~The Forgotten Me~ IJuan CubitoI

.~-*Sentimiento número 4. Atracción y Miedo. *-~.

Un nuevo día se alzaba, y con ello Juan sabía que otro nuevo sentimiento confundiría sus pensamientos. Se desperezó un poco y bostezó, acariciando su cuello. Sintió la marca en su cuello en cuanto rascó, y un extraño sentimiento se esparció por su con le dio mucha importancia, y continuó con su día. El oso seguía durmiendo después de una noche tan movidita, pues como ya sabemos tiene el horario del sueño un poco raro.

Juan entró al cuarto de Spreen lentamente y cogió su móvil para escribirle a Mariana y Mayichi, pues se estaba aburriendo un poco. Esos dos de alguna manera lograban distraerlo, no se sentía ese sentimiento de "Enfado" tan seguido durante su día, o al menos dejaba de pensar en la fea cicatriz que adornaba en su cara.

Después de hablar con Mayichi para que traiga al otro chico, Empezó a flotar para dirigirse al final de las escaleras de la oficina y así empezar a cocinar. Hoy tenía curiosidad, desde el segundo día que empezó a saber qué le "gustaba" o qué le interesaba, empezaba a llevarlo mucho mejor.

Hoy quería comer algo rico, pero como Spreen dormía, decidió aprender. Para eso estaban sus nuevos dos amigos, le enseñarían a ello.

Una vez llegaron, hablaron un poco sobre lo que buscaba hacer Juan. Sus amigos que aún no se acostumbraban a él hablar sin sentimientos del hechicero y sus poderosos nuevos poderes, trataban de al menos mantenerse cuerdos.

-Bien entonces, ¡empecemos de una vez! -Exclamó Mayichi alegremente, tratando de contagiar su ilusión a los demás mientras ondeaba la cola.

Mariana acompañó a Juan hasta la cocina, mientras Mayichi subía las escaleras. Juan ya le había comentado que Spreen estaba durmiendo tranquilamente, pero quería asegurarse de que los gritos de sus compañeros no fueran a despertarlo. Se quedó atenta a los movimientos de las personas acompañantes, siguiendo el sonido con sus delicadas y flexibles rejas felinas.

Mientras tanto, Juan, con delantal puesto y una receta en mano, comenzó a romper los huevos en un tazón, siguiendo las instrucciones de un Mariana algo confundido. Estaba calmado y entendía que los humanos, no tenían tantas habilidades de comunicación cómo él. Pero justo cuando estaba a punto de dejar caer la cáscara en el tazón, un sonido estruendoso en la radio de la cocina lo hizo saltar y, en consecuencia, una cascada de cáscara de huevo cayó por todas partes.

-¡Ay! ¡¿HAH?! - exclamó Juan, mirando la escena caótica en la cocina que ni siquiera era suya. Aún que solo se hubiera caído un huevo, todo se había convertido en una catástrofe. Su delantal se envolvió de suciedad que Juan odiaba, sus dedos estaban pegajosos y Mariana empezó a reír.

Poco sabían que Juan empezaba a tener ataques de ira, pues con rabia lanzó los otros huevos al suelo. Mariana lo miró sorprendido, dejando de reír gradualmente. Con una sonrisa se disculpó y palmeó el hombro del contrario. - Intentémoslo de nuevo, venga. - Dijo, ahora todo manchado de huevo por la huevera que Juan lanzó. Triste que él no tuviera un delantal puesto.

Mayichi oyó el estrépito desde las escaleras y corrió hacia la cocina, por alguna razón ya podía oler que Mariana lo único que hizo fue empeorarlo, pues era un culo en la cocina y explicación, algo raro ya que literalmente trabajaba en un local de pollos.

-¿Qué ha pasado aquí? - preguntó Mayichi con una risa contenida al ver el desastre.

-Tch...- balbuceó Juan con un pequeño gruñido, levemente señalando hacia el artefacto de música inofensivo. Mariana ahora volvía a tratar de acallar sus risas al ver que Mayichi no entendía. - Juan se asustó por la radio- Dijo, mientras movía una mano a su estómago y lo golpeaba para no volver a ver el hechicero enojado.

Mayichi sonrió y se acercó a Juan. Con un suspiro dijo - Tranquilo, Juan, solo fueron huevos. Podemos limpiar esto fácilmente. -

Mayichi tomó control de la situación y comenzó a explicarle a Juan la forma correcta de romper los huevos sin causar estragos. Le mostró cómo golpear suavemente el huevo contra la superficie y abrirlo con cuidado. Juan asintió, tratando de recordar cada paso.