Me encontraba en el Uber, observando la ciudad en su lado nocturno, me dirigía a una fiesta cualquiera, quería escapar del dolor, no soportaba más ese sufrimiento.
Estaba escapando de mis pensamientos, aquellos que me atormentan todo el día, pero por la noche, podía escaparme aunque sea unas horas de ellos.
Habia llegado a la discoteca, repleta de gente en la puerta, algunas sobrias, algunas no, algunas solas, algunas acompañadas.
Entre en la discoteca, la música y las luces neon apenas hacían que pudiese buscar el camino hacia la barra, en donde se encontraban Sana y Jihyo, mis amigas.
Nada más acercarme, las pude ver, coqueteando con el de la barra, y con las miradas de todos los hombres en ellas, y no tarde en llegar a donde ellas.
— Mina! ¿Por qué tardaste tanto? —Dijo Jihyo, mientras saludaba a cada una con dos besos.
— El trafico en esta ciudad es horrible, y los Ubers ni te cuento... —Dije agobiada.
— Me imagino, es de lo peor. —Dijo esta, volteando a ver a Sana.— ¿A qué estas tan pendiente estas?
— Estoy buscando a un chico con el que quede de verme. —Dijo sin despegar la mirada de la multitud.
— ¿En serio sigues usando apps de citas? —Le dije mientras me sentaba al lado de ellas.
— Sí, me aburre mucho estar sola, necesito a alguien con quién distraerme. —Dijo esta sin ánimos.
— Sana, todo viene cuando tiene que llegar, no fuerces el cambio. —Dijo Jihyo, alcanzándole un chupito de Whisky.
— Tienes razón... —Dijo, para después sorprenderse al ver a un chico alto y pelinegro en la multitud.— És él! Es más alto de lo que parece... —Dijo esta embobada.
— Ash, otro hombre más en el mundo —Dije riéndome.
— Jihyo se rie.— Totalmente de acuerdo Mina.
El chico se acercó a donde nosotras, su nombre era Jaehyun, olía a desodorante de hombre y algún perfume caro de marca, típico de cualquier hombre.
— Hola, ¿tú debes de ser Minatozaki, verdad? —Le dijo a la mayor de nosotras.
— Así es, Minatozaki Sana. —Le sonrió.— ¿Tú debes de ser Jaehyun, no?
— Correcto. —Le sonrió para después voltear a vernos.— Ellas deben de ser tus acompañantes, ¿no?
— Oh sí, ella es Jihyo. —Sana volteo a ver a Jihyo.— Y ella es Mina. —Sana me volteo a ver.
— Hola. —Dijimos a la vez las dos.
— Hola. —Nos respondió con una sonrisa.
Nos quedamos un rato los cuatro hablando mientras bebíamos, hasta que decidí irme al baño a retocarme el maquillaje.
— Me voy al baño. —Les dije a mis amigas, para después de levantarme y dirigirme al baño.
Entre al baño y saque de mi bolso negro un gloss, y mirándome al espejo, me retoqué los labios.
En eso, entro una chica pelinegra, con unos botines negros y un vestido negro que dejaba ver su delicada espalda.
Se puso al lado mío, y se puso a retocarse sus labios, mientras yo me colocaba un poco de highlight, mientras mis ojos no evitaban voltear a verla a través del espejo, y terminé encontrándome con sus ojos sin querer, haciendo un corto contacto visual.