capítulo 1: Miedo, celos.

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Aviso:

Lenguaje vulgar.

Peleas.

Acoso (pero en XD)

Todos son mayores como de ochenta millones de años o algo así.

Bueno necesito comentarios y leídas para que me motiven a escribir más. Escriban algo plis >:D

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Esconderse y descansar era para Godzilla lo mejor qué podría hacer al volver al mar pero ni siquiera sabía dónde. Así qué optó por ir a la tierra hueca para ver qué se encontraba.

Pues los humanos se habían vuelto extremadamente molestos como para despertarlo cuando estaba en aquellos edificios humanos (Roma). Así qué iba a lugares para intentar buscar un lugar para descansar.

Caminaba sin rumbo aparente, el cabello luminiscente rosa no servía cuando intentaba no ser visto así que utilizo su perfil bajo.
Mucho mejor.

Habían varios insectos qué intentaron tragarse su sangre pero supo protegerse e irse por otro lado. Finalmente encontró lo que buscaba detrás de una cascada, había una cueva adecuada, con pompones suaves ahí, con una adecuación servida, muy cómodo se aseguro de que no se tratara de un trampa o algo así, ni siquiera se preguntó de quién era, él era el rey y podía hacer lo que sea.

Y se acomodó, estiró y suspiro para simplemente cerrar los ojos y dormir.

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Mientras tanto, en la superficie en la isla Mara. Rodan no se encontraba en su mejor momento.

Era el peor.

La pregunta simplemente dolía ¿Por qué?. No hizo nada malo y Godzilla viene y simplemente ¿...qué? Lo lastima y le rasga el hombro. Esa herida llevaría algunos meses en curarse pero tal vez tardaría más por obvias razones.

Quetzalcóatl se fue. Ya no tenía con quién hablar sanamente. No pasó mucho para qué anocheciera otra vez y fuera otro día,con el hombro y su brazo vendado, no podía ni siquiera comer porque cualquier movimiento en falso llevaría a desgarrarse la herida.

Y así transcurrió seis noches más.

Por constante soledad tendía a hablar en voz alta consigo mismo.

—Rodan eres un idiota— camino hacia el mar.

Nadie lo extrañaría por lo que iba a hacer. Escuchaba el sonido de las olas a lo lejos.

—no hay nadie que aprecie en esta vida— sus pies descalzos tocaron la arena mojada— ni por quien vivir.

Caminó hacia dentro, pensando en lo que haría sonriendo mientras sus ojos lagrimean.

Miró al mar, por lo menos media hora, el color rosa y amarillo tornado en el cielo.

Pero algo lo detiene. Cómo una presencia conocida, y como alguien lo observa.

Cómo si fuera peligroso para él.

—.... mm....— tarareó y pensó en su supervivencia.

Tan pronto cómo llego ahí se fue disimulando, no podría pelear en ese estado o sería muy fácil de vencer.

Abrió sus alas para irse. Pero al volar unos cuantos metros él descubre que no puede ir más arriba, justo cuando creyó que podía volar bien. Así qué optó por ir caminando y volando a una pequeña altura alternando esos movimientos.

El Imperio Del Mounstro Que Devoró Una Estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora