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Jimin.

— Tu amiga es realmente linda, además... Se veía muy feliz por el reencuentro, ¿Planeaste encontrarte con ella? —preguntó con interés al mirarme.

— La verdad no, fue casualidad encontrarla. —respondí con una gran sonrisa en los labios, no había podido borrarla ni un segundo desde que la vi— Lamento si te preocupé.

— Las chicas regresaron sin ti, dijeron que te fuiste corriendo y... Pensé que había ocurrido algo.

Nos detuvimos en la puerta de su habitación, Yeji mantuvo su rostro bajo, no entendí su reacción así que tome su rostro entre mis manos, acariciando sus mejillas con la yema de mis dedos. Ella me miró en ese momento y sin decir más choque mis labios contra los suyos, Yeji suspiró, dudo un poco en seguir mi ritmo, pero ante mis insistencias lo hizo. Bajé mis manos por su cuerpo, logrando dejarlas en su cintura y acaricié parte de su piel cuando adentré la punta de mis dedos por su camisa, dejé que mi lengua hiciera su aparición, la exploré, sentí su calidez y Yeji gimió suavemente contra mis labios cuando clavé ligeramente mis dedos en la parte baja de su espalda.

— N-no, Jiminnie... —colocó sus manos en mis hombros y se apartó completamente jadeante.

— ¿Qué pasa? Yo... No entiendo qué te sucede, ¿Es por lo de la otra noche? —pregunté un poco frustrada y ella negó con su cabeza— ¿Qué es entonces?

— Jiminnie, estoy cansada... Iré a dormir.

— Pero...

Yeji sonrió a modo de disculpa y entró, dejándome sola en aquel largo pasillo.

Volví a mi habitación luego de una rabieta y sin dejar que los pensamientos me invadieran, traté de dormirme en el sofá lo más pronto posible, ignorando los extraños ruidos provenientes de aquel cuarto.

No puedo creer que deba soportar eso, maldición... Su rechazo me había dejado bastante mal. Estaba aún más frustrada.

— Por favor, les pido que se concentren. Quisiera que creen o imaginen lo más maravilloso y plasmen sus ideas en el lienzo.

El profesor Choi asintió ante las palabras de Yeji. Yo por mi parte solo suspiré y traté de concentrarme y no arruinar el único lienzo que teníamos, solo nos dieron uno con la intensión de no arruinarlo y eso era precisamente lo que pensé que iba a hacer. Yeji había estado actuado de un modo muy extraño, me ignoraba en ocasiones, ni siquiera aceptó mis intenciones de darle un beso de buenos días, simplemente estaba evitándome, pero solo lo hacía conmigo, con Ryujin mantenía una actitud completamente diferente y eso me llenaba de dudas.

Quería estar feliz, había encontrado a Minjeong y solo su sonrisa estaba en mis pensamientos ahora, su voz y su calidez seguían siendo las mismas. Sin duda estaba aún más hermosa. Sonreí sin pensarlo y sentí mi pecho hincharse de felicidad, manteniendo la misma sensación de antes, como cuando era una niña.

— Muy bien, señorita Shin.

— ¿Está bien? —preguntó de forma tímida al mirar a Yeji.

— Sin duda. —esta vez me miró a mí y fruncí mi entrecejo— Yu, ¿Muchas cosas en mente? Se supone que solo tienen una hora para crear y usted lleva más de treinta minutos sin tocar el lápiz.

No respondí, preferí no hacerlo y volví la mirada hacia el papel blanco frente a mí. Yeji seguía siendo mi profesora, eso lo entendía muy bien pero detestaba que me hablara de esa forma... Como si solo fuese su alumna y no su novia.

La hora ya había transcurrido y desgraciadamente había entregado mi lienzo en blanco, el profesor Choi me miró, decepcionado y se fue. Sé que él tiene todas sus esperanzas puestas sobre mí y lamente no hacer pintado absolutamente nada pero es que simplemente no pude crear.

Miré a todos a mi alrededor, el ambiente se volvió algo tenso luego de aquellas palabras de Yeji y yo solo traté de actuar normal. Miré a Ryujin en ese momento y noté que su atención estaba puesta sobre mi novia, no dejó de mirarla ni un segundo y me acerqué de manera sigilosa, apoyando mi espalda en la pared antes de susurrar.

— Ryujin, ¿Te gusta? —pregunté de forma calmada.

La chica solo me miró, sin siquiera inmutarse de mis palabras y frunció su ceño lentamente antes de cruzarse de brazos.

— ¿Qué te hace pensar eso?

Sonreí y cruce los brazos sobre mi pecho al igual que ella, ¿Realmente lo preguntaba?

— Sé que sí. Sé que quisieras estar en mi lugar... —ella no respondió así que continué— Dime, ¿No es así?

— ¡Cállate!

Silencio.

Todos nos miraron en ese momento, Ryujin comenzó a respirar de forma irregular y yo solo la miré a ella, completamente sorprendida por su reacción. Joder... Salió del salón rápidamente y Yeji me dio una mirada de desaprobación antes de ir tras ella, pero... ¿Qué carajos? ¿Qué diablos estaba pasando? Salí de aquel lugar, el aire comenzó a faltarme y corrí hasta alejarme de todos.

Corrí sin tomar en cuenta el rumbo que estaba tomando, deje que mis pies me guiaran durante todo el trayecto. ¿Realmente Yeji solo la tomó en cuenta a ella? ¿Por qué? Me afectaba su comportamiento, por supuesto, pero simplemente comenzó a comportarse de esa manera desde que esa chica se volvió su aprendiz, solo que antes había tratado de ignorarlo pero ahora las cosas eran muy obvias, incluso compartían habitación, ¿Acaso...?

¿Jimin?

Levante la mirada, Minjeong estaba justo frente a mí y la gran sonrisa que mantenía en sus labios se borró de inmediato al ver mi semblante serio y deprimente.

— ¿Estas bien? —preguntó al acercarse y suspiró de manera lenta– Ven...

Sentí su mano envolver la mía y continuamos caminando, al darme cuenta de donde estábamos volví en sí. Era el mismo vecindario, ¿Realmente llegue aquí otra vez? Suspiré y dejé que me guiara durante todo el camino, sin decir alguna palabra. Entramos en aquel cuarto y sin poder evitarlo observé todo a mi alrededor detenidamente, todo estaba en el mismo lugar, nada había cambiado y me sorprendí mucho por eso. Minjeong prometió cuidar de nuestro escondite y sin duda eso hizo durante todos los años que pasaron.

— ¿Cómo...?

— Les pedí a los nuevos dueños que me rentaran este lugar, lo usarían como depósito y por nada iba a permitir eso. —dijo, al parecer adivinó lo que iba a decirle y sonrió antes de sentarse en una de las pequeñas sillas— Ahora... ¿Me dirás que sucedió?

La miré y noté en ese momento su preocupación, siempre hacía lo mismo. Su ceño se frunció un poco y sin más sonreí, actuábamos como si nunca nos hubiésemos separado, como si durante esos 10 años nos hubiésemos contado absolutamente todo y sentí cierta tristeza llenarme, a pesar de tantos años seguía preocupándose. Minjeong no iba a darse por vencida, eso lo sabía perfectamente y sin más le conté todo lo sucedido.

— ¿No crees que estás exagerando? —pregunto un poco divertida pero al ver mi gesto serio aclaro su garganta y suspiro— Yuji, confía en ella...

— ¿Cómo se supone que haga eso? Ella...

— Tal vez no solo sea su profesora...

— ¿Q-qué?

— Quiero decir, tal vez sea su amiga y se preocupa, así como yo lo hago contigo, ¿No has pensado eso?

— Yo no...

— Jimin, deberías hablar con ella primero, no malinterpretes las cosas así de sencillo.

— Lo he intentado, pero me evade y... No sé qué sucede con ella. —bajé la mirada y suspire, completamente decaída.

Escuche un suspiro por parte de Minjeong y volví a mirarla, ella sonrió de forma corta y dio algunos golpecitos en la silla a un lado de ella, tomé asiento a su lado y apoyé mi cabeza en su hombro, aspirando profundamente antes de cerrar los ojos. Sin duda la había extrañado, aquella sensación de paz y tranquilidad cuando estábamos juntas, siempre era la misma y era algo sumamente agradable.

— Minjeong, sé que ya lo sabes pero... Te extrañé...

— Y yo a ti, Yuji...

black&white / winrina ࣪𖤐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora