black&white / winrina ࣪𖤐

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Jimin.

Ya quedaba casi una semana para la competencia, la cual pasaba de una forma bastante lenta ante mis ojos. Afortunadamente todo había estado marchando bien, teníamos la mayor parte del trabajo listo, la gran pintura que sería nuestra mayor obra de arte ya estaba casi llena de vida y color, solo era cuestión de seguir adelante y terminarla. El profesor Choi y Yeji habían estado sintiendo el enorme peso sobre sus hombros, estaban igual o incluso más ansiosos y nerviosos, pero a diferencia de nosotros, ellos sabían perfectamente cómo lidiar con eso. Supongo que estaban acostumbrados.

Con lo que pasó en el salón... Bien, Yeji estuvo a punto de golpearme luego de saber que estuve con Minjeong, pero no hizo nada porque en realidad, ya no tenía caso, solo se sintió herida de que todo mi enojo lo haya descargado con ella cuando yo había hecho lo mismo. Pero afortunadamente ya estábamos bien, incluso Ryujin intentó quitar aquella mirada penetrante, como si el mismísimo infierno estuviese dentro de ella cada que vez hablábamos. Era una gran chica y podía notar a miles de kilómetros cuanto se querían. Y supongo que los demás ya lo habían notado también, aquellas dos no se separaban por más de cinco minutos.

El salón estaba en completo silencio, todos y cada uno estábamos terminando nuestra labor. Antes no era así, con la simple llegada de aquel idiota el salón se volvía un centro de conversaciones entre todos, pero al parecer Jaehyun decidió que ya no molestaría con su presencia después de lo ocurrido.

Yo solo decidí crear algo nuevo esta vez, sencillo a la vista de todos, pero con una historia detrás. El cuadro se trataba de Minjeong, aquella solitaria niña sentada en una enorme ventana, con la esperanza brillando en su corazón, pero con la soledad impregnada en sus hermosos ojos. Sí, había visto a Minjeong en ese momento y la emoción invadió mi cuerpo como nunca antes.

Lucía como un ángel, uno en busca de su camino al amor y la felicidad.

— Jiminnie... Es tarde, nos vamos.

La voz de Yeji me interrumpió y suspiré momento después al mirarla, con una pequeña sonrisa en mis labios mientras negaba.

— ¿No puedo quedarme unos minutos más? —pregunté con notoria esperanza, quería terminar mi pintura.

— Tus minutos se vuelven horas. —sonrió y negó con su cabeza— Recoge tus cosas, Jiminnie. Vamos.

Minutos después salimos del salón y el frío viento logró colarse a través de mi suéter, apreté los brazos alrededor de mí y vi a los demás entrar al edificio mientras hablaban. Yo tenía otros planes, aún seguía avergonzada por ignorar a Minjeong y ya era suficiente el tener que mantener aquella tonta actitud.

Saqué mi celular y escuché el molesto tono a través de la línea, aún más nerviosa que antes mientras esperaba.

— Aléjate, Ningning, no me dejas escuchar... —comencé a escuchar algunos ruidos extraños y luego un pequeño gruñido de Minjeong y una gran risa por parte de su amiga— ¿Diga?

Me perdí con su voz durante un momento y escuché su suave respiración antes de que volviera a hablar.

— ¿Jimin? ¿Estás ahí? ¿Estás bien?

— S-sí, lo lamento... —mordí mis labios y traté de calmar mi remolino de sentimientos. Minjeong soltó una pequeña risa, una que quedó guardada en mi memoria.

— ¿Pasa algo?

— ¿Estás ocupada?

— Yo... No, ¿Qué piensas que puedo hacer casi a media noche?

— Muchas cosas. —dije sin pensar y Minjeong volvió a reír— Como pasar el tiempo con Ning...

— Tal vez, pero en este momento estoy libre. —dijo y realmente entendí su indirecta— Ningning ya se iba a dormir.