Capitulo 3: Mi mundo se desvanecio

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A veces recuerdo algunos flashes de mi pasado, algunos los atesoro y otros me gustaría borrarlos, pero ahí están.

Trato de tomar todo como una experiencia de la vida, y sin cada unos de esos acontecimientos no me hubiera convertido en la persona que soy ahora.

Recuerdo un breve lapso que cuando vinimos de jJose C, Paz fuimos a un hotel familiar, no se cuanto tiempo estuvimos ahí pero no fue mucho o eso creo, era muy chica en ese momento.

Un día mi viejo, nos llevó a pasear tenia una sorpresa, fuimos mi vieja y hermanas, llegamos a un departamento de dos ambientes, muy bonito, nunca me voy a olvidar la dirección Franklin 833 1ro D en Caballito vivimos varios años ahí, era nuestro hogar.

Un amigo de el, le alquiló el departamento, me gustaba mucho vivir ahí, como mis padres trabajaban,  nos había anotado en un colegio jornada completa entrábamos a la mañana y salíamos a la tarde, también estábamos íbamos al comedor, me encantaba el pastel de papá y la tarta de cebolla que hacían ahí.

Me gustaba ir al colegio, sobre todo las clases de dibujo y música. Ni hablar de las clases de gimnasia, aunque odiaba el Voley y saltar el burro, pero todo no puede ser perfecto, jaja .

También siempre nos anotaban en las colonias de vacaciones, eran lo que más me gustaba.

Todo era perfecto, mi viejo me había traído un perrito de corrientes mi Bobby.

En la planta baja había una maestra de piano, siempre me gustó escucharla, empecé a tomar clases y hasta iba al conservatorio a rendir, tenía mis diplomas y un órgano para practicar. Me encantaba todo eso .

Amaba mi perrito, pero el estaba enfermo, tenía convulsiones y a veces no reconocía a la gente, y los atacaba, no recuerdo cuántas veces me encerraba en el baño para curarme las heridas para que no lo retaran, yo creo que sabían y también que el era todo para mi, siempre que le daba una convulsión yo me sentaba al lado de él y lo acariciaba hasta que le pasara.

Recuerdo que un día fui a comprar pan con el, y había mucha gente en la panadería, era a dos cuadras de mi casa, lo ate a un arbolito que había fuera y entre comprar, lo miraba cada rato, solo dejé de mirarlo para comprar, cuando salí no estaba.

Una desesperación de pérdida sentí, salí corriendo gritando Bobby y preguntando a todos los que a pasaban por la calle si lo habían visto, el era mi mundo, las lágrimas me brotaban y después de mucho tiempo volví para mi casa para pedir ayuda, cuando estaba por llegar a la puerta,  ahí estaba el esperándome, moviendo su cola, corri hacia el y lo abracé tan fuerte mientras no paraba de llorar.

También recuerdo un día que habíamos ido a comer a la casa de madrina, ella hacía unas pizzas riquísimas, nos juntábamos seguido,me encantaban esos domingos, uno de esos días que regresamos mi viejo estaba sentado en la silla, tenía los dos brazos lastimados, había querido agarrar a Bobby para irnos a buscar en el auto, y el lo desconoció cuando le quiso poner la corroa y atacó.

Nunca me voy a borrar esa imagen y esas palabras. Tenia los dos brazos morados y cortados por todos lados y me dijo que esperaba poder trabajar y que no le hizo nada al perro por lo que significaba para mi, un nudo cerro mi garganta y fui para ver si mi bebe estaba bien. Tenia miedo de que me lo sacaran. No era un perro de gran tamaño, era pequeño pero cuando desconocía a alguien era feroz.

A mi madre también la atacó un día, yo trataba de que estar siempre con el, era mi responsabilidad el me necesitaba, estaba enfermo,  por más que lo llevamos a veterinario pero que el tenia no había cura.

Un día me dijo mi vieja que ya no podía ir a piano, porque no iban a pagar más, entendí que viejo no quería poner plata ahí, no se si ella habrá estado queriendo cubrir los gastos hasta donde pudo y me tuvo que decir que no se podía, pero lo entendí.

Sabia que no alcanzaba,  siempre íbamos camino y volvemos caminando del colegio,eran 40 cuadras o un poco más, cuando estábamos  retrasadas íbamos en colectivo, no recuerdo cuántas veces escuché a mi madre decir que se olvidó el monedero, de grande lo entendí, también recuerdo haberla visto sacar plata del bolsillo del pantalón de mi viejo,  el no era de compartir su dinero,  a veces nosotras hacíamos lo mismo para comprarnos algunas golosinas, no le iba a faltar esa moneda.

Aprendí a pedirle a mi viejo en la hora de la comida, para algún gasto del colegio para ayudar a mi madre.

Cuando volvíamos siempre pasábamos por Coto a comprar, y agarraba las bolsas más pesadas para ayudar a mi madre.

Yo veía el sacrificio que hacía por nosotras. No sé si mis hermanas lo veían, a veces tenía mis dudas o no importaban, pero cada uno carga con lo que puede o quiere aceptar.

Recuerdo que una noche, como casi todas, me tocó sacar la basura, fui con Bobby de paso lo acaba a pasear, lo llevaba con la correa, si no había nadie en mi cuadra, lo soltaba un ratito,  no se iba, siempre me seguía, ya estaba acostumbrado, era una noche hermosa estaba al lado mío, le dije vamos y nos dirigimos a la entrada, no se en que momento fue, pero no se si vio algo pero escuché un golpe, me di vuelta y no estaba salí corriendo a la calle sin importarme nada, vi a un auto alejarse y mi bebé estaba en el piso tirado en la calle, corrí a el y lo levanté y corrí a mi casa, con mi madre nos pedimos ayuda nadie nos quiso llevar a Pasteur un hospital veterinario, fuimos casi corriendo eran unas 30 cuadras, ya cuando llegamos no respiraba, se murió en mis brazos, no paraba de llorar,  nos llevaron atrás a la parte donde dejaban a los fallecidos, yo no lo queria dejar solo, era todo para mi, pero lo tuve que soltar ahí, en ese lugar horrible lleno de jaulas con animalitos, solo brotaba muerte por todos lados, quería gritar, huir desaparecer, perderme, no hay palabra para describir ese sentimiento de pérdida, solo me perdí en  mi mundo.

Todas las noches me despertaba llorando y gritando, siempre tenía la misma pesadilla, nada podía superar esa perdida, pensé que  nunca iba a sentir un dolor tan grande.

Ese día perdí una parte de mi, por mucho mucho tiempo estuve muy triste. Ya han pasado tantos años y sigo pensando en el.

Después de ahí me perdía jugando con muñecos creando historias, cuando me acostaba hacia lo mismo para no pensar en la realidad y mis problemas se perdían en un mundo de fantasías.

Mi primer perro, mi Bobby, mi bebé, mi mundo.

Después de ese día, muchas cosas empezaron a cambiar y empecé a sentir que yo no había felicidad.














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No sé que hacer ?????Donde viven las historias. Descúbrelo ahora