Capítulo 11: No nos abandones

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Un mes a pasado y el compromiso de Nezuko y Zenitsu se disperso por todo el reino.

Eso fue motivo de celebración para el reino, una nueva pareja se unia.

Vemos a Nezuko y Zenitsu pasear por el mercado tomados de la mano.

—Es buen día ¿No crees?—dijo la princesa ojirosa.

—Desde luego—dijo el rubio con una sonrisa.

Ambos se dan un tierno beso en los labios.

Después del beso decidieron seguir paseando hasta que llegaron al lago de aquella vez.

—Todavía recuerdo cuando nos dimos nuestro primer beso acá—dijo la ojirosa.

—Es un día que nunca olvidaré—dijo el rubio.

—¿Qué tal si nadamos un poco?—pregunto la ojirosa con una sonrisa.

—Es perfecto para este calor—dijo el rubio.

—Entonces vamos—dijo la ojirosa mientras se quitaba el vestido para quedar completamente al descubierto.

Después de eso se metió en el agua y con el dedo le hizo la seña a Zenitsu de que fuera con ella.

Zenitsu se quita su armadura quedando completamente al descubierto y se sumerge junto a Nezuko mientras ambos se dan un gran beso en medio del río.

—Te amo—dijo el rubio.

—Yo te amo más—dijo la ojirosa.

Sin duda fueron días llenos de felicidad para esa feliz pareja, ya solo había que esperar a la boda la cual llegaría dentro de un mes.

Lo que nos lleva al siguiente día.

Después de que el sol iluminará Solaria vemos al príncipe pelirrojo levantarse de su cama.

—Buenos días mi lord—dijo su fiel sirviente.

—Buenos días—dijo el príncipe pelirrojo.

Se pone su bata y se va al comedor real para desayunar.

—Buenos días—dijo el príncipe.

—Buenos días Tanjiro—dijo la gentil reina.

—Buenos días hermano—dijo la ojirosa.

—¿Y papá?—pregunto dudoso el príncipe.

—Se sentía cansado, dijo que vendría un poco más tarde—contesto la reina.

—Esta bien—dijo el príncipe pelirrojo.

En eso llega el cocinero con el desayuno.

—Buenos días majestades, el desayuno está listo—dijo el cocinero con aires de grandeza.

—¿Mi lord nos acompañará?—pregunto curioso el cocinero mientras servía el desayuno.

—Si, pero más tarde—contesto la reina.

—De acuerdo—dijo el cocinero.

En eso llega un sirviente.

—Vengo por el desayuno del rey—dijo el sirviente.

—¿Qué?—dijo dudosa la reina.

—El rey me ordenó que llevará su desayuno a su habitación—contesto el sirviente.

El cocinero le da el plato del rey al sirviente y este lo lleva a su cuarto.

En eso la familia real se levanta y van al cuarto del rey y la reina.

Mi Lady (Tanjikana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora