— Es absurdo. — Replicó Megumi, su mirada vigilante y expectante de su compañero que parecía ignorar lo que sucedía a su alrededor, perdido en aquel pastelillos que Gojosensei había traído para él. — Ridículo. — Reafirmó su postura.
Nobara reía con sutileza por como su compañero negaba con tanto entusiasmo sus propios sentimientos, no era un secreto como el usuario de las sombras profesaba una atención inusual en Itadori, inclusive Nanami había notado aquel sentimiento, todos sabían que Fushiguro estaba enamorado del idiota de Yuuji, excepto ellos dos. — Vamos, vamos, no importa que hagamos siempre lo haces pensando en él.— Dijo con burla y saña, la castaña había apostado con Maki sobre cómo se enteraría el azabache de su propio amor.
— No digas ridiculeces. — Agregó, bufó con desdén, cruzando sus brazos, las ideas se aglutinaban y lo asfixiaban ¿Era real lo que Nobara decía? Admitía que Itadori siempre era su prioridad, pero era por seguridad, el chiquillo no sabía distinguir entre la estupidez y un acto planificado, siempre se lanzaba al ataque guiado por su brújula moral en un llamado heroísmo.ridiculo pensó, pero eso a llamarle amor, era aún más irrisorio. Porque era obvio que el no amaba a su compañero, era una amistad, una gran y bien formada amistad donde su único fin era la felicidad del chiquillo, sólo importaba él, nada más. Claro por qué así funcionaban las amistades? Nunca antes había tenido unas, así que era común, lo más común era querer tener cerca a esa persona, tomar su mano con cariño y juntar sus labios.... El pensamiento fugaz golpeó directamente el ser de Megumi, eso no era ser amigos¿ O si? Sus cejas se curvearon, molesto, irritado ante sus propios pensamientos, divagando en lo que acababa de fantasear, en Yuuji y el en un beso, claro que no, no podría haber un beso sin una cita, sin duda sería en un restaurante porque a Itadori le gusta comer....Un colapso más se generó, un corto circuito, estaba fantaseando con su compañero hechicero, sí, la respuesta era que si, perplejo ante sus propias circunstancias.Nobara no podía detener sus carcajadas ante el comportamiento inusual del más sensato de los tres, la voz de la razón comenzaba a colapsar, sin duda había ganado su apuesta y con ello compraría un par de conjuntos para su próxima salida a la ciudad. El rostro de revelación era una fantasía para la chica, degustaba cada fracción y mueva que Megumi realizaba ante su situación, ella no podía evitar divertirse, aquello tenía que ser grabado para la posteridad, claro también para Maki y Toge que pagarían muy bien por ello, saco su teléfono con rapidez, activando la cámara y enfocando el rostro de su compañero comenzó con la grabación.
— Baja eso. — La torpe y atropellada voz de Megumi ordenó, mientras su rostro se tenía de Carmín, estaba vulnerable y expuesto a su situación sentimental ante sus deseos de poder besar a Yuuji, tener todo de aquel chiquillo que solo tenía ojos para todo lo que se pudiera comer, en aquel tor?e y endulgente personalidad que cautivaba a todos, los que se habían aproximado, Nobara ignoró la orden o talvez si es una plegaria, en se punto ya nada importaba.
Itadori terminó de comer aquel pastelillos de fresas que el usuario del infinito había otorgado con tanto cariño, cubierto de restos de crema sobre sus labios, sus ojos examinaron a sus compañeros, sonriendo se aproximó, relajado levanto la mano en un saludo casual, ajeno a los sucesos que parecían llevar en colapso al azabache. — ¿De qué se divierten?— cuestionó; quería integrarse a lo que sucedía. — Cuéntenme el chis...— Fue interrumpido por una voz grave, molesta y petulante.
— Mocoso. — Las miradas de los hechiceros fueron directo al origen del sonido, encontrándose con el gemelo mayor de Itadori, Sukuna.
— Hablando del diablo. — Murmullo con desprecio Nobara.
— Sukunii. — La voz animada del cabello sakura, era el único en alegrarse de la existencia de un ser tan nefasto.
— Mocoso. —La voz retumbó de nuevo, tan profunda, sensata. Ambos gemelos eran diferentes, dos polos opuestos, muchos dudaban que hubieran sido criados juntos, mientras Yuuji era como un pastelillo esponjoso, lleno de aprensión y amabilidad, Sukuna era, ante todos menos Yuuji, un ser petulante y maldito. Lleno de irá a la sociedad, a todos. Sin embargo el menor de los gemelos abogaba por él de una manera desesperada, dependiente de su hermano que ante la vista de todos, especial de Megumi, un ser despreciable que abusaba del cariño incondicional de su hermano
— Sukunii.— No hizo más que saltar a los brazos de su hermano, el cual lo recibió con un dulce y cariñoso abrazo, algo que sólo Yuuji era capaz de presenciar, el terror que Sukuna generaba a todos parecía desaparecer detrás de un velo al estar en presencia de su hermano, el renacido Sukuna tenía una debilidad y era su suave hermano menor. Los dedos de Sukuna jugaron acariciando en círculos la cintura de Yuuji, acariciando de manera un poco erótica, clavando sus uñas lo suficiente para aún así dejar marca en la piel, debajo del uniforme, cosa que el solecito parecía nunca entender, este se mantenía colgado del cuello del mayor en su abrazo, como un pequeño y travieso felino aferrado a su presa.
— Mocoso estás lleno de crema, ¿qué estabas haciendo? — Regañó con dulzura el mayor llevando sus labios en un voraz y necesitado beso limpiando con su lengua los restos del pastelito, la intención principal es que los presentes vieran su dominio sobre Yuuji, que supieran a quien le pertenecía y sus juegos tontos no podrían arrebatarle algo que desde niño marco como su propiedad, ni sus padres pudieron arrebatarle a Yuuji, él se los quitó de sus frías y muertas manos.
— Lindo, Yuuji. — Su mirada se clavó sobre Megumi, como una advertencia de su lugar. — Siempre me pones duro, necesito que te encargues de ello. — Susurró con necesidad mientras fantaseaba con ello, siempre que iba a alguna misión y su hermano tenía que quedarse en la escuela, su cabeza sólo podía generar escenarios pornográficos en los cuales su hermano lo recibía gimiendo y sumiso. — Estoy duro.— Afirmó, Nobara y Megumi cambiaron su rostro a asco, no necesitaban saber las necesidades de Sukuna pero sin mas que decir tomó a Yuuji entre sus brazos levantando el cuerpo del más pequeño en un solo movimiento y cargándolo en forma nupcial se retiró a los dormitorios sin importar dejar a los hechiceros sobrantes.— Ay, no, ya perdí mi apuesta, ves maldito te hubieras declarado antes. — Balbuceó Nobara irritada ante el camino que tomó la situación.
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son solo retazos de historia inconclusa de JJk
أدب الهواةmuchas historias pausadas, realmente tengo mucho Sukuita y Satosugu suelto en mis notas. puedes venir y leerlo, intentaré escribir algunas conclusiones.