Among The Cobwebs [Bbangsaz]

12; dark side

Minji notó el sonido de la puerta principal, indicando que su abuela o hermano probablemente habían llegado a casa. Se separó de Hanni, acercándose a la puerta de su habitación. — Ven, quiero que conozcas a mi familia. 

Hanni asintió, ambas caminaron hacia la sala de estar, donde la abuela de Minji yacía sentada en el sofá tomando un pequeño descanso.

— Abuela. —llamó Minji, captando la atención de la mujer mayor, quien estaba sentada en el sofá descansando. La abuela de Minji volteó hacia ellas y sonrió al verlas. Se levantó y se acercó a Hanni, tomando su mano con ternura.

— Hola, cariño. ¿Eres una amiga de Minji, verdad? Eres muy linda. —saludó la abuela con una sonrisa cálida.

Hanni devolvió la sonrisa de manera gentil. — Gracias. —agradeció con amabilidad, inclinando un poco la cabeza. — Se podría decir que sí...

La abuela miró a ambas chicas con preocupación. — ¿Ya han comido? ¿Quieren que les prepare algo? —preguntó.

Minji negó con la cabeza. — No te preocupes, abuela, tú debes estar cansada. Yo prepararé algo. — se ofreció.

— ¡Yo te ayudaré! —se adelantó Hanni, mostrando su disposición para colaborar en la cocina.

La abuela asintió y se sentó en la mesa de la cocina, observando a ambas chicas con cariño.

Minji se volvió hacia Hanni. — Voy a cambiarme, si quieres, te puedo prestar ropa. Quizás te quede un poco grande, pero es lo que tengo —ofreció.

Hanni asintió. — Está bien, no te preocupes. Además, no creo que regrese temprano a casa, si no te molesta.

— Por supuesto que no, quédate el tiempo que quieras. —respondió Minji con una sonrisa.

Minji fue a su habitación de nuevo. Abrió su armario y comenzó a seleccionar algunas prendas para Hanni. Mientras elegía la ropa, se sorprendió al ver su traje de super expuesto, reaccionando rápidamente, metiéndolo por donde no lo viera ni Dios.

Hanni entró a la habitación y notó a Minji algo nerviosa. — ¿Qué pasa? —preguntó, curiosa.

— Nada, nada —respondió Minji rápidamente, tratando de disimular su sorpresa.

Minji extendió varias prendas en su cama para que Hanni eligiera, incluyendo algunos pantalones cortos que solía usar antes y había olvidado sacar para donar.

— Esto es una talla más grande que la mía, y aun así se ven enormes. —comentó Hanni, estirando una de las prendas entre sus manos.

Minji se rascó la cabeza avergonzada. — Es que ya no me quedaba mi ropa anterior, así que tuve que cambiar todo mi armario. —explicó.

— ¿Y eso por qué? —preguntó Hanni mientras se quitaba la corbata y desabotonaba su camisa.

Minji hizo una pausa breve. — Ingresé al gimnasio y aumenté un poco de masa corporal. —respondió finalmente. 

Mentira.

Hanni se detuvo por un momento, reflexionando. Recordó el primer día que conoció a Minji y ahora, tras haber pasado tiempo juntas, notó algunos cambios físicos en ella. Aunque no lo había considerado detenidamente hasta ese momento.

— ¿Agarraste músculo? —preguntó de repente, tomando por sorpresa a Minji. 

— Uh...¿sí?, creo. No le he prestado atención sinceramente. — la mayor ladeó la cabeza, confundida por la pregunta inesperada. 

— A ver.