Canción del capítulo: Beso por Rosalía, Rauw Alejandro
Han pasado dos días desde que vi a Alex, y cuando entro a la cafetería de Patricio, no estoy segura de querer verlo. Quedé de verme con Hugo después de clases y éste era el lugar más céntrico para los dos, pero estoy segura de que es muy probable que Alex esté aquí. No nos hemos escrito tampoco. Siento que me está tratando como a una más de su lista de conquistas, y es lo que más me molesta de todo, como si toda nuestra amistad no fuera suficiente para él. Es lo que más me duele.
Entro en la cafetería y normalmente siempre voy hacia el patio, que es donde nos gusta juntarnos, pero esta vez decido quedarme cerca de la barra. Saludo a Patricio y le pido un capuchino de vainilla, que es mi bebida favorita aquí, antes de sentarme en una mesa para dos, como para dejar mucho más claro el mensaje de que no quiero hablar con nadie.
Saco mi libreta de anatomía, y comienzo a anotar todo lo que necesito para el trabajo final, cuando alguien se sienta enfrente de mí. Levanto los ojos y veo a la última persona que quería ver.
—Hola extraña.
—Déjame de decir así, Alex. No es gracioso —contesto seria.
Alex levanta las palmas de la mano, como diciendo, vengo en paz. Ajá. Que se lo crea su abuela.
—¿Estás de malas?, ¿todo bien con tu novio?
Su tono es sarcástico, y todo el enojo que sentí el fin de semana, me regresa de golpe.
—Todo está perfecto con mi novio, el único que está siendo un imbécil es mi amigo. —Empiezo a recoger todas mis cosas—. No sé qué diablos te pasa, pero yo no soy una de tus chicas, Alex. Así que deja de jugar juegos.
—No estoy jugando ningún juego —se defiende.
—"El problema es que siempre vamos a ser amigos" —me mofo haciendo comillas—. No sé qué diablos pretendes, Alex.
Alex se pasa una mano en el cabello, algo que antes provocaba en mí algo, entre los brazos tonificados y la manera en que lo hacía, pero ahora solo ruedo los ojos. Termino de guardar todo cuando Alex pone una mano sobre mi brazo.
—No puedo ser más claro, Sofi. Me gustas. Siempre me has gustado.
Alguna vez soñé que me dijera esas palabras. Vaya, muchas veces. Pero eso fue antes, y ahora solo me duelen, porque estuve, por momentos, a sus pies por dos años, y en el momento en el que llega otro chico y muestra interés en mí, ¿es cuando Alex decide soltarme la bomba?
—Vete a la mierda —le respondo, moviendo mi brazo de golpe.
Alex no esperaba la respuesta, lo puedo ver en la manera en la que abre la boca y se queda sin palabras, y por primera vez en mi vida, me felicito por dejar claro que lo que sea que está haciendo, no me gusta, no va conmigo, y no lo voy a permitir.
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Convenio sin acuerdo
Novela JuvenilLa vida de Sofía está planeada a la perfección, pero está a punto de reprobar una materia y perder su beca. Anónimamente, aparece un fólder con su nombre: tiene una guía de estudio que sospechosamente parece un examen, pero, nadie le mandaría eso, ¿...