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Mis manos temblaban por el enojo que me recorría de pies a cabeza, no podía asimilar lo que acababa de ver. No lo veo por días, no contesta ninguna de mis llamadas o mensajes, como si se hubiera esfumado para entrar riendo con Jared como si no hubiera pasado nada.

En mi mente mil ideas corrían de un lado a otro, conocía a Embry lo suficiente para saber que tendría una respuesta que dar.

O eso quiero creer.

Cuando visualice la casa apagué el motor, cerrando con fuerza la puerta, al instante salió Sam apretando la mandíbula.

—Hazel —dio unos cuantos pasos pero mantenía su distancia.

—Sam, ¿dónde está Embry?

—No lo sé — encogió sus hombros —. Pero no creó que sea un buen momento para hablar, ¿por qué no lo hacen luego?

No sabe, cómo no.

—Sam, por favor, no vine a verte a ti, vine por mi estúpido novio que no he visto en días y lo último que sé es que estaba tendido en cama pero milagrosamente entro riendo con Jared.

Por la puerta salió la figura de Embry relamiendo sus labios con la cabeza baja, note lo alto que estaba, incluso parecía más músculoso. No era el chico que recordaba.

—Haz......

Sin pensar dos veces, rodee a Sam para caminar a él y empujarlo, la rabia nublaba mi juicio, en otra circunstancia sabía que no haría algo tan estúpido como eso, ¿qué clase de persona sería si lo hiciera? El ni siquiera hizo algo.

—¿Por qué no me llamaste? ¿Sabes lo preocupada que estaba?

Abrió los ojos para verme y la esperanza dio paso a la decepción, ahora su mirada estaba fija detrás de mi.

—Lo siento.

—¿Lo siento? — pregunte con incredulidad —. Por favor dime que tienes algo mejor que eso.

—Solo...... No puedo decirtelo.

—¿No puedes? — sentí como un nudo se formaba en mi garganta —. Embry, te conozco desde niños, un año de relación, ¿no es suficiente para que confíes en mi?

El suspiro pasando las manos por su cara negando.

—Lo siento pero no puedo — tenía la vista en sus pies, siendo incapaz siquiera de intercambiar miradas—, creó que debes irte.

Esperando a que dijera algo más, pero eso nunca llego. Una mano en mi hombro tiro de mi alejándome del lugar.

—Lo siento Sam — quitando su mano de mi —. Creó que fue un error venir.

Me di media vuelta, comenzando a andar reprimiendo las lágrimas en mis ojos. Me sentía tan estúpida por el espectáculo que había montado segundos antes, ya no era capaz siquiera de ver a alguien.

—Hazel.

Detuve mi mano en la puerta para ver sobre mi hombro a Embry qué se veía afligido, al mirar a su derecha note a Paul que lo tenía retenido de los hombros.

Creó que por primera vez en semanas podía verlo a los ojos, todo el aire de mis pulmones fue expulsado como si me hubieran dado un puñetazo en el vientre, Paul también lucia diferente: mucho más alto de lo que una vez imagine podría serlo, los músculos que tenía se veían más tonificados, su piel incluso tenía un tono rojizo.

Se veía más atractivo.

Debería verme patética moviendo mis labios como si quisiera decir algo aunque realmente no tenía idea de que.

Blackie  | Paul Lohete ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora