Celos

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Chishiya se despertó, no había podido dormir durante tres días y estaba horriblemente cansado. Se revisó de nuevo la marca, se estaba dibujando otra letra y eso le alteraba. Realmente quería saber si sus sospechas eran ciertas, o si gracias al espíritu santo se estaba equivocando. Deseaba equivocarse, pero ya se podía visualizar una i, realmente tenía mala suerte.

Bajó al gran salón somnoliento y alcanzó a ver a Kuina, se acercó a ella y la saludó con vagancia. De repente, como todos los días, un montón de gente corriendo hacia el hall emocionados y con adredalina, repartieron los papeles como siempre y arrancaron los coches.

-No creo poder aguantar con este sueño el juego- le dijo a Kuina, quien seguía a su lado con su número de juego en la mano.

-Seguro que sí, confía en tí mismo y ya verás que acabas genial. Eres tú, siempre lo consigues- le dijo sonriendo y se alejó rumbo a su coche.

"Si sigo carcomiéndome la cabeza así no sobreviviré ni al viaje en coche" pensó con disgusto, tentado a subir su sudadera y ver esas letras. 

Algunas personas en la playa tenían marcas de amor, por ejemplo Takeru y Aguni las compartían, aunque nadie aparte de ellos lo sabía. También, al igual que Chishiya, habían algunos que todavía tenían la marca en formación, espantados al principio por ello pero seguramente encantados con el resultado final. Habían otros que tenían la marca en azul, lo que implicaba un límite de tiempo para enamorar a otra persona con marca. Había muchas clases, pero realmente Chishiya no quería ni se esperaba tener ninguna, él no quería vivir atado a alguien por una estupidez de la naturaleza, quería experimentar y saber antes que ser marcado, prefería no encontrar a nadie nunca, pero para su mala suerte, las marcas son difíciles de quitar.

Y una vez sale la segunda letra, se dice que quedas marcado de por vida, a no ser que otra persona consiga enamorarte y quitar la marca inicial y sustituirla por una con su nombre. Todo era tan complicado, tan estúpido.

Todo el viaje al juego y mayor parte de este se la pasó pensando, procesando y volviendo a pensar para volver a procesar, en un bucle continuo que lo volvía loco. Para su suerte, los demás pasaron el juego por él y se fueron a la playa.

Y para su no tan suerte, un fuerte escozor en la cadera le inundó antes de llegar al lugar. No sabía exactamente a que se debía, pero era horroroso. Aunque, haciendo memoria, algunos pacientes suyos se quejaron del mismo dolor por una marca, por que la persona contraria estaba intentando eliminarla de su cuerpo. Su rostro se ciñó en dolor, no pudo evitar torcerse de espanto.

"Creo que me tomé demasiado en serio la de que el amor duele" pensó, y se rio de su propio chiste en un intento de apaciguar aquél horrible escozor.

Llegaron, y él no pudo evitar salir corriendo a su habitación y devolver al llegar. Pero no duró mucho su alivio, sentía la gran necesidad de bajar a una de las fiestas y parar lo que fuera que sea eso.

Hizo caso a sus instintos, intentando mantener un semblante indiferente y caminando lentamente para no sentir el incesante ardor en su cadera.

Solo se calmó al ver a ese peli negro que le había robado el sueño tantos días, pero tampoco duró, ya que lo vio con una mujer, demasiado pegados a su parecer. "Pero que estoy pensando. Él no debe significar nada para mí, no es nadie a mi percepción" intentó convencerse, pero en cuanto el peli negro giró a verlo con una sonrisa arrogante mientras tocaba el cuerpo de la otra su columna vertebral por completo quemó, y sintió como esas letras en su cadera intentaban salir a abofetear a ese hombre.

-Son celos- escuchó a su lado, se giró sorprendido a ver a la persona que se lo dijo.

marca - nirashiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora