IMPURE MISS - SAHYO

#8

Sana pov's

Heme aquí, corriendo tras Hyo por los pasillos de la escuela, viéndome como una loca para los profesores que tenían la puerta abierta y podían ver a una estudiante de 2ndo grado siendo perseguida por una estudiante de 3ero... Prometo que no es tan malo como suena.

- ¡HYO! - Grité, de nuevo sin éxito, llevaba gritando el apodo que me quebré la cabecita creandolo cofcoflosaquedeinternetcofcof.

A pesar de que mis piernas estaban empezando a rogar por detenerme una parte de mi quería saber el porque me estaba ignorando... Otra vez.

Yo ya no aguantaba con la duda, si bien, la había confrontado eh invitado a salir a plena clase de arte... Mis esfuerzos no dieron frutos, pues aunque me le intente acercar en el receso simplemente me ignoro. ¡Qué malvada!, ¿Y así quiere ser la madre de mis hijos?.

- ¡Minatozaki Sana detengase ahí mismo! - ¿Escucharon?, si yo también, es mi suspensión de una semana por andar correteando al amor de mi vida.

Volteé lentamente y pude ver a la señorita Kim, la profesora de Literatura viniendo a paso apresurado por mi, con un ceño fruncido que podría verse hasta el otro lado del mundo, y con unos papeles algo arrugados por la presión que les estaba poniendo... Así terminaría yo hoy si es que me suspenden.

Dios, soy yo otra vez.

Sinceramente, en contexto normal no tendría tanto miedo por una suspensión. Pero el problema era que yo ya tenía antecedentes con la señorita Kim, no solo por saltarme sus clases, si no por que me vio insinuandome vulgarmente a una joven casta e inocente.

Es decir, me vio coqueteandole a Hyo

- ¡Señorita Kim!, ¿Cómo estan los hijos?, espero que bien, disculpe, tendrá que contarme después, lastimosamente tengo que irme a... Clase de álgebra. -  Lo dije lo más rápido que pude, para después intentar huir y pasar por su lado

- Minatozaki... Sabes perfectamente que tú grupo está en hora de literatura, no de álgebra, ¡Te has saltado la clase para andar corriendo tras la chica a la que te le insinuaste! - Suspiro, y me vio con una mirada que me decía más que mil palabras... Estaba en problemas.

No sabía que hacer, el hacerme la comediante no me salvaría está vez.

Así que solo quedaba hacerme la víctima, agachar la cabeza y rezar para que la señorita Kim me tuviera piedad.