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OMNISCIENTE—

Habían pasado dos semanas en las cuales Manjiro estuvo intentando tantas maneras de buscar contacto con algún familiar de Mirai, pero le era imposible conseguirlo. Su único oportunidad eran sus padrinos, que residen en Hanmamatsu. Había convencido a Shinichiro de traerlo a este lugar, quien para su buena suerte no lo veía como algo sospechoso viniendo de un niño de 6 años.

Se detuvieron en la entrada de un residencial y dieron sus nombres para que así los dejaran pasar, al llegar a la casa que Manjiro conocía perfectamente este le pidió a Shinichiro que lo esperara en la moto mientras que él investiga un poco sobre Mirai.

Suelta un leve suspiro y toca el timbre. Sus manos temblaban, incluso sentía sus piernas flaquear del pánico, ¿por qué tenía miedo de hablar con aquellos adultos? No le harían daño y lo sabía. Al cabo de unos 5 minutos la puerta se abrió, dejando a la vista a una mujer pelinegra, con obvios rasgos asiáticos, quien traía una expresión seria en su rostro, pero al ver al pequeño Manjiro su expresión cambió a una carismática y preocupada.

¿Se habría perdido? Pensó la mujer y después se agachó para ver al pequeño.

—¿Y tus padres? — pregunta con evidente preocupación, buscando al, o los acompañantes del pequeño, topandose con Shinichiro, así se relajó un poco—. ¿Él viene contigo? — Manjiro asintió—. De acuerdo... — sonrió—. ¿Puedo saber el porque un tierno niño ha venido a hogar?

Manjiro miró a Shinichiro, quien estaba fumando mientras escuchaba música. Poca atención le estaba poniendo a su pequeño hermano en el momento.

El pequeño rubio regresa su vista y atención a la mayor y suspira con algo de nervios para después poder hablar sobre la razón por la que estaba ahí, frente a ella, siendo un pequeño niño sin sentido de nada. Se estaba arrepintiendo en ese preciso momento.

—Esto... ¿Mirai está aquí? —miró con nerviosismo a la mayor y esta lo mira con confusión.

—¿De dónde conoces a mi pequeña ahijada? —pregunta. Manjiro se tensó y solo suspira.

—Ella... Bueno... ¡Ella es mi amiga! —soltó de golpe, aunque sus palabras si le habían dolido un poco.

Ella no era y nunca fué su amiga, ni lo sería, de eso estaba seguro. Mirai era más que la palabra "amistad" el bien lo sabía.

La mayor dudo por unos segundos y luego suspiró, su sonrisa no desaparecio en ningún momento, pero aún así estaba preocupada, su pequeña ahijada tenía tan solo 3 años, ¿cómo este pequeño la conocía? Eso le causaba cierto temor y dudar, pero él era tal solo un niño, muy tierno para su gusto.

—Bueno... Ella no se encuentra aquí, vive en Australia. — ríe—. Dudo que venga para estas fechas pequeño.

Manjiro asintió con algo de tristeza y solo hizo una leve reverencia y se retiró. Se acercó a Shinichiro y este se quitó los audífonos para prestarle atención a su pequeño hermano quien se había puesto a llorar apenas llegó a él.

Shinichiro miró con pánico a su hermano y lo tomó en brazos para callarlo, le extrañaba el hecho que se pusiera a llorar de la nada, a menos que la señora le haya hecho algo, aunque lo dudaba.

—¡La extraño mucho! — expresó Manjiro con dolor en sus palabras, recordando esa vez que la tuvo en sus brazos, muerta, su cuerpo frío y herido, asesinada de la misma manera que su hermano en el futuro moriría. Lo impedirá a toda costa.

El pelinegro miró confundido a su hermano ¿extrañarla? ¿a quién? Ya estaba delirando.

—¿A quién extrañas? — preguntó, aún confundido. Manjiro simplemente secó sus lágrimas y se subió a la moto, dejando a su hermano mayor con la gran duda.

De verdad que su hermano lo logró confundir. No entendía a los niños, era eso.

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MANJIRO—

No estaba ahí, perdí mi única oportunidad de poder encontrarla, pero hace dos semanas que fuí a Hanmamatsu para ver a la madrina de Mirai y tener la fé que se encontraba ahí, pero me equivoque, siempre lo hacía, incluso siendo un estúpido niño patético. Esto no ayudaba en nada.

Después de terminar las clases en el Dojo salí un rato de casa para así ir hacía el parque qué quedaba cerca de casa, quería distraer mi mente con cosas que le gustan a los niños tontos como lo era ahora, columpios, toboganes y pasamanos, cosas aburridas que en mi vida anterior hice y ahora siendo un adulto atrapado en el cuerpo de un niño me parecía patético. Maldita maldición.

Caminé sin rumbo alguno después de jugar en el parque solo con la soledad, quise ir a caminar por Shibuya hasta que me detuve en el semáforo, ya que este estaba en rojo. Esperé por unos minutos, no llevé la cuenta de ellos al ver a la pequeña niña al otro lado de la calle, era ella.

—Mirai...

Mi respiración se aceleró y sentí mis ojos acuarse, estaba frente a mí, la mujer que amaba más que mi vida, esa qué alguna vez me dió una familia, me hizo feliz, estaba ahí.

El amor de una mujer que alguna vez perdí.

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Instagram: shim_z

Fin del capítulo
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Gracias por leer hasta acá, nos vemos en el próximo capítulo
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~Smailer-Shimura

𝑊𝑟𝑖𝑡𝑡𝑒𝑟: 𝑆𝑘𝑎𝑟𝑙𝑒𝑛𝑡ℎシ︎

REENCUENTRO DEL DESTINO | 𝑴𝒂𝒏𝒋𝒊𝒓𝒐 𝑺𝒂𝒏𝒐 [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora