Capítulo 4: Carta de amor

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Al siguiente día de que nuestros queridos nobles se conocieron el sacerdocio ya había mandado a su mensajero.

Lord Tanjiro tendría que apresurarse al escribir la carta, esto debido a que el protocolo estipulaba que el hombre debía ser el primero en escribir.

Es de mañana y el sol sale cubriendo toda solaria, incluyendo los aposentos del principe pelirrojo que entran por su ventana y logran conectar con su rostro.

Esa luz hizo que el principe despertará y se levantará de su cama.

—Buenos días mi lord—expreso su leal sirviente que siempre está minutos antes de que el principe despierte.

—Buenos días—dijo el pelirrojo dormilón.

El sirviente procede a ponerle su bata real para desayunar.

El principe pelirrojo sale en compañía de su sirviente y llegan al comedor real.

—Buenos días Tanjiro—dijeron el rey y la reina.

—Buenos días hermano—dijo la princesa ojirosa.

—Buenos días a todos—respondió el principe pelirrojo.

Tanjiro se sienta y entra el asistente del chef junto con el chef para servir el desayuno.

—Muy buenos días majestades, la mañana de hoy prepárense para deleitar sus papilas gustativas con este manjar que hemos preparado—dijo el chef con aires de grandeza.

A pesar de la grandeza que siente el chef nunca hace de menos el trabajo de su asistente, es más, lo trata como su igual.

El chef y el asistente sirven el desayuno y las caras de la familia real lo dijo todo.

—Esto es delicioso—dijo la princesa ojirosa.

—Cada vez se superan más—dijo el principe pelirrojo.

—Me alegra que sea de sus agrados mi lord y mi lady—dijo el contento chef.

Después del desayuno el principe pelirrojo regreso a su cuarto, pues tenía una carta que escribir.

Tanjiro llega a su cuarto y como al lado de su cama había un escritorio, se sentó, tomo una hoja y una pluma comenzando a escribir.

2 horas pasaron y la carta finalmente estaba terminada.

Alguien toca la puerta.

—Pase—dijo el inspirado príncipe.

—Disculpe molestarlo mi lord pero hay un mensajero enviado por el sacerdocio diciendo que viene a recoger su carta—dijo el sirviente del príncipe.

—Esta bien, justo la acabo de terminar, dile que en un momento voy—

—De inmediato mi lord—se retira.

En lo que se fue el sirviente, Tanjiro estaba enrollando su carta y buscando un lazo para amarrarla.

—Este servirá—encontro un lazo lila.

—El mismo color de sus ojos—se le quedaba viendo al lazo.

En eso Tanjiro amarra su carta y sale del cuarto.

Vemos a Tanjiro llegar a la sala real donde esperaba el mensajero.

—Mi lord, que agradable verlo—dijo el mensajero haciendo reverencia ante el principe.

—Disculpe la demora—dijo el príncipe pelirrojo.

—No se preocupe mi lord, soy muy paciente—

Tanjiro le da la carta.

Mi Lady (Tanjikana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora