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En un oscuro callejón se podía ver como una niña con un singular cabello rosado era arrastrada por un grupo de hombres, quienes soltaban risas lascivas y palabras obscenas.

La niña tenía la mirada llena de pavor, el miedo y las náuseas escritas en su rostro. Intento forsejear, pero los otros hombres le sujetaron los brazos y las piernas sin darles la oportunidad de defenderse y el otro con una cámara grabando todo. Los ojos Jades se llenaron de lágrimas al sentir como las manos del pervertido recorría su cuerpo, sentía su cuerpo sin reacción y las ganas de vomitar con cada toque. No importa como gritara, las personas que pasaban no hacían más que hacer la vista gorda y seguir con su camino.

La niña soltó gritos lleno de súplicas, pidió que pararan, pero sus gritos no eran más que algo inútil. No importa cuánto llorara, las lágrimas no eran más que algo inútil y su única utilidad era encender más el deseo primitivo del hombre.

"Nena sigue llorando y gritando como una zorra... Eres toda una zorra, ya me has puesto duro" dice el hombre lleno de obscenidad, mientras baja sus pantalones dejando a la vista un gran bulto entre sus piernas "no luches, porque estoy seguro que tú pequeño agujero pide a gritos que juegue con ella"

La niña sintió el mundo detenerse al ver cómo el hombre se bajó la ropa interior dejando a la vista los genitales que lo hace hombre. Sintió por primera vez que era la cruel realidad, sentir lo patética que fue toda su vida.

"Tan patética como siempre, lo haces y sigues haciéndolo. No haces nada" La niña miro al hombre sin ninguna resistencia, sabía sin importar cuánto intentará no podría hacer nada. Mientras más luchará más encendería el deseo de ese pervertido "tan débil, tan inútil. ¿Por qué vives? ¿Tu patética existencia es solo para mostrarnos lo humillante que eres? ¿Lo sucia y repugnante que vas a volverte?... No haces nada, ¿no es mejor luchar hasta la muerte para guardar tu única dignidad?"

Los ojos Jades se encogieron al escuchar la vos de su Inner interior, sabía que aquella vos no era más que sus pensamientos. La vos que su mente creo para recordarle cada segundo lo patética que era su vida, para que jamás olvidará todo lo que ha ha hecho mal, lo que nunca logro.

Las hebras de su cabello cubrió sus ojos, debajo de ese cabello había unos ojos Jades lleno de violencia y una fuerte intención asesina. La niña se había determinado, preferiría morir luchando que vivir con el recuerdo de ser humillada. Su vida no tenía importancia, si podía los hundirá junto a ella al infierno. Ella sabía mejor que nadie si moría a nadie le importaría, posiblemente el único que derramaría lágrimas por ella sería Naruto. El idiota, su compañero ingenuo que no sabe que es el odio. El único que toma a todo el mundo como su amigo.

Se rió como loca, mientras los hombres se distraían por su risa histérica hizo circular el chakra en sus piernas, obteniendo el doble de su fuerza habitual. Logrando patear, librando sus piernas y lanzarlo hacia el pervertido que la toco. Pero sabía que no podía celebrar, su pequeña reserva de chakra se había vaciado al usarlo. Solo le quedaba liberarse del que sostenía sus brazos, entonces doblo las rodillas para agacharse, logrando que el hombre la vaya soltando de a poco. Cuando sintió que sus brazos no tenía tanta presión y movió el codo hacia arriba, dando un fuerte golpe hacia su nariz. Dejandola en plana libertad.

"Ahhh! Maten a esa perra!!!" Grita el hombre mientras tocaba su nariz, el golpe de la niña le había roto la nariz. La sangre cubría su boca, cayendo poco a poco hacía el suelo.

La pelirosa sonrío peligrosamente, mirando por todos lados si había algún objeto que podría usar como arma. Sin siquiera dudarlo agarro una botella de cerveza y corrió hacia el hombre que le rompió la nariz. La adrenalina le hizo olvidar el dolor, el estado de frenesí la hizo ver como un fantasma sangriento.

Mientras se hacerca al hombre sin siquiera dudarlo golpeó la cabeza, tras el impacto del golpe el vidrio se rompió y de la cabeza floreció una flor sangrienta. Pero eso no era todo, con sus manos agarro la cabeza del hombre y golpeó el suelo hasta manchar el suelo con un charco sangriento tras romper el cráneo.

"Perra!!! Te mataré! Vengare a mi hermano!!!" Gritaron los tres hombres restantes mientras corrían hacia la niña lleno de odio, con sus botellas de cerveza.

La niña sonrío, agarro la botella rota que estaba en el suelo cubierta de sangre. El líquido bizcoso, de un brillante carmesí desprendía un olor tan estimulante. Era la primera vez que la niña sentía la sangre hervir, dónde a todo volumen su mente le grita: Matalos!!! Matar!!! Muerte!!!

No importa cuantos golpes y heridas recibió, sin importar cuántos vidrios se clavaron en su cuerpo no impidió a la pelirosa moverse y terminar la vida de esos hombres con su propia mano. No importaba si aquellos cuerpos estaban inertes y sin vida, no le impidió a la niña con sus propias manos destrozar esos cuerpos. Los rostros desfigurados, sus partes íntimas arrancados y sus sesos sobresaliendo de sus cerebros como una sangrienta flor.

Con el cuerpo todo herido y sangrado camino hacia su departamento, con cada paso que daba el piso se manchaba con unas huellas carmesí. Las personas que la veían no paraban de susurrar, dando espacio y manteniendose más lejos posible.

Apenas llegó a su departamento sintió su vista borroso, la perdida excesiva de sangre la estaba dejando caer inconsciente. Aún así mordió con fuerza sus labios, si quería seguir viviendo no podía cerrar sus ojos.

Con los pasos inestables llego hasta el baño, dejando su cuerpo caer en la ducha. El agua fría enfrió su cuerpo, haciendo que volviera en si. Sintió el dolor por todo su cuerpo, sentir como su cuerpo poco a poco se vacía. Soltó un grito, un sollozo descargando todos sus sentimientos acumulados.

La niña lloro, recordó cada segundo como aquellas manos grasosas tocar su cuerpo. Recordar cómo la lengua del tipo recorrer de su cara hasta su cuello. Unos recuerdos tan asquerosos que no pudo evitar vomitar, haciéndola sentir tan sucia. Sintiendo que el hombre murió demasiado rápido, debió vengarse mejor.

Miro su cuerpo cubierto de heridas, los vidrios clavados por toda su carne. Sabía que si no trata las heridas tarde o temprano moriría por perdida excesiva de sangre y infección. Limpiando su sangre se puso la ropa, pero como es de un colorido color rojo la sangre se camufla. Sabía que no podía ir al hospital, si iba su experiencia tarde o temprano quedaría expuesta y deseaba que todo esto solo se pudra con ella. Tenía un lugar en mente, es esta zona se encuentra una clínica ilegal. Ellos deberían ayudarla, sus 200 ryō serían útil como seña.

((((()))))

Notas del autor: creo que me pase un poco, pero en mi opinó esto era más que necesario para que Sakura experimentará con carne propia la cruel realidad y su determinación por volverse más fuerte. Por qué en un mundo donde todo se termina con la fuerza, el débil siempre va a ser quien sufra.

El Florecimiento De Un Cerezo Marchito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora