Capitulo 4- Esto no es vida.

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Lo prometido es deuda, ya son 500 vistas, a las 600 les subo el próximo. 🫶🏽

Pasé veintiún días internada después del trasplante, cinco de ellos en la unidad de cuidados intensivos o UCI, como muchos la llaman, pero eso no fue nada, el verdadero infierno lo viví cuando salí del hospital y regrese a casa

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Pasé veintiún días internada después del trasplante, cinco de ellos en la unidad de cuidados intensivos o UCI, como muchos la llaman, pero eso no fue nada, el verdadero infierno lo viví cuando salí del hospital y regrese a casa.

¿Cómo superar la muerte de la persona que tanto amaste?

Ya había vivido la pérdida de algunos familiares, pero ninguna como esta. Me sentí sumergida en una profunda depresión y todavía me siento así.

No sé cómo seguir adelante sin él. Era mi compañero, mi amigo, mi confidente. Me apoyó en los momentos más difíciles y me hizo reír en los más felices. Me enseñó a amar y a ser amada. Me dio lo mejor de sí y yo se lo di todo.

Ahora solo me quedan los recuerdos, las fotos, las cartas. A veces siento que está a mi lado, que me abraza, que me susurra al oído. Otras veces siento un vacío inmenso, una soledad que me ahoga, una angustia que me paraliza.

Sé que tengo que seguir viviendo, que tengo que honrar su memoria, que tengo que encontrar un sentido a mi existencia. Pero no es fácil. Necesito tiempo. Necesito aceptar que se fue, que no volverá, y para se sincera, no sé si seré capaz de hacerlo.

Por eso me encuentro aquí, observando el consultorio con curiosidad. Es un espacio amplio y luminoso, con unos ventanales que se extienden desde el suelo hasta el techo, pero que no ofrece una vista hacia fuera ya que está cubierto con cortinas de color Beige.  la izquierda hay un escritorio de caoba que refleja el brillo del sol. Las sillas están dispuestas en forma de semicírculo, una detrás del escritorio y dos frente a él. En una esquina hay un sillón del mismo color de las cortinas que invita al descanso y una gran alfombra que cubre todo el suelo con un diseño geométrico.

—Hola, soy Claudia Davies, un gusto conocerte — me saluda con una mano firme y profesional, que yo estrecho con timidez.

Si, al final le hice caso a Zoé y vine.

—Abigail — murmuro mi nombre, sin dar más detalles.

—¿Se te hizo difícil llegar aquí? — me pregunta con interés, mientras se dirige al otro lado del consultorio. — Puedes acomodarte como quieras, en el sillón o en la silla. —me ofrece con una sonrisa amigable.

Elijo el sillón y me recuesto, mirando el techo blanco, que tiene unos trazos de colores que forman figuras geométricas que me recuerdan a las nubes.

Observo a Claudia, que se sienta frente a mí, en una silla giratoria. Es una mujer joven, de unos treinta años, con el cabello negro y liso, que le cae sobre los hombros. Tiene una estatura media y una figura esbelta. Su rostro es agradable y simpático, con unos ojos marrones que transmiten confianza. Me recuerda un poco a Zoé. La verdad es que es muy bonita.

Lo Que Fue de Mí Sin Ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora