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Hoy Mina había tenido un día terrible. Para empezar, se quedó dormids y se perdió la primera clase, economía, y tenía un trabajo que entregar, y no le dio tiempo a hacerlo. Luego, se dejo su desayuno para la hora del descanso, así que le tocó ir a la cafetería, la cual tenía una cola inmensa, y terminó optando por tomar un café.
Estaba saliendo a una zona al aire libre para sentarse a leer y tomarse su café, y en eso, se tropezó con una baldosa y, se derramó su cafe en su camiseta. No lo podía creer, era lo único que le faltaba, mancharse su ropa con cafe y no poder tapar la enorme mancha en su pecho.
— Perdona. —Se detuvo una chica rubia.— ¿Quieres un papel o algo? —Miro su mancha mientras buscaba un papel en su bolso.
— Oh, sí, gracias. —Rio nerviosa y agarró el papel que le dio esta.
— Eres Mina, ¿verdad? —Dijo un tanto dudosa.
— Sí. —Levantó la mirada y la vio.— Es verdad, eres Jeongyeon. —La reconoció.
— Sí, nos vimos una vez con Dahyun. —Comentó esta.
— Cierto. —Sonrió.— Vas a mi clase de economía, ¿me equivoco? —Preguntó
— Así es, te he visto alguna vez, bueno, hoy no. —Respondió.
— Oh, sí, me quede dormida. —Ambas rieron.
— Me pasa bastante seguido, más de lo que quisiera. —Bromeó. El timbre sonó.
— Bueno, me tengo que ir, tengo que ir a clase de lengua. —Mina agarró su bolso del banco.
— Oh, ¡okay! —Dijo Jeongyeon.— Ya nos veremos.
— Sí, un gusto verte. —Sonrío. Se volteo y iba a caminar hacía la puerta, pero Jeongyeon la detuvo.
— Oye, ¿me podrías dar tu numero? Podríamos ir a tomar un café o algo, no se. —Preguntó un poco nerviosa con su teléfono en su mano
— Ah, sí, claro. —Agarró su teléfono y apunto su número.— Listo. —Le sonrió.
— Bueno, ¡adios! —Jeongyeon se despidió.
— Chao. —Se despidió de vuelta.
Jeongyeon se veía una chica bastante amable, no sabía mucho de ella más que estuvo en una situación amorosa con Dahyun hace muchos años, pero todo se arregló y terminaron como amigas.
Le parecía bastante atractiva, tenia el pelo rubio y corto, una sonrisa bastante coqueta y cazadoras un tanto ligeras, unos ojos intimidantes y una voz única al hablar, simplemente la chica perfecta.
El resto del día estuvo en clases, y al salir de la universidad fue a la biblioteca a hacer trabajos.
