Voy manejando lo más rápido que puedo porque estoy llegando tarde a mi sesión de terapia. A pesar de que llevo más de cinco años con Paula, es necesario ser puntual o pierdo el turno. Me entretuve leyendo y ahora tengo que ser una versión femenina de Toretto. Me detengo justo en un semáforo en el que no llegué a pasar y siento que los autos de atrás me tocan la bocina. Por Dios, que vean el cartel de principiante, ahí tienen la respuesta a mi mal manejo.
Hace tres meses que tengo la licencia de conducir y todavía me pregunto cómo carajos hice para conseguirla. Darme un automóvil a mí es como darle a un mono una escopeta. Siempre considero exitoso un viaje cuando no he chocado a nadie, y por ahora llevo un historial perfecto. Bueno, casi perfecto: 9.50 si contamos esa vez que quedé cruzada con un taxi y casi choco con una moto. Pero eso no fue al cien por ciento mi culpa, el taxista fue un idiota.
Siento que los bocinazos se intensifican y salgo de mi ensoñación: el semáforo se ha puesto en verde. Arranco lo más rápido que puedo. "Ka" nunca me va a dejar tirada. Sí, me convertí en una persona promedio que le pone nombre a su auto. Es mi momento más humilde. Pero se llama así por la serpiente del libro de la selva. En menos de dos cuadras llegué al consultorio; a veces siento que disocio mucho cuando manejo porque, cuando me doy cuenta, ya he llegado al lugar.
Les puedo jurar que daría la vida porque "Ka" se estacionara solo. Estoy haciendo las maniobras cuando justo un señor se me acerca a la ventana.
—Disculpe, ¿quiere que la ayude? —me dice amablemente. Sé que lo hacen con buena intención, pero... ¡cómo me molesta! Yo puedo solita, mi mamá no crió a ninguna tarada. Bueno... poder es relativo, pero con los choques tendré que aprender.
—No, está bien, yo puedo. Muchas gracias igual —le digo con la más falsa de mis sonrisas.
—Como usted prefiera, niña. Yo le decía porque sé que a las mujeres les cuesta más manejar —me dice alejándose. Ahora me dieron ganas de pisarlo y decirle al oficial "Ups, es que a las mujeres nos cuesta manejar." Idiotas.
No le hago caso y termino de estacionar. Por suerte, llegué justo cinco minutos antes. Me bajo rápido y me fijo si puse el freno de mano, si apagué las luces y si la alarma está puesta unas tres veces. Cuando ya estoy segura, corro adentro del consultorio.
— ¡Rivas! —Subo las escaleras rápido porque escuché a Paula llamarme. Sin mirar donde piso, ¡ay Diosito, que no me mate, que aún estoy chiquita!
— ¡Subiendo, Paula! —le grito mientras voy en camino. ¡Dios, por qué ponen tantas escaleras y no un ascensor!
—Llegué... ac...á estoy —le digo mientras trato de tomar aire. ¡Dios, tengo que hacerme ver un pulmón, creo que lo perdí en el camino!
—Vamos, pasa, linda. ¿Cómo has estado? —me dice mientras estoy entrando al consultorio.
—Bien, Pau —le digo mientras me recompongo. Ambas sabemos que estoy mintiendo, y no sé por qué, pero nunca puedo decirle de entrada "¡he tenido una semana de mierda!" Me parece medio brusco o simplemente trato de negar el hecho de que no estoy bien. Bueno, se verá en la próxima sesión.
Paula es psicóloga de adolescentes y niños. Sí, lo sé, no se entiende cómo atiende a una joven de veinte años. Bueno, Pau me trata desde los quince, así que ya por familiaridad lo sigue haciendo. Su consultorio no ha cambiado mucho en estos años. Es blanco, con dibujos en las paredes y tiene sillas plásticas azules. Un escritorio blanco como el de cualquier doctor; no sé por qué, pero siempre me sentí segura en este espacio. Sé que puedo decirle lo que siento sin que me juzgue.
— ¿Por dónde quieres empezar? Hace un mes que no nos vemos —me dice mientras saca su cuaderno de anotaciones. Siempre quise saber qué escribía ahí. Cuando dice esas palabras, es como si abriera una llave en mí y sale todo lo que siento.
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El chico del parque
Teen FictionAmar es un verboide de primera conjugación. Pero; ¿qué significa realmente? Lo único que yo conozco del amor es lo que he visto en los libros. Sé que Romeo se mató cuando vio a Julieta muerta, qué Madame Bovary miraba la ventana en la espera de un a...