.~-*Sentimiento número 1. IRA.*-~.

213 16 5
                                    

Juan poco a poco empezaba a sentir un leve de sentimientos en sí mismo, creciendo poco a poco. No sabía qué era, pero era molesto, lo suficiente como para que saltara y rugiera -¡Qué no estoy fingiendo joder! ¿Acaso todos aquí tenéis el cerebro de un ratón? -Dijo cruzado de brazos. Ari intervino en la situación saltando en medio del pequeño semicírculo que se había formado alrededor del flotante Juan –Juan, ¿acaso ni si quiera me recuerdas a mí? -Preguntó. Nadie dijo nada.

Ante tal acción, tanto Auron, Biyin y Ibai suspiraron en cansancio. Axozer y Zorman se miraron entre sí incómodos. Spreen rodó los ojos, apartando su mirada de la "parejita". Todos sabían lo loca que estaba Ari por el mago, pero simplemente Spreen no se sentía a gusto con ello. Segundos después dijo lo obvio. -¿Qué no ves? El gafotas claramente no recuerda nada. Perfectamente podría ser un efecto secundario de la explosión, lo que a mí me sorprende es que siga vivo. -Dijo en un tono frío, aún que su corazón se encogió por unos segundos al decir aquello último.

Juan miró a la persona que tenía algo de cerebro, ahora ya podía saber más o menos que había pasado, un simple accidente. Suspiro tranquilo una vez vio que todos entraban en razón. Biyin por fin aprovechó el silencio para echar en cara eso mismo- ¡LO LLEVO TRATANDO DE DECIR HACE MEDIA HORA! -Gruño, haciendo que las débiles orejas del único híbrido en la sala se movieran para atrás.

La gente poco a poco se empezó a separar en grupos para hablar sobre aquello. Los primeros que mantuvieron la seriedad continuaron haciendo preguntas, principalmente el niño bicolor preocupado por su amigo. El científico confirmo que lo dicho por el oso era cierto, todo se debían a ciertos efectos secundarios de la explosión. Pidió amablemente que todos salieran de la sala para poder hacer un examen más profundo. Una vez todos salieron, se sentaron afuera ansiosos, volviendo con sus grupitos.

Se empezaron a oír sonidos de cosas rompiéndose, se escuchaba al científico exclamar al hechicero que bajara abajo y cosas por el estilo. Después de unos minutos, a lo mejor probablemente una hora o media, se escuchó el pestillo de la puerta abrirse.

Lo primero que pudo verse fue al científico con una cara agotada, al costado suyo, justo debajo de las costillas, en la bata podía verse un agujero que dejaba expuesta su piel. En la bata había ciertos indicios a quemadura, destacador por las puntas del agujero que estaba con un color negro y el olor que desprendía. Juan salió detrás de él. Al parecer sí que estaba agresivo el hechicero estaba agresivo. Un par de personas saltaron sorprendidos por la hostilidad que Juan mostraba contra cada uno de ellos, aun viéndose totalmente tranquilo, con el ceño levemente fruncido. Con lo poderoso que era Juan, perfectamente podría atacarlos a cada uno de ellos y dejarlo en un K.O en un simple segundo. Ni saben cómo es que el científico sobrevivió.

Contrario a todos los demás, Spreen se levantó lenta pero amenazadoramente, una mano sujeta a la empuñadura de su espada que colgaba en su espalda. -Pará wacho, ¿qué mierdas hiciste? -Dijo con enfado. En el pasado no solía ser así, pero desde que pasó aquel accidente con el profeta fue donde su oso interior pidió insistentemente la protección de sus amigos, hasta un punto donde simplemente no podía ignorarlo. Zorman se apartó de en medio, dejando que el enfrentamiento de miradas entre los dos sucediera. Todos miraban curiosos qué iba a pasar, pero Juan no era tonto. Aprovechó estar bajo amenaza. -Yo de ti no haría eso. -Dijo, con una mirada de superioridad, cosa que molestó más al oso. - ¿Qué decís vos, maguito de mierda? -gruñó

Ari Sintió como si una fuerza de atracción la arrastrara hacía en medio de los dos, quedando en las manos del hechicero. Este estaba sujetándola con una mano, levitando con las piernas cruzadas. Su mirada de clara tranquilidad sólo hacía que la ira del oso interior burbujeara con más fuerza que antes. Al parecer el de ojos esmeralda no sólo había multiplicado su poder, sino que a parte de la memoria también perdió los sentimientos de manera irónica. Todos estaban con la mirada totalmente fijada en la discusión. Nadie hizo nada menos uno en específico, que buscaba algo nervioso entre los bolsillos de su bata. Un pequeño mando cayó al suelo, frente a los pies de Spreen.

~The Forgotten Me~ IJuan CubitoIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora