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Jimin.

Ya quedaban tan pocos días para que llegara el concurso de arte, el profesor Choi nos pidió, no, nos rogó que creáramos la más hermosas pinturas, él sin duda quería que destacáramos y eso estábamos dispuestos a hacer, pero a veces sentíamos el enorme peso que conllevaba y era complicado. La exposición sería grande, el ganador conseguiría una beca en la mejor academia de Arte y sin duda quería lograrlo, quería demostrar todo lo que podía hacer con tan solo un lienzo y un lápiz.

Pero había tenido algunos altibajos durante los últimos días, con Yeji las cosas estaban algo extrañas, había pensado por un momento en que todo estaba solucionado, pero me había equivocado, realmente no sabía que carajos pasaba. Por otro lado, Minjeong solía visitarme al salón de prácticas durante algunas tardes, el profesor Choi la adoró desde el primer momento ya que su pequeña hija también bailaba ballet y siempre terminaba diciendo lo parecidas que eran físicamente pero a decir verdad, no tenían ningún parecido para mí. Ahora pasábamos mucho tiempo juntas, como solíamos hacerlo antes y sin duda era maravilloso, pero me entristecía saber que ambas solo tratábamos de pasar el mayor tiempo juntas antes de mi partida... Otra vez. Y realmente no quería dejarla. Mi corazón irradiaba felicidad cada vez que estábamos juntas, las sonrisas de Minjeong lograban quitarme todo mal, incluso cuando me encontraba decaída por Yeji y me sorprendía que lograra todo eso.

— ¡Qué alegría verte por aquí, amigo! —dijo Mark muy entusiasmado.

— Con que aquí crean, lindo lugar. —respondió al observar todo a su alrededor y posó su mirada en mí durante algunos segundos antes de sonreír— ¡Eres la amiga de Winter!

Yo solo asentí y sonreí, aun no podía acostumbrarme a la idea de que siguieran llamándola así, era un lindo nombre, pero Minjeong sonaba aún mejor. Mark decidió darle un recorrido por el lugar, aquel chico sonreía demasiado para mi gusto, aunque mentiría si dijera que no era guapo, ¿De verdad era el novio de Minjeong? Ella nunca comentó algo así, de hecho, nunca solía verla con él, solo con Yizhuo y Yoon, aunque... Con esta última mantenía una relación más... Cercana, a cien kilómetros pude notarlo gracias a sus juegos.

— ¡No, maldición! —gritó Mark repentinamente y volteé por el susto que me llevé.

— Pero... ¿Qué has hecho, idiota? —chilló Chaewon al mirarlo y comenzó a levantar algunos lienzos, tratando de salvar al menos uno pero no pudo hacerlo. Algunos de los lienzos que habíamos estado dibujando los últimos días, estaban arruinados gracias a su café helado derramado sobre ellos— ¡Imbécil!

— Y-yo... Fue un accidente, tropecé con algo... No me fijé... —dijo con voz nerviosa y algo temblorosa.

— Pues fíjate. —intervino Yunjin muy enojada— Quedan tan pocos días y tú... ¡Ahg!

— Es una lástima, Mark... —cuestionó Jaehyun mientras negaba con su cabeza y suspiró de manera fuerte.

— ¡Ahora debemos empezar de nuevo!

— No quise, perdónenme...

— Mark, limpia lo que has hecho y luego, por favor te pido que te retires. —dijo Yeji al cruzar sus brazos, ¿En qué momento llegó?

— Pero...

Yeji levantó su mano mediante una señal de silencio y suspiró, muy cansada y enojada.

— Te espero junto con el profesor Choi, afuera. ¡Rápido!

— Sí, profesora Hwang...

Yeji salió en ese momento y fui tras ella rápidamente para alcanzarla antes de que fuese tarde.

— Yeji, espera... —pedí de manera desesperada y ella se detuvo mediante una mueca.

— ¿Sucede algo? —preguntó al mirarme y sin responder me acerqué a ella, tomando sus manos delicadamente— Jiminnie, estoy ocupada...

— Dime qué sucede... Yeji, desde el viaje has estado actuando muy raro... ¿Hice algo mal?

— Todo está bien. —respondió pero supe que estaba mintiendo.

Yeji tuvo indicios de irse gracias a mi silencio, pero tomé su rostro rápidamente entre mis manos y choqué nuestros labios sin más, odiaba tener que besarla de forma desprevenida. Ella correspondió, sentí el lento movimiento de sus labios, el suave roce de nuestras lenguas, pero de inmediato supe que algo andaba mal, su beso se sintió distinto, incluso... Desconocido para mí y esta vez yo me aparté. La miré y aquel brillo que solían tener sus ojos se estaba apagando, ¿Qué carajos hice? Acaso... ¿Estaba dejando de quererme? No podía aceptar algo así, debía apartar esa idea, no sin saber el por qué. Yeji se fue, escuché sus tacones resonar con elegancia y observé su esbelta figura alegarse.

¿En qué momento Yeji dejó de quererme? ¿Qué hice mal?

Esperé pacientemente en aquella misma fuente a la única persona que lograría quitarme la horrible sensación que tenía en ese momento. Sin duda Minjeong lo haría y me sentí mal por usarla de esa forma, ¿Así de egoísta me volví? Suspiré y observé la soledad a mí alrededor, soplé mis heladas manos tratando de calentarlas un poco y justo en ese momento sentí un nudo en mi garganta, el cual traté de ignorar.

Yeji no podía simplemente cambiar de la noche a la mañana...

Sentí repentinamente unos brazos alrededor de mi cuello y aspiré aquel dulce aroma tan conocido mientras sonreía, ni siquiera había visto su rostro y mi sonrisa ya había aparecido. Me levanté y le devolví aquel abrazo como se debía, estreché a Minjeong fuertemente entre mis brazos y sin poder evitarlo, solté un pequeño sollozo, uno que intenté esconder en su pecho pero me fue imposible y sentí sus caricias en mi espalda. Lloré en ese momento, dejé que las lágrimas salieran y apreté un poco su abrigo, en un intento de sentirla más.

— Todo estará bien, Yuji... —susurró cerca de mi oído y suspiré lentamente antes de esconder mi rostro en su cuello— Calma...

— L-lo lamento...

— Aquí estoy, no te lamentes por eso... Jamás lo hagas, Jimin...

Las lágrimas siguieron saliendo, Minjeong no dejó de acariciarme en un intento de aliviar mi dolor. No supe cuánto tiempo pasó, pero me aparté lentamente de ella y Minjeong sin perder ni un segundo tomó mi rostro y limpió mis lágrimas con la yema de sus dedos, la miré en ese momento y traté de descifrar su expresión, lucía preocupada, triste... Incluso molesta, sus gestos sin duda seguían allí. No habían cambiado. Sonreí sin poder evitarlo, su mirada se encontró con la mía y me perdí por completo en aquel intenso brillo de sus ojos, sus caricias se detuvieron, un ligero rubor apareció en sus mejillas y logré escuchar un bajo suspiro de su parte. No me importaron los minutos que habían transcurrido, solo aprecié su rostro, sus lunares... Sus labios.

Kim Minjeong se había convertido en una mujer sumamente hermosa.

Volvió a abrazarme, cosa que agradecí inmediatamente, pero sentí que el aire me faltó durante un momento. No hablamos, solo tratamos de darnos un poco de calor en aquella fría noche.

Minjeong siempre cuidaría de mí, ya no éramos unas niñas pero ella seguía siendo la misma de antes, me ofreció su hombro, limpio mis lágrimas, me tranquilizó y me entregó la calma que había estado buscando y estaba segura de que solo ella podía hacer eso.

black&white / winrina ࣪𖤐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora