinero y Sakura sabía dónde ir.

Tenía que ir al tablero de misiones y buscar una misión de rango D, a pesar que la paga es poca es el único trabajo que se puede permitir como un genin sin equipo. Su departamento está vacío, ni una colcha tenía para mantenerse caliente en las noches frías, vivía en la diligencia a pesar de tener un techo donde vivir.

Sakura se limpio la cara, quitando la sangre de su cara dónde la herida de su frente estaba hinchada y infectada. Su colorido color de cabello le hacía juego con la herida. Miro su corto cabello rosado, un color de cabello raro nunca antes visto. Tanto Kizashi como Mebuki tenían distintos colores de cabello, el único parentesco que Sakura vio que tenía de sus padres era el color de los ojos de Mebuki. El cual siempre quiso y deseo saber de quién había heredado el color del cabello.

Apenas salió del departamento podía ver qué en una esquina había una joven rubia con las mejillas sonrojadas, soltando unos suaves gemidos mientras sus piernas enredaban toda la cintura de un anciano. Sakura podía escuchar desde la distancia como sus cuerpos chocaban, los eróticos gemidos de la joven, los fluidos fluir. Pero la joven no era la única, si se observa con atención en los rincones más oscuros habían muchas más prostitutas y prostitutos haciendo su trabajo en plena luz del día sin una pisca de desencia. Comprendiendo porque el alquiler era muy barato, el mismo lugar era un desastre. No había ni un solo Shinobi, el lugar era tan desenfrenado y caótico.

Sakura apretó sus puños, tenía miedo, el lugar la asustaba. Cómo alguien débil conocía la situación de su cuerpo, sabía que si unos de esos hombres la quisieran hacer algo no tendría la fuerza suficiente para defenderse. Estaría al merced de sus manos, sería un juguete más con el cual jugar. El lugar era como una jungla, solo es más fuerte tiene la última palabra.

Horrorizada corrió, el miedo y el pavor la consumían. Quería correr, desaparecer y deshacerse de todos esos sentimientos que la consumían. Ser más fuerte, tener la suficiente fuerza para protegerse. Quería reírse al recordar cómo había descuidado su entrenamiento Shinobi, reír por nunca haber entrenado el taijutsu. Su débil cuerpo sin ningun músculo no era más que una muñeca de trapo, dónde su único trabajo no es más que ser abusado.

Cuánto sintió sus piernas débiles, se detuvo un rato para reorganizar su respiración. Su falta de entrenamiento no le permitía correr más de 5 minutos sin quedarse sin aire. El Taijutsu de su cuerpo apestaba, incluso un anciano tendría más resistencia.

Sin darse cuenta Sakura está siendo rodeada por un grupo de hombres, quienes miran lleno de lascivia el pequeño cuerpo de la pelirosa. Si la mirada podría desnudar, Sakura ya no tendría ninguna prenda puesta.

" Miren que tenemos aquí, una hermosa gatita... Te gustaría acompañar a tus hermanos a tomar unas copas" el hombre se acercó a la niña, mientras sus tres hermanos la rodeaban sin darle oportunidad de escapar. Estaba acorralada y sin ninguna resistencia fue llevada a un callejón oscuro "acompaña a jugar a tus hermanos que hace mucho tiempo no prueban un plato tan joven"

Continuará...

El Florecimiento De Un Cerezo Marchito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora