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Tony pensaría que los días que llevaba escuchando el pitido infernal de las máquinas de la bahía médica habrían bastado para acostumbrarlo, pero seguía molestándole como el primer día

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Tony pensaría que los días que llevaba escuchando el pitido infernal de las máquinas de la bahía médica habrían bastado para acostumbrarlo, pero seguía molestándole como el primer día.

Y había pasado un buen número de horas allí dentro. La mayoría mientras Loki permanecía dormido o aturdido por su dosis de drogas, que era mucho más fácil que enfrentarlo despierto y la única opción que le quedaba cuando tampoco era capaz de rehuirlo por completo.

La culpa que le sacudió tras ver el estado del dios aún le atormentaba y cada vez era más difícil tratar de tragarla. No había olvidado los crímenes de Loki contra su planeta y nunca lo haría, pero tampoco se sentía cómodo en el papel de torturador, en especial, si tenía un hijo con la víctima. Sabía que sus compañeros de equipo no lo veían así, no era algo personal para ellos y le era fácil ver el juicio que le dedicaban cada una de sus miradas. Lo acusaban de no ser imparcial, pero ¿tan malo era que hubiera una sola persona que se preocupara por el bienestar de Loki?

Aunque todavía estaba Thor. Ninguno había contactado con el adonis rubio hasta ahora, pero tarde o temprano se enteraría y a Tony se le revolvía el estómago pensando cuánto podría complicar eso las cosas. ¿Thor seguiría preocupándose por su hermano? ¿Exigiría que Loki fuera llevado de nuevo a Asgard? ¿Y qué pasaría con el niño que ahora dormía en sus brazos? ¿Thor intentaría llevárselo también o podría quedárselo, siendo Loki el que jamás lo volvería a ver? Hardy se removió en sueños, como si pudiera adivinar en lo que estaba pensando y, aunque Tony trató de mecerlo, acabó despertando con fuertes sollozos.

Detrás de Hardy, Loki fue el siguiente en despertar. Seguía atado, pero no había vuelto a tener un ataque de pánico. Apenas unos segundos de confusión en sus ojos mientras miraba la sala en la que se encontraba, la misma desde hacía días y luego frunció el ceño al ver a Tony, tratando de calmar a su hijo sin éxito. No era la primera vez que descubría al vengador vigilándolo mientras dormía y aunque detestara el hecho y preferiría que lo destriparan antes que reconocerlo para sí mismo, su cuerpo se sentía más seguro con él al lado. Más que sólo en una celda o en la presencia de otros vengadores, al menos.

—Una mano, princesa, no hagas que me arrepienta.

Loki no lo entendió, culpaba a los tranquilizantes que estaba recibiendo a diario y volvían a su cerebro somnoliento y pesado. Incluso cuando Tony liberó una de sus muñecas de las esposas, la del brazo que no estaba siendo atravesado por cables, y puso al niño encima tardó en entender. Hardy dejó de llorar, con los ojos abiertos al sentir a su madre tomándolo en brazos por primera vez en mucho tiempo, aunque había sido casi por acto reflejo.

Tony quería reír, y aunque lo hizo en silencio para no enturbiar el ambiente, su sonrisa llegó a sus ojos. El niño podía parecerse más a él, pero ahora mismo, Hardy y Loki lucían la misma expresión aturdida mientras se miraban sin saber bien que hacer. Loki rompió esa pausa, abrazando al niño hasta casi fundirse con él, oliendo de nuevo su cabello y besando sus mejillas. Ni siquiera le importó lo vergonzoso que resultaba que Stark estuviera allí mirando, en ese momento, el resto del mundo podría arder sin que a él le importara.

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