Jungkook amaba su vida tal y como estaba, solo él y su pequeño hijo Omega.
Pero no todo puede ser paz.
Su vida toma un giro de 180 grados cuando vuelve a reencontrarse con aquel Omega rubio que en algún momento de su loca adolescente le robó el cora...
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Jimin terminaba de hacer unos postres que tenía encargado, a veces lo que no le gustaba de tener una pastelería era en este tipo de tiempo, noviembre, diciembre y enero era los meses más cargados de año, siempre le ordenaba cantidades de postres y más, así que si tiempo era muy limitado.
Aún así se y encargaba de que todos sus postres quedarán deliciosos.
Ahora, preparaba el pedido de Jeongin, el era un Omega que conoció el día anterior, sin duda un Omega precioso. Pensó en pedirle el número para pasárselo a su hijo pero lastimosamente el Omega le dijo que el y su alfa estaban de viaje así que tuvo que desistir de esa idea y es que todos los omegas bonitos que conocía tenían alfa.
Jeongin y el tuvieron una gran conexión que incluso el Omega le pidió unos postres para llevárselos a su padre, así que Jimin aceptó.
Desde el día de ayer habían estado hablando ya que Jeongin es de Corea al igual que el solo que ahora vive en Las Vegas, Jeongin se encargo de ponerlo al día con todo lo que estaba pasando en Corea y Jimin feliz de leer todo lo que el pelinegro tenía para decir.
--Papá.-Jaehyun gritó nuevamente hasta que su padre al fin puso atención.
--Perdón cariño, dime.-dijo saliendo de sus pensamientos.
--¿Piensas en algún alfa?.-dijo su hijo divertido.
--Claro.
Al alfa lo miró inseguro, sabía que Jimin no tenía interés en nadie.
--Me falta una entrega más y me iré a casa.-dijo el mejor.
Jimin asíntio entregando el pedido.
--Jeon Jeongin.-leyó Jaehyun.--¡Oh!.-dijo acordándose de aquel nombre, era el Omega bonito que había visto hace unos días atrás, sin duda era obra de la diosa luna..--Iré ahora.-dijo.
Jimin asíntio sin tomar mucha importancia, aunque más adelante traería problemas.
