Canción del capítulo: Mona Lisa
—Pero no me conoces.
—Creo que ahora es el momento perfecto para conocernos —dice con un tono demasiado confiado.
Pestañeo un par de veces, y volteo hacia los lados. ¿Alguien estará grabando esto? Porque juro que esto sí parece una broma.
—¿Estás hablando en serio? —le pregunto inclinándome hacia él.
—Muy en serio —responde con un tono ronco. Algo sexy.
El aroma de su colonia me invade de nuevo, y me doy cuenta de que Hugo huele al otoño. Y es mi estación favorita del año. Mierda.
—¿Me diste el fólder a cambio de esto? —pregunto en tono muy bajo, para que solo me pueda escuchar él.
—No, lo dejé porque igual te podía ayudar. Tú comentaste que no me podías dar las gracias y yo te platiqué que necesito una novia. Pero no tienes que serlo, si te incomoda demasiado. —Levanta las manos como en son de paz de nuevo—, yo jamás te manipularía a tener una relación conmigo de esta forma.
Dice que no me está manipulando, pero siento que sí. O por lo menos es demasiado sutil al hacerlo. Y es como la primera red flag que veo.
Lo peor de todo es que sí siento que lo tengo que ayudar, porque él me dio el examen, y no lo he aceptado tal cual, pero para estos momentos, es obvio que lo usé, de un modo u otro. Y para cuando saque diez, todos lo sabrán, pero sobre todo él.
—Lo siento, pero no puedo.
Hugo se queda callado por un momento, pero termina asintiendo.
—Ok.
—¿Ok? ¿Eso es todo?
El me mira unos segundos, antes de sonreír.
—Sí. Te dije que no esperaba nada a cambio, y es la verdad.
—O sea, ni siquiera sabes si lo usé —respondo, demasiado rápido, con un tono demasiado a la defensiva.
—¿Y cómo sabes lo que era? —Suena divertido, y eso me molesta. Bastante.
—Porque lo abrí y lo leí, pero después lo quemé.
Hugo aprieta los labios, como si quisiera suprimir una carcajada. Yo cruzo los brazos frente a mi pecho.
—Ya. Supongo que como lo quemaste sin verlo bien, no vas a sacar una buena nota, ¿cierto?
—Si saco una buena nota es porque me maté estudiando, no porque tú me hayas ayudado.
—Tienes toda la razón, Sofi.
—Además, yo nunca te pedí tu ayuda —continúo completamente a la defensiva.
—Sí, lo entiendo.
Patricio nos entrega los cafés en una charola, y regresamos a la mesa, pero antes de llegar, me paro y me volteo hacia él.
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Convenio sin acuerdo
Ficção AdolescenteLa vida de Sofía está planeada a la perfección, pero está a punto de reprobar una materia y perder su beca. Anónimamente, aparece un fólder con su nombre: tiene una guía de estudio que sospechosamente parece un examen, pero, nadie le mandaría eso, ¿...