Canción del capítulo: Fuera del Mercado
Es el día del examen y mientras camino hacia el salón, no puedo dejar de limpiarme las palmas de las manos en mi pantalón. Me aseguré de guardar la "guía" en mi casa, no sería algo que podría traer a la universidad, y como estoy algo paranoica, la guardé para que ni mis papás la encuentren. La escondí abajo del colchón de mi cama. Cliché, lo sé. Pero, aunque mis padres son bastantes respetuosos y no entran a mi cuarto, no quisiera que se toparan con algo que ni yo sé muy bien qué significa o porqué llegó a mí.
Veo a Paloma, y mi corazón comienza a acelerarse. Y no en buen plan. Me da miedo que la "guía" sea algo más, y como yo soy bien transparente, juro que traigo una etiqueta de ‹‹tramposa›› pegada en la frente, pero la realidad es que aún no sé si es realmente el examen o no, solo que no puedo dejar de sentirme culpable.
Paloma me ve y sonríe inmediatamente, le suelta la mano a Manolo y corre a darme un abrazo.
—¿Estás bien? Parece que has visto un fantasma, Sofi.
—Estoy bien, algo nerviosa, porque no puedo reprobar.
Mi amiga me suelta, se acomoda los rizos que se le salieron de la coleta, y me pone una mano en el hombro.
—Estoy segura de que estudiaste muchísimo, ¡te va a ir súper bien!
—Gracias —respondo con un hilo de voz.
Manolo se acerca y me saluda de beso, y es cuando noto que Alex está detrás de él, junto con un chico que no conozco. Saludo a Alex y el chico nuevo me sonríe, lo saludo también.
—Sofía —me presento antes de poner una mano en mi pecho. Me inclino para saludarlo de beso en el cachete— un gusto conocerte.
Cuando me inclino a saludarlo, noto que huele a especias y a madera, y como yo, tiene pecas en las mejillas. Su cabello es color café avellana y tiene unos rizos despeinados, que en realidad le quedan muy bien.
—Hugo, encantado de conocerte, Sofía.
El chico, Hugo, tiene un tono de voz profundo, y mi primera impresión es que es locutor o se dedica a algo así. Tiene ojos cafés claro como el color de las especias de otoño.
—Ay perdón —interrumpe Alex—, los presento. Sofía, Hugo. —Como si fuera introducción suficiente, prosigue—, ¿estás lista para el examen?
Levanto los hombros sin decir más. Es que escucho la palabra examen y es como si alguien me echara una cubetada de agua fría sobre la cabeza.
—Te va a ir bien, Sofi. Vas a ver —dice Alex, negando con la cabeza y una sonrisa en los labios.
Meto mis manos en los bolsillos de mi pantalón y me balanceo sobre mis talones. Miro a la entrada del salón y sé que aún tenemos algunos minutos para entrar, pero juro que ya quiero que pase todo.
—¿Qué te parece si después del examen nos vamos a comer a algún lado? —Alex voltea a ver a Hugo— ¿te unes?
—Sí, claro.
—¿Les late? —le pregunta Alex a Paloma y Manolo, pero no los volteo a ver, porque siento la mirada de Hugo sobre mí.
Me intimida un poco. Es como si supiera. Pero, eso es imposible, porque lo acabo de conocer, y ni siquiera sabe qué clase tomo o qué estudio. Me quedo en silencio, y saco las manos de los bolsillos del pantalón antes de tomar mi mochila.
—Bueno, entonces, ¿nos vemos luego? —le digo, señalando hacia mi salón—. Yo creo que ya voy a entrar.
—Claro, Sofía, es un hecho que nos vemos después. —Responde Hugo
Asiento y me doy la vuelta, pero no sé, siento que algo raro. Como que su tono fue demasiado seguro... como si supiera algo que yo no sé, y estuviera seguro de que, aunque Alex no lo hubiera invitado, nos veríamos.
Aprieto los labios. Sin duda, estoy ya totalmente paranoica.
Cinco minutos después, llega Paloma y se sienta junto a mí.
—Ese tal Hugo no dejaba de mirarte, ¿eh?
—¿Verdad? Fue algo extraño.
Mi amiga se me queda viendo con una expresión de superioridad en la cara. Le queda muy bien, porque es muy guapa en sí. Su cabello es café casi rubio, y le gusta alaciárselo con un tratamiento especial que hace que parece que se lo alacia todos los días, cuando solo va al salón de vez en cuando. También le gusta arreglarse y ponerse ropa pegada, y le queda muy bien, abraza sus curvas. Manolo es un chico con suerte.
—Sofi, obviamente le gustas.
—Lo acabo de conocer, o sea, ni al caso. Solo me estaba viendo —respondo alzando las manos ligeramente.
—No, Sofi, sus ojos estaban pegados a ti. Te siguió con la mirada hasta que desapareciste en el salón. Claro que ni Alex ni Manuel se dieron cuenta, porque son un par de idiotas, pero yo sí.
Paloma está a punto de decir otra cosa, pero llega el doctor Guzmán con su asistente detrás. Ella nos reparte los exámenes mientras él se recarga sobre su escritorio, observándonos con esa mirada impasiva que te hace sentir chiquita. Más ahora, que siento que las paredes del salón me están cayendo encima.
Cuando llega el examen y comienzo a leer las preguntas me quedo completamente helada. Es literal la "guía". Y entonces sé que no tengo la etiqueta de tramposa pegada en la frente, es que lo soy. Porque me lo sé todo. Con punto y coma.
Levanto la mirada discretamente hacia arriba, sintiendo los latidos de mi corazón punzando en los oídos. El doctor Guzmán está mirándonos, pero no me está mirando directamente aún, y desvió la mirada, tratando de controlar mi respiración. Siento que se me está acabando el aire, y no puedo tener un ataque de pánico ahorita. Parte de mi quiere levantarse y confesarlo todo. Pero la otra parte recuerda que me van a expulsar y no puedo dejar de visualizar la cara de decepción de mi padre.
La realidad es que nadie lo sabe. Si lo supieran ya lo estarían gritando a los cuatro vientos. Y necesito sacar una buena nota, o voy a perder mi beca, mi carrera, mi todo.
Cierro los ojos, inhalo y exhalo lentamente, hasta que logro calmarme y dejo de sentir que estoy a punto de explotar. Tomo mi pluma y comienzo a contestar el examen, no sin antes rogarle a todos los santos existentes y los que me acabo de inventar que me ayuden, que de verdad yo no sabía, pero que necesito pasar esta materia.
Trato de no pensar en qué va a pasar después. Eso será un problema para la Sofi del futuro.
¡¿Qué les parece Hugo?!
Tengo una playlist en Spotify, está en mi bio :)
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Convenio sin acuerdo
Novela JuvenilLa vida de Sofía está planeada a la perfección, pero está a punto de reprobar una materia y perder su beca. Anónimamente, aparece un fólder con su nombre: tiene una guía de estudio que sospechosamente parece un examen, pero, nadie le mandaría eso, ¿...