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"¿Estás seguro? No deberías dejar a los niños con tu madre de nuevo, es mucho trabajo para ella..."

"Todo va a estar bien, regresaremos lo más pronto posible una vez terminemos con todo esto."

"Mientras ellos estén a salvo, todo estará bien. Será rápido. Acabemos de una buena vez lo que empezamos."




Minji se despertó al escuchar una suave voz llamando constantemente su nombre. Miró a la persona a su lado: era Hanni, sosteniendo un helado en su mano.

— ¿Qué hora es? —preguntó Minji, frotándose los ojos y tratando de ubicarse.

Hanni sonrió y respondió. — Van a ser las dos y media de la tarde, y casi tenemos que volver a clases.

Minji suspiró, lo que llamó la atención de Hanni. — ¿Descansaste bien?

— Tuve el mismo sueño de siempre, sobre mis padres, pero esta vez fue como un recuerdo de una conversación incompleta. —respondió Minji.


— Oh, ya veo. — respondió antes de comenzar a disfrutar su helado.

Minji miró con curiosidad el helado de Hanni. — ¿De que sabor es?

— Es de menta. — respondió la menor.

— ¿Puedo probar?

Hanni, divertida, extendió el helado hacia ella. — Claro, toma.

Minji probó un poco y, al sentir el sabor, hizo una mueca de disgusto, provocando una risa en Hanni. — Definitivamente a partir de ahora voy a odiar este sabor desagradable. — declaró Minji en tono molesto. Sacó una botella de agua de su bolso y bebió un poco para tratar de eliminar el sabor a menta.

Hanni, entre risas, decidió divertirse un poco más. Con el dedo embarrado de helado, se acercó a Minji y, juguetonamente, le puso un poco de helado en la nariz.

— Hey. —  se quejó la mayor. Entre risas, Minji se limpió la nariz con la manga de su suéter, mientras Hanni terminaba su helado. 

En ese momento, una repentina corriente de frío las golpeó, especialmente a Hanni, que no llevaba nada para abrigarse.

Minji notó el escalofrío de Hanni y, levantándose rápidamente, bajó el cierre de su suéter. Hanni la miró sorprendida.

— Te daré mi suéter para que no te enfermes. — dijo Minji con preocupación.

— No, no puedo aceptarlo. Si no, serás tú quien se enferme. — respondió Hanni, negándose a tomar el suéter. 

En ese momento, a Hanni se le ocurrió una idea. Se acercó de manera sorpresiva a Minji y, con delicadeza, pasó sus manos debajo del suéter de la mayor, abrazándola para sentir el calor contrario. Un leve sonrojo se apoderó de las mejillas de Minji, quien tomó la parte exterior de su suéter y suavemente lo empujó para cubrir a Hanni.

Una cálida sonrisa se dibujó en el rostro de Hanni mientras descansaba su cabeza en el pecho de Minji. — ¿Ves? De esta manera, ninguna de las dos pasará frío. — comentó. Minji asintió con timidez. 


Un carraspeo masculino sorprendió a ambas chicas, que dirigieron su mirada hacia la puerta del tejado. Era el mismo conserje que hacía meses había atrapado a Minji en ese lugar. Ahora las observaba con una expresión cansada e irritada.

Among The Cobwebs [Bbangsaz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora