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Estoy aburrido

— Adiós. — Las palabras fueron lo último que resonó en la cabeza de Satoru antes de que se cerrará el sello, habíasido derrotado, en ello también todos esos recuerdos habían vuelto a su memoria, cuánto tiempo los tuvo resguardos, su mayor tesoro, Suguru.

Su cuerpo comenzó a sentirse helado, sabía que ello era parte de la maldición que estaba atandolo pero aún no podía procesar el hecho de ser vencido, él era el más fuerte. Su mente se encontraba en un combate que parecía no tener fin, los hechos se amontonaban uno tras otro, su cuerpo encerrado en aquella sucesión ya no había nada, cerró sus ojos dejándose guiar por las tinieblas del sello, no serviría pelear contra este. Suspiró con desdén, su cuerpo se sentía libre y el frío que lo atormentaba cesaba, extraño pensó, respiró con tranquilidad cuando sintió como su cuerpo se posaba en algo suave, delicado. Abrió sus ojos con pereza encontrándose en un lugar diferente, era una pequeña habitación albo con muebles en matices oscuros generando una armonía en el sitio, confundido miro de nuevo el sitio, acaso su sello era un lugar relajante y decorado para sus 100 años.

— Satoru. — La voz molesta de Geto interfirió su procesamiento. — Maldición, flojo.— Maldijo mientras la silueta del fleco de este atravesaba el umbral de aquel sitio. — Necesito que te levantes llegarás tarde. — el cuerpo de Gojo se paralizó mientras sus ojos parpadeando sin parar para ver si aquello era otra alucionación.
— ¿Suguru?— Lo llamó con duda ante los acontecimientos. — De verdad eres tú.— Necesitaba saber que estaba ocurriendo, sus manos se aferraban con fuerza a las sábanas de aquella desconocida cama, delimitando sus ganas de salir directo al cuerpo del contrario.
— ¿Cuánto tomaste ayer? — Cuestiono con diversión. — Última vez que sales de fiesta con tus amigos. — Necesito que vayas por mis hermanas, así que levántate, te dejare el desayuno, amor. — Al finalizar sus palabras lanzo un beso al aire directo al albino y salió de la habitación con rapidez.

Satoru se mantuvo estático, al parecer aquello era una broma, o esto era una alucionación, confundido era poco para referirse a ello, mantuvo su calma y levantándose de la cama entendería que era ese mundo.

son solo retazos de historia inconclusa de JJk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora