▪️La Decisión Del Rey▪️

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Capítulo 12.

La familia junto con el señor Ruiz pasaron al salón para poder platicar amenamente.

Emilia servía las tazas de café junto con unos panecillos dulces a pedido de la madre de Elena.

Había una calidez en el lugar, Álvaro podía notar que en la familia de la Duquesa de Montenegro no faltaba el amor de familia.

Atilio acompañaba a su suegro en el sofá y las mujeres cada una en un sillón.

Álvaro no habría de desaprovechar la oportunidad de escuchar como el Rey Emérito relataba uno de sus momentos más dolorosos y trágicos como padre y como rey.

—Había dado la orden que dieran los últimos detalles en el decreto... Un día antes de que se programara dar mi firma y mi sello en tal papel... Elena quiso visitar a Atilio y volver a ver los hijos de él...

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En el salón del Rey...

—Voy a pedir que te lleven en el mejor carruaje, mi vida... vas escoltada... — le acarició la mejilla — así estaré un poco tranquilo.

—Gracias, papá... extrsño al Duque... hace mucho no nos vemos... desde que pasó lo que pasó...

—Lo sé, mi vida... eso me recordó a que él y yo tenemos una plática pendiente.

Los ojitos de Elena brillaron emocionados.

—No lo hagas esperar mucho, papá... él es un buen hombre... e hizo mucho por mí... y sin darme cuenta, papá, lo empecé a amar...

El Rey sonrió.

Su hija estaba enamorada. Lo podía confirmar en su mirada y en la sonrisa que expresaba al mencionar al duque de Montenegro.

—¿Te gustaría ser la futura esposa del duque?

Elena se sonrojó inmediatamente. — ¿Su esposa? — soltó una risa nerviosa — ¿Qué dices, papá? No... no creo que... ay, papá... ¿Qué cosas dices?

El Rey carcajeó.

Sin poder evitarlo, la abrazó.

—Soy un hombre que siente mucho, hija... como Rey he sido criticado por eso... pero al final esta característica mía me ha hecho llegar hasta hoy como monarca... — la miró a los ojos — te sigo viendo como mi preciada bebé... aunque seas una mujer hermosa... con una inteligencia inigualable... quisiera que te quedaras a mi lado para protegerte y saberte con bien dentro de mi propia casa... pero lo que más deseo es que encuentres felicidad, mi princesa... que formed una familia... que estudies y leas cuantos libros quieras... que seas una maravillosa esposa con el hombre que deseas amar... quien sabe si llegues a ser madre de nuevo... — sonrió.

Los ojos de Elena se cristalizaron al escuchar.

—Lo que sea... te pido que sigas adelante y sueltes ese miedo... y pude ver en los ojos de Atilio que está enamorado por ti.

—Papá...

—Lo mejor para ti, mi vida — le plantó un beso en su frente.

—Ve y prepárate... ponte más hermosa de lo que eres ... el mejor vestido... déjalo sin aliento...

—Creo que ya lo hice...

El Rey rio. —Tienes razón... tienes razón... entonces que le dé un infarto al verte más hermosa que nunca.

Elena lo acompañó en la risa. —Está bien, papá... te amo, papá...— distraídamente se fue casi corriendo para prepararse.

Pero el Rey se quedó estático llevándose una mano al corazón.

La Estrella Que Escondió Su Brillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora