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Habían pasado varios días en los que me encontraba con Embry, él había decidido mantener su distancia del resto y aunque pidiera una razón no obtenía una respuesta, nuestra relación no iba ser lo de antes y era algo que aún me costaba aceptar

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Habían pasado varios días en los que me encontraba con Embry, él había decidido mantener su distancia del resto y aunque pidiera una razón no obtenía una respuesta, nuestra relación no iba ser lo de antes y era algo que aún me costaba aceptar.

Porque si, decidimos seguir adelante, la incertidumbre y miles de preguntas habían invadido mi mente pero decidí callarlas esperando qué en algún punto decidiera hablar.

En ocasiones iba a verlo a casa de Sam pero tan pronto llegaba me hacía quedarme en el Jeep y no bajar, y cuándo estaba arriba nos íbamos de inmediato, era raro pero todo lo era los últimos días, meses más bien.

—Acompañaré a Bella al cine — levante mi pulgar sin dejar de ver la película —. Puede que llegué tarde.

—¿Te gusta Bella?

No fue necesario ver su cara para saber que debía estar moviendo la boca cómo idiota.

—¿Qué rayos dices Zel?

—Olvídalo — suspire acomodándome en el sofá —. Ve y cuídala, en ocasiones su instinto suicida me asusta.

—Si bueno, ya me tocó verlo una vez.

Se fue dejándome sola, los últimas días se sentían así, Jake había decidido ayudarle a Bella con la reparación de unas motocicletas, Aria había hecho un huerto detrás de su casa lo que se llevaba casi todo su tiempo y mi querida Agatha había estado de un humor volátil y Quil necesitaba salvar su cuello en la escuela.

Así que muchas veces me encontraba en la push o bordando para matar el tiempo, siempre me considere fan de la soledad pero ya no estaba acostumbrada a ella desde que las Swan regresaron a Forks su presencia habia estado a mi lado desde entonces al igual que Agatha.

Todo pareció cambiar en un abrir y cerrar de ojos y eso me daba miedo, no quería quedarme atrás mientras todos parecían seguir adelante.

Incluso Paul, el imbécil de Paul parecía no afectarle en absoluto que en algún punto estuvimos a nada de rescatar la relación que tuvimos de niños, cuando iba por Bry me saludaba cómo si nada y aunque trataba de ser cortés, no podía.

Me sentía molesta con él y ni siquiera encontraba una razón coherente para poder culparlo, bueno, si la tenía. El que me hiciera creer que podíamos ser cómo antes, no puedo mentir y no decir que en ocasiones imaginaba cómo podrían ser las cosas de no haberme alejado cuando dijo que éramos amigos.

Tal vez exagere en su momento y de haberlo ignorado podríamos seguir cómo si nada molestando al otro haciendo como si nada sucediera.

—¿Qué rayos estoy pensando? — di pequeños golpes en mis mejillas queriendo despejar mi cabeza —. Me estoy volviendo loca.

Me puse de pie yendo a la cocina buscando que podía comer, una película sin un buen snack no era película, cuándo vi a la ventana, la oscuridad abrazaba cada rincón del lugar, pegué un brinco hacia atrás parpadeando repetidas veces para asegurar que mi vista no me había fallado.

Blackie  | Paul Lohete ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora