¿Cómo pudiste ganarle?

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Me he meditado a menudo sobre la muerte y encuentro que es el menor de todos los males. Francis Bacon

Cuan terrible puede ser la vida, bromista y cruel, cuánto más tenía que sufrir, un destino marcado del cual no se puede escapar, ni la muerte le es permitida, no hay opciones, ni decisiones, porque todo su mundo gira ante las órdenes de Sukuna.

Yuji tragó saliva, aquella imagen sería difícil de olvidar, se había impregnado en lo más recóndito de su mente, cada muerte era un trauma para el niño, pero la perdida de Gojo, del ser más fuerte que le prometió salvarle de la maldición que lo atormentaba, ya no había más caminos, todos llegaban a lo mismo, la victoria del ser infernal.

— Yuji.— La voz gutural de la maldición atacó la audición del hechicero, herido y perplejo no podía huir. — Oh! No me digas que estás dolido por la muerte de ese fastidio de hechicero. — Burlón atacó al duelo que estaba sucediendo en el subconsciente de su ex recipientes, conocía a su niño, cada mueca podía leerla como si de un viejo pergamino se tratase. — Eres tan estúpido. — Atacó; Sukuna había planeado cada movimientos desde que entendió su atadura con Itadori, tal vez él sólo fue un pion de un juego complejo pero, ante todo, supo jugar sus cartas a su conveniencia.

— ¿Cómo pudiste ganarle? — Las palabras torpes salieron de los labios sangrantes del niño, aún estaba confundido, necesitaba un poco de apoyo, pero la soledad hacía eco, la muerte había asolado a sus compañeros, no había nadie.

— ¿No deberías llorar por un perro* como él, menos tú, mi querida esposa. — El rey de las maldiciones menciono con un tono ascendente. — Deberías entender que solo era una rata molesta. — Suspiro con asco, la reacción que daba su propiedad era repugnante.

Sukuna había despertado en el cuerpo de un niño actual, Itadori Yuji, al principio era lo más bajo que un ser como él pudiera encontrar, mediante los ojos del menor comenzó a conocer este mundo, y en sus preguntas casuales este le respondía sus dudas sobre el nuevo mundo. Su vasija había sido un ser diferente, parecía no temerle, inclusive en las noches de insomnio podían hablar durante horas, aquello había creado un lazo que fue fortalecido con la atadura que realizó. Para Sukuna el estar dentro de Yuji se había convertido en una zona confortable, pero su estadía podía escuchar con facilidad los sentimientos de Yuji. Entre sus Miles de escuchas activas pudo entender que su vasija contenía sentimientos hacia su compañero azabache, pero no de camareria, sino romántico. Esto lo había hecho enfurecer, su propiedad había decidido querer a otro ser inferior, cuando su magnificencia se encontraba en su adentro.

Aquel deshonor no sería perdonado, nunca, porque Itadori Yuji no sólo era su propiedad, fue creado para su ser, su satisfacción y sus necesidades, si el deseaba tomarlo y usar el poder de vientre maldito en él, anudando y dejando sus cachorros en su interior, Yuji lo tomaría con gusto, pero no, este ser despreciable había aparecido para tomar lo que le pertenecía por ende Ryomen sería más conciso, tomando el cuerpo de Megumi, poseyendolo y exterminando cualquier rastro de conciencia, si Yuji amaba al chico, Sukuna tomaría su cuerpo para tomar a su esposa.

Su plan fue rápido y certero, había tomado el control del cuerpo de Megumi, este era su premio para que su niño Yuji lo amara, como sentía por su compañero, después mataría a los hechicero que estuvieran en su contra, desequilibrar el mundo Jujutsu y con ello volver a ser el amo de Japón, junto con su Reina Itadori y tener sus crías que dominarían los demás territorios adyacentes. Una eternidad de oscuridad, sangre y crueldad volvería a la tierra, su tiranía brillaría pero está vez no estaría solo, tendría a su preciada esposa Itadori.

Poco a poco su cuerpo se aproximó al tambaleante y aún congelado cuerpo del pelirosa, con un apretón tomo su mano y aproximando el cuerpo de este, que aún se encontraba débil por la pelea anterior, pudo dominarlo sin objeción. — Mi amada esposa, este mundo está esperando inclinarse ante nosotros. — Murmulló con desdén mientras su labios sellaban los contrarios en un sorpresivo y violento beso, ya nadie podría arrebatarle su propiedad, había asesinado a cada uno: Jumper, Nanami, Nobara, Megumi y Gojo.

son solo retazos de historia inconclusa de JJk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora