Me baño y me arreglo para ir a ver a Paloma. Antes de salir vuelvo a checar mi teléfono y nada, Hugo sigue sin ver mi mensaje. Hago una mueca, porque después de la intensidad en el chat durante la última semana se me hace extraño. Al punto que tengo ganas de marcarle, para ver si está bien, pero decido no hacerlo. Puede estar durmiendo y yo, como siempre, estoy pensando que algo le puede haber pasado, y estoy creando una catástrofe de la nada, como es mi costumbre.
Después de despedirme de mis papás, tomo las llaves del auto y voy a ver a mi amiga. Cuando llego, veo el coche blanco de Alex. Seguro que también está preocupado por ella. Me pregunto cómo estará Manolo, para todo esto. Sé que Paloma no toma mucho, igual que yo, así que solo puedo imaginar lo mal que se está sintiendo, y definitivamente no es algo que yo tenga intención de sentir en un futuro corto.
Toco el timbre y abre Alex, con Manolo detrás. Los saludo de beso en la mejilla.
—¿Tan mal está?
Alex hace una mueca y Manolo solo se pasa una mano por el cabello. Me indican el paso para entrar a la casa. Los papás de Paloma son arquitectos y ellos mismos diseñaron su casa. Es estilo minimalista, pero, aunque tiene un jardín pequeño, toda la sala y el comedor tienen unos ventanales enormes con vista hacia él. Me encanta cómo entras a la casa, y ves hacia lo verde. Creo que a mi mamá le gustaría tener un jardín así. En nuestra casa tenemos uno pequeño al frente, pero es realmente chiquito, apenas tiene espacio para sus rosas.
Paloma sale del baño de visitas, con una mano en el estómago, y viéndose mucho más pálida de lo normal.
—Amiga... —le digo antes de acercarme a ella y darle un pequeño abrazo, solo para reconfortarla.
—Mi mamá está furiosa —dice, con un tono de voz bajo.
Mis papás lo estarían igual, la verdad.
—Creo que ya me odia —murmura Manolo.
—No, no te odia, pero no eres lo máximo ahorita. Pero se le va a pasar —agrega Paloma.
—Tienes que tratar de comer —le digo, levantando la bolsita de los panqués.
—No sé si el azúcar le haga bien —dice Alex.
—Yo creo que en este punto, si lo mantiene en el estómago, está bien —contesto.
—¿Vemos una peli? —dice Paloma.
Todos accedemos, le hacemos un té, y Alex saca un Gatorade que le trajo, y nos sentamos a ver una peli, en lo que ella trata de comer un poco del pan que traje. Por primera vez, nadie tiene ganas de pelear por el género de la película, así que Paloma escoge una comedia romántica, porque no tiene humor para ver una de terror y de acción.
Me siento junto a Alex, y cuando empieza la película, se inclina hacia mí.
—¿Y tu novio? —susurra.
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Convenio sin acuerdo
Teen FictionLa vida de Sofía está planeada a la perfección, pero está a punto de reprobar una materia y perder su beca. Anónimamente, aparece un fólder con su nombre: tiene una guía de estudio que sospechosamente parece un examen, pero, nadie le mandaría eso, ¿...