𝙘𝙖𝙥í𝙩𝙪𝙡𝙤 trece

180 36 0
                                    

Minho salió del baño con una toalla envuelta en su cintura, mientras que con otra, se secaba el cabello. Paró frente al espejo de la habitación y se examinó.

ㅡ ¿Crees que se ve bien?

ㅡ Precioso, hasta diría que me calienta un poco. ㅡ Dijo el menor, levantándose de la cama y tocando el cabello de Lee, ahora de un tono rojizo intenso.

ㅡ ¿Sólo un poco? ㅡ Se volteó el mayor, tomando la cintura de Hyunjin y acercandose peligrosamente a él. No necesitó respuesta, con notar la erección que estaba comenzando a formarse en los pantalones del rubio fue suficiente. Soltó una carcajada, Hyunjin le dio un golpe en el hombro, con las mejillas teñidas de carmín. ㅡ Creo que te respondiste solo.

ㅡ ¿Qué problema hay con que mi novio me caliente?

ㅡ ¿Novio?

ㅡ ¿Te suena mal?

ㅡ Para nada, ¿pero eso somos?

ㅡ ¿Eso quiéres que seamos? ㅡ Hwang rodeó el cuello de Minho con sus brazos, acariciando la nuca ajena, provocando un cosquilleo en el mayor.

ㅡ Podemos empezar por ahí, pero creo que podemos ser más. ㅡ El pelirojo se alejó para sentarse sobre la cama, sin soltar la mano del menor, tiró de esta con cuidado para acercarlo aún más, mientras su mano libre acariciaba lentamente el muslo interno del rubio, subiendo poco a poco hasta ejercer presión en el miembro de él por encima del pantalón.

ㅡ ¿Más? ¿como qué? ㅡ El cuerpo de Hyunjin iba tomando temperatura ante los toques del mayor, poco a poco fue deshaciéndose de su molesta ropa, hasta quedar completamente desnudo frente a él.

Minho recorrió el cuerpo ajeno. Ahora, los años habían pasado, el cuerpo de Hwang había cambiado, se veía más adulto, como un hombre. Sus hombros anchos, sos brazos ahora más tonificados al igual que su torso y piernas... y aquellas nuevas cicatrices y lunares que se hacían presentes, alimentando más la curiosidad de Lee por recorrer nuevamente el cuerpo del rubio para recuperar la memoria de aquellos días.
Hyunjin no se quedaba atrás, apreciaba parsimoniosamente la silueta del mayor, aquellas dos cicatrices características aún se mantenían en sus lugares, en aquel abdomen marcado y en su antebrazo, intactas también en su memoria, en sus recuerdos.

Se sentó a orcajadas del mayor, y con una mano, tomó ambos miembros a la vez para acariciarlos con lentitud.

ㅡ Cómplices. ㅡ Poco a poco la voz de Minho entonaba más profundo producto de la excitación, haciéndole flaquear ligeramente las piernas al rubio.

ㅡ Creo que en eso no tenemos opción, hyung... ㅡ Pronunció Hwang, quien liberó un gemido alto, sorprendido por la intromisión de dos dedos de Lee en su interior, que comenzaron a prepararlo para después lograr recibir el miembro del pelirojo.

Ambos decidieron callar, unieron sus labios en un beso fogoso, repleto de pasión, con manos inquietas tocando sus cuerpos mientras Hyunjin movía sus caderas en circulos, y luego comenzaba a elevar sus caderas, metiendo y sacando el miembro de Minho de su interior.
El mayor mordía y besaba cada centímetro de la suave piel del rubio, lo disfrutaba como si se tratara de su postre favorito, lo marcaba como si fuese de su propiedad.

Sostuvo las caderas del menor y lo detuvo, hizo que se levantara, ignorando las quejas, y él se paró también, empujando descuidadamente a Hwang nuevamente hacia la cama, provocando que cayera boca abajo.
Minho se incorporó sobre el cuerpo ajeno, sosteniendo las muñecas y dejando besos y mordidas en la espalda.
Volvió a alinear su miembro y embistió lento, hasta introducirse completamente, recibiendo como respuesta un gemido largo y alto de Hyunjin.
Sus movimientos, cada vez más bruscos y profundos, sin cuidado, creaban un sonido morboso de pieles chocar que se mezclaba con los gemidos y jadeos de ambos, provocando el nivel necesario de placer que los hizo llegar al orgasmo a la vez.

Intentando recuperar la estabilidad de sus latidos y su respiración, Minho salió del interior de Hyunjin, echándose a un lado del menor, mirándolo.

Lee se sintió encantado ante la imagen frente a él.

Las mejillas rojas, los ojos húmedos y la piel pálida del menor brillando en sudor, mientras sus pupilas sólo se enfocaban en él. La comisura de sus labios elevándose sutilmente en una sonrisa dulce, traviesa.

ㅡ ¿Recuerdas esa vez, hace más de siete años ya, la primera vez que viniste a mi casa?

ㅡ Claro que la recuerdo... ¿a qué viene eso, Hyun?

ㅡ ¿Recuerdas aquel cuadro que observaste en mi sótano?

Minho guardó silencio. Claro que lo hacía, recordaba cada detalle de ese momento antes de ir a dormir, la vez en la que todo comenzó.

ㅡ Sigo sin saber a qué quieres llegar.

ㅡ ¿Pudiste entender quién era la persona del cuadro?

Otra vez el mayor guardó silencio. Desvió su mirada y observó el techo. Hyunjin se recostó boca arriba, haciendo lo mismo, extendiendo sus propias manos y observándolas.
Sus manos con las que había creado obras de arte tan magníficas.

ㅡ Era Bangchan, ¿verdad?

Hwang asintió, con una sonrisa que enseñaba sus bonitos y perfectos dientes. Para él, Minho era tan inteligente, que era consciente que muchas veces no necesitaba palabras para que el mayor pudiera entenderlo.

ㅡ ¿Por qué crees que pintaba a todos y todas?

ㅡ Sinceramente, entendía y entiendo todo de ti, pero eso... nunca lo supe, nunca pude comprenderlo.

ㅡ Mi primera víctima... me preguntaba constantemente cuándo debería acabar con su vida, así que decidí hacerlo de esa forma.

Lee volteó a ver al menor, buscando que continuara su explicación, puesto que no lograba comprender aún.

ㅡ Hacía un cuadro y comenzaba a pintarlo el día en el que los secuestraba, y una vez que los terminaba...

ㅡ Los asesinabas.

ㅡ Exactamente. ㅡ El rubio volteó a ver al mayor también, sonriente. ㅡ ¿Pero sabes algo?... ㅡ Su sonrisa se desvaneció, otra vez clavó su mirada en el techo. ㅡ Tengo tantos cuadros tuyos sin terminar que me sorprende... la mayoría los destruía cuando estaba cerca de terminarlos.

ㅡ ¿Cuándo empezaste con el último?

ㅡ Hace unos meses, cuando comencé a planear regresar contigo.

ㅡ ¿Crees que algún día terminarás algún cuadro con mi rostro?

Hyunjin volteó, clavó sus orbes sobre los de Minho, y este hizo lo mismo. El rubio se acerco al rostro del pelirojo, llevó su pulgar a los labios ajenos y los delineó con suavidad.

ㅡ Seguramente, pero hay algo que nunca puedo terminar de pintar...

ㅡ ¿Qué cosa?...

ㅡ Tus labios, hyung.

𝘴 𝘢 𝘯 𝘨 𝘳 𝘦  𝘥 𝘦  𝘧 𝘦 𝘭 𝘪 𝘯 𝘰 ☆ 🄷🅈🅄🄽🄺🄽🄾🅆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora