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Minji suspiró con nerviosismo mientras esperaba a Hanni a las afueras de su universidad. Habían pasado unos 20 minutos y aún no aparecía la joven CEO. Eran alrededor de las 2 de la tarde y su bloque de clases ya debería haber terminado.

Ese día no había empezado bien. Los mensajes de su abuela insistían en que regresara a casa, le habían reducido el salario debido a faltas injustificadas y lo más extraño era esa debilidad física, como si toda su resistencia hubiera desaparecido de repente. Era una sensación extraña. 

Minji observó sus manos, aún mostrando los tenues hoyuelos en sus muñecas. No podía concebir una vida sin sus habilidades especiales. Aunque se sentía incómoda por ello, se había acostumbrado a vivir con estas habilidades, formando una parte inamovible de sí misma.

Alzó la mirada al escuchar risas provenientes de la entrada del lugar. Allí estaba Hanni, acompañada por su grupo de amigos. La escena logró dibujar una pequeña sonrisa en el rostro de Minji.


Con un suspiro profundo, Minji reunió valor y decidió acercarse.


— ¿Vas a la actividad del viernes de la otra semana? —preguntó uno de los amigos de Hanni.

Hanni negó con la cabeza. — No suelo ir mucho a ese tipo de eventos, no es mi ambiente. Además, las cosas en casa están muy complicadas, así que... no sé cómo estarán las cosas para entonces.

— Encerrarte solo empeorará las cosas, bonita. Si cambias de opinión, avísanos, ¿vale?

La menor asintió, pero de repente su mirada se dirigió hacia Minji, quien estaba parada esperando el momento oportuno para hablar con ella cuando estuviera libre del grupo de amigos.

— Minji... —Hanni se detuvo cuando notó la presencia de la mayor.

— ¿Podemos hablar...? —pidió la mayor.

Hanni se sentía herida. Desde su última conversación, no había logrado ponerse en contacto con Minji, ya que esta había estado ignorando sus llamadas. Tenerla de frente después de todo eso era como insertar otra espina.

A pesar de ello, Hanni creía en la importancia de escuchar a los demás, incluso si no esperaba mucho de la conversación.

— Está bien... Los veo después, chicos —se despidió de sus amigos y se apartaron un poco para hablar.


Una vez estuvieron lo suficientemente apartados de otras personas, Minji tomó la iniciativa para hablar.

— Yo... quería disculparme. He sido una idiota, no debí hablarte de esa manera ese día, y mucho menos dejarte, lo siento mucho... —Minji hizo una reverencia, mostrando su arrepentimiento. Hanni la observó, su rostro expresaba tristeza ante las palabras de Minji—. No sé si sea suficiente, pero estoy dispuesta a hacer lo que desees con tal de que estemos bien de nuevo.

Las últimas palabras fueron como una soga al cuello, una confesión que le costó expresar pero que brotó de la culpa y el anhelo de reparar lo que se había roto. Ver los ojos de Hanni llenos de dolor era insoportable para Minji.

— Sabes... pueden ser esos pensamientos cuando uno se encuentra resentido o triste. Uno no piensa correctamente cuando se tiene un subidón de emociones... Pero realmente dudé de tus sentimientos. ¿Cómo desechas tan fácilmente a una persona a la que se supone que "amas"? Minji, hemos pasado por muchas cosas, siempre te esperé, te ayudé, y... aunque todo fue mi voluntad, duele mucho. Duele mucho cuando la otra persona muestra que no le importa, ni siquiera lo habla antes de tomar decisiones al respecto —Hanni se esforzaba por mantenerse firme, pero su voz delataba el quiebre emocional que estaba teniendo en ese momento

Among The Cobwebs [Bbangsaz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora