.~-*Sentimiento número 5. Lujuria y Vergüenza. *-~.

113 12 20
                                    

Se sacó el delantal de una buena vez, dejando todo su torso expuesto. Juan que no estaba prestando mucha atención hasta el momento, no puedo evitar que se mirada viajara por todo él. << ¿Qué demonios? ¿En qué estoy pensando?>> Este se sacudió la cabeza, tratando de apartar la vista de una vez por todas.

-Bueno wacho, me voy a poner la camisa de una buena vez. - Dijo, sin realmente reaccionar a las tonterías que estaba haciendo el contrario. No fue hasta que dio unos cuantos pasos que escuchó un "¡Plash!" detrás suyo, exactamente en la dirección de Juan. Se giró tan rápido como su cuerpo lo permitió, y se encontró al mago con una mano en cada mejilla. - Pará, ¿te acabás de dar un golpe maguito de mierda? - Preguntó Spreen, volviendo atrás en sus pasos. - ¿Estás bien, boludo? -Preguntó, algo confundido por su extraña acción. Tenía la marca de sus manos en cada lado, bien rojas por el golpe.

Pudo ver como un leve sonrojo subía por las mejillas del hechicero. Extraño. <<¿Este estúpido me está confundiendo un buen hoy...>> Suspiró algo pesado, cansado de tener que hacer de niñera. Decidió seguir la mirada del contrario y pudo encontrarse su propio torso. De nuevo. No pudo evitar que su pequeña cola diera un vuelco, pues por alguna razón Spreen se sentía contento.

Habló en alto. -¿Acaso te gusta lo que ves, maguito? – Provocó. Juan sentía algo extraño en su corazón, no le gustaba este nuevo sentimiento, es decir, sí. No podía evitar querer mirar más del oso, pero por otra parte había otra cosa que le molestaba sobre que él se hubiera dado cuenta. Sentía su cara arder, y por reacción instintiva, se llevó las manos a la cara de manera torpe. -Cállate, oso estúpido...- Su voz salió temblorosa y podía sentir como una corriente atravesaba todo su cuerpo, directo hacia una zona en específico.

Spreen se rio divertido y de una manera ágil colocó sus manos a ambos lados del hechicero. Acercó su cabeza hasta el lugar entre su cuello y hombro, y no pudo evitar aspirar ese increíble aroma que desprendía constantemente. -¡Wahh...~! - Juan soltó repentinamente, pues una sensación de miedo y...Vergüenza supuso, se apoderó de él en tan solo unos pocos segundos. El híbrido se puso entre sus piernas y continuó aprovechando lo cerca que estaba para disfrutar a través de su gran olfato.

Juan separó los dedos suavemente, sintiendo que nada malo le iba a pasar y que solo estaba pegado a su cuello, sin hacer mucho escándalo. Tenía los ojos cerrados, y sinceramente, se veía hermoso <<Puto oso>>. Una vez sus músculos se destensaron apoyó su cabeza contra la pared detrás suyo, dejando que su cuerpo se relajara. No fue hasta que sintió como el oso comenzó a lamer su nuca que un escalofrío por todo su cuerpo le hizo arquear su espalda. - ¡B-basta! - Pidió el hechicero para segundos después explotar media cocina por la repentina aparición de sus poderes nuevamente.

El oso salió volando hasta que su espalda dio contra la pared contraria. Se quedó sin aire por unos segundos y alzó la cabeza, volvía a tener la mente clara nuevamente. Vio cómo Juan estaba medio asustado con una erección aún presente, tratando de ocultarse vergonzosamente. - P-perdón. - Dijo Juan, aun que no pareciera muy arrepentido. -Me duele...- Murmuró. Spreen suspiró derrotado.

Se dio un par de golpes mentales y pensó <<Te lo has de tomar con calma Spreen, este Juan es demasiado inocente como para saber de qué trata todo esto...>>. Se levantó del suelo y caminó cuidadosamente hacía Juan, sin querer que este vuelva a activar sus poderes nuevamente. Se puso frente a él y le avisó de su siguiente acción para no asustarlo. -Voy a recogerte, no te preocupes. - Movió sus manos hasta su cadera y lo levantó. El propio Juan unió sus piernas detrás de su espalda para poder estar más cómodo mientras era llevado arriba de las escaleras. - Prometo que te ayudaré para que no te duela más. - Dentro suyo Spreen no podía relajarse nuevamente, pues podía sentir eso que tanto le dolía a Juan presionando directamente contra su estómago. No podía creer lo que iba a hacer, pero tampoco se iba a arrepentir y Spreen lo sabe bien.

~The Forgotten Me~ IJuan CubitoIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora