.~-*Sentimiento número 6¿Ꝗᵾē ēꞩⱦⱥ ꝑⱥꞩⱥꞥđꝋ?*-~.

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Un nuevo día se alzaba para los ojos de Spreen, que, por primera vez se levantó antes que el hechicero. Estiró un poco los brazos.

Miró a la ventana, y al parecer un precioso día de alzaba. Un pequeño cosquilleo apareció por su cuello, y sin poder evitarlo, volvió su mirada al hechicero que dormía sobre su colchón, sintió como un ronroneo casi se le escapa. Eso no era normal, era vergonzoso incluso. Todo rojo, se comenzó a levantar de la cara con cuidado de no despertar al hechicero mientras trataba de aclarar su mente.

Bajó las escaleras para empezar a preparar el desayuno, con calma. No podía evitar sentirse satisfecho, pues... Bueno... Un ronroneo de felicidad se escapó de sus labios, atontado mientras veía a la nada.

Pero repentinamente un grito dañó sus sensibles orejas, haciendo que se llevara las manos a estas mismas para calmar su dolor. Apagó el fuego de la cocina y subió las escaleras algo enojado, pues realmente le dolió. Abrió la puerta algo brusco y gruñó. - ¿Qué mierda haces boludito?- Buscando con la mirada a Juan, que al parecer no estaba en la cama.

Toda la sangre se le fue cuando vio a Juan en una esquina, hecho una bola mientras se retorcía y glitcheaba contra la pared. - ¡Agh!- Juan se agarró la cabeza mientras trataba de alguna manera sacarse el dolor o las voces que escuchaba. Spreen corrió hacía él preocupado. Mala idea.

Juan veía todo borroso y no pudo reconocer quien era. Pudo sentir como aquella sombra o cosa lo cogió y trató de llevarlo a algún lado, pero simplemente no. -¡¿Quién es?! ¡Aléjate!- Trató de zafarse, y al ver que no pudo, una fuerte explosión empujó a ambos a cada lado de la habitación. Spreen se golpeó contra el armario, mientras que Juan se dio en la cabeza contra la ventana, rompiéndola. Se desmayó en ese mismo instante mientras cristales caían detrás suyo.

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Una luz quemó toda su vista. Se llevó sus brazos para taparse, pero un dolor extrañamente familiar y punzante le dio la bienvenida. -¿Qué diablos?...- Al ver que no se podría moverse cómodamente, sus ojos volvieron a brillar con intensidad sólo para que esta y segundos después se apagara.

Escuchó la puerta abrirse y su mirada se dirigio a la persona que aparecía entre estas, recolocándose sus característicos lentes verdes. - ¿Zorman? -Juan alzó su voz, algo rota, como si no hubiera hablado con una voz tan aguda durante mucho tiempo. - ¿Qué pasó? - Preguntó, acomodándose en la cama para quedar sentado. Una ráfaga de viento entró por la ventana, haciendo que un escalofrio pasara por todo su cuerpo apenas adornado con una bata de hospital.

La corriente cerró la puerta de un golpe sordo y provocó que todo el lugar temblara. Unas chispas de la lampara saltaron, y la pequeña cabaña de madera ya se estaba incendiando por todas partes. Zorman apenas acababa de entrar a la habitación y ya veía puro caos. - Juan por dios, ¿¡Pero qué está pasando?! -Gruñó, saltando de un lado a otro para no quemarse mientras la alarma de incendios los empapaba a ambos en el momento. Juan respondió con voz chillona. -¡Esto te pasa por no cerrar las puertas científico sin licenciado! - El agua logró apagar todo el fuego finalmente después de unos gritos y culpas más.

Zorman se acercó mientras murmuraba pequeñas maldiciones bajo su aliento. -Juan, ¿ya despertaste? -Juan frunció el ceño mirando al contrario con una cara inentendible. Decidió que lo mejor sería lo siguiente; -No, sigo en mi sueño comiendo pastel en un mundo de Yupi. - Gruñó Irónicamente. Un fuerte dolor de cabeza lo atacó y llevó sus manos a la cabeza, activando levemente la luz en sus ojos. Vio como Zorman se alteraba un poco, pero no podía pensar en qué le pasaba ahora ya que el dolor le dejaba sin neuronas al parecer.

~The Forgotten Me~ IJuan CubitoIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora