▪️Un Reencuentro▪️

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Capítulo 9.

—¡Mi amor! — emocionada les miraba, y sus hijas se acercaron a saludar de beso a su madre.

—Mami, papá nos dijo que estabas aquí.

—Señor Ruiz... — sonreía — aprovecho para presentarle a mis dos hijas... ella es Mía, mi hija... cielo, el es Álvaro Ruiz, quien quiso buscarme y hacer una historia sobre mí.

Mia, que tenía el encanto de su madre, se acercó sonriente hacia Álvaro para saludarle de mano.

—Mucho gusto, señor Ruiz... supongo que mi mamá lo ha entretenido bastante bien... — sonreía mientras se sentaba a la par de Elena.

—Supone muy bien, señorita Mia. También es un gusto conocerle.

—Y ella es Luna, señor Ruiz... La menor de todos mis hijos, mi bebé.

—¡Mamá! — exclamó Luna avergonzada de que la llamara así.

Elena soltó una risita.

—Mucho gusto, señor Ruiz.

—Igualmente — por igual, Álvaro inclinó levemente su cabeza ante las hijas de la Duquesa.

—Hemos venido para ver como estabas, mi vida... ellas estaban estudiando y bajaron a preguntar por ti.

—Y papá quería verte — rodó los ojos Mia.

—Señor Ruiz, mi padre suele ser muy posesivo con mi madre, a cada rato quiere estar con ella y no separse de ella, ¿ha conocido pareja como tal en otro lado?

—Bueno, yo...

—Yo no soy posesivo — negaba rotundamente mientras se servía un whisky — solo que amo estar junto a Elena.

Elena le arqueó una ceja y cruzándose de brazos.

—Bueno, bueno... solo un poco.

Mia y Luna rieron.

—¿De que estaban hablando, mamá?

—Bueno, estaba por contarle al señor Ruiz lo que pasaría en la gran celebración de bienvenida que mis padres me dieron... el señor Ruiz ha estado escribiendo sin parar desde que comenzamos... lo admiro mucho.

Atilio le sonreía a su mujer y giró suavemente su mirada sobre Álvaro.

—Yo también lo empiezo a admirar, señor Ruiz... podemos ver lo dedicado que es.

—Gracias por su cumplido, lo aprecio muchísimo viniendo de ustedes.

—¿Podemos quedarnos a escuchar, mami? — preguntó Luna emocionada.

Elena llevó su mirada a Álvaro nuevamente y con suavidad en su voz preguntaría...

—¿No le incomoda que mi marido y mis hijas se queden a escuchar, señor Ruiz?

—Señora, señora... — sonreía — es un honor para mí... por favor, continúe.

—Muy bien... — miró a sus hijas — era un tiempo donde habían pasado tres meses desde que había llegado al palacio por primera vez y mi celebración estaba próxima... pero mi mente no concebía pensar en otra cosa que no fuera su padre... — mirando a Atilio con una sonrisa — estaba desesperada por saber si el Duque de Montenegro había aceptado la invitación de mis padres...

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Elena caminaba por los pasillos del palacio, se perdía entre estos divertidamente y también pensaba en su Sofía.

Se detuvo cuando pasó por donde sabía que el Rey pasaba su mayor tiempo libre, escondido en la biblioteca y a ella le parecía curioso dado que le recordaba al Duque.

La Estrella Que Escondió Su Brillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora