Ghost - [Xdinary Heroes]

O9

El miedo era algo que ya era parte de cada una de sus noches. Si bien habían días donde esa presencia paranormal no aparecía o que simplemente le daba un sentimiento de desconfianza, ya estaba listo cada noche para decidir si dormir o no.

Esta era una de las noches donde no había ninguna razón para cerrar los ojos. Esos constantes ruidos de pisadas, o esa voz que sentía murmurar cada tanto lo mantenían despierto. Decidió cerrar con pestillo la puerta.

Pisó el frío suelo, algunas veces no entendía por qué no dormía con calcetines; se acercó a la puerta que permanecía cerrada y giró la llave. Listo, nada entraría a su habitación.

Ya más tranquilo regresó a su cama, tapándose con las calentitas mantas y cerró sus ojos, todo esperando dormir como si no tuviera ninguna mísera preocupación.

Pero rápidamente lo alerto la insistencia de alguien (o algo) en querer entrar, así intentando abrir bruscamente su puerta. El sonido de la manija siendo movida agresivamente lo hizo sentir vulnerable ¿Qué pasa si lograba entrar? ¿Qué pasa si algo le pasaba a él?

Cuando sintió abrir la puerta rápidamente se levantó, pero al ver a su al rededor el alba se asomaba por su ventana, los pájaros cantaban y la puerta seguía cerrada.

Río un poco por la cantidad de miedo que le dió esa pesadilla, se sintió muy real para su gusto –Dios... qué estúpido soy, fue solo una pesadilla.

Al salir de su habitación siente un peso extraño al bajar por las escaleras. Realmente odia todas las veces que los escalones se sentían infinitos. Una mirada penetraba en él, era demasiado notorio para ser su imaginación. Así que se dió la vuelta viendo que como debía ser no había nadie ahí.

Le aburría tanto la escuela, pero como el día anterior se apareció Jooyeon quien lo acompañó hasta la entrada, teniendo una conversación trivial con él y riendo cada tanto. Luego desapareció el resto del día.

Algunas pocas personas seguían murmurando sobre lo ocurrido, fue asunto de un solo día. Eso lo tranquilizaba, pues quería evitar pensar sobre la muerte de Jungsu.

A la salida de la escuela no quería volver a casa, el ambiente agobiante que comenzó a tener le disgustaba en demasía. Por lo que llamó a su padre avisando que volvería más tarde y se dirijo a un parque.

Ese parque le traía recuerdos, ahí siempre jugó con su madre, y a veces con un par de niños que no volvía a ver. Se sentó en una banca y se dedicó a ver el lugar, amaba lo verde que era, con las flores estratégicamente puestas para no molestar y no sufrir el lamentable destino de ser pisadas. Veía a niños jugando, corriendo y riendo, le encantaría ser uno de ellos.

Se sentía cansado, a penas podía soltar lágrimas. No tenía ganas de que nadie lo viera llorar y el constante miedo durante las noches tampoco se lo permitía, aunque no iba a mentir, más de una vez lloró por eso.

Sus ojos comenzaron a pesar y pensó que sería buena idea irse, pero antes de darse cuenta cayó en los brazos de Morfeo.

–Jiseok...¿Dónde te escondiste?– Dice alargando la última 'e'. La mujer paseó por toda la casa y aún no encontraba a su hijo. Se supone que estaban jugando a las escondidas, pero no debía ser tan difícil.

Seguiría con la duda si no fuera por un niño que saltó desde detrás de una puerta y la asustó –¡Me asustaste!– Exclamaba con la mano en su pecho

–Esa era la idea–. Ríe con malicia viendo a su madre quien seguía algo impactada.

–Ay, Dios... Si me hubieras matado, ¿como podrías sobrevivir, pequeño engendro?

–¡Soy un niño grande, puedo hacer lo que sea!– La sonrisa que llevaba Jiseok era lo suficientemente linda como para que sea contagiosa, haciéndola sonreír también.

Ella se arrodilló y acunó el rostro de su hijo. Antes de hablar suspira –Mi niño... Recuerda siempre que si me pasa algo estoy muy orgullosa de tí...

Antes de poder responderle sintió cómo lo movían intensamente, causando que despierte. Al abrir los ojos vió que estaba anocheciendo, girando la cabeza y asustandose ante la presencia de un chico.

–Ey, te quedaste dormido. Tienes suerte que te ví–Decía con indiferencia, no podía distinguir nada en su mirada –¿Y me vas a decir gracias o te vas a quedar así?– Pregunta ahora con el seño levemente fruncido.

–Sí, gracias– Hubiera deseado que el volumen de su voz no hubiera sido tan bajo, pues en verdad se sentía algo avergonzado de que un extraño lo haya tenido que despertar.

Se despidió y rápidamente comenzó a caminar de vuelta a su casa, en el camino viendo un graffiti de el dibujo de un zorro y el nombre "O.de"

No vuelvo a decir que voy a actualizar más seguido