Elyon

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"you were alone, left out in the cold

clinging to the ruin of your broken hometoo lost and hurting to carry your loadwe all need someone to hold"

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La mano de Bastian se encontraba apretujada entre sus dedos, sus nudillos blancos aún más pálidos de los que ya eran se sostenían estrangulados por los suyos propios. Observó su rostro en la tenue penumbra, tan similar al de su hermana que casi quiso vomitar, sus facciones eran las mismas cuando se encontraba dormido. Quería sacarle la piel con una daga para cerciorarse de que la persona que tenía a su lado era su amigo, no alguien más. Quería, por sobre todas las cosas, que se despertara y la mirara con ojos plateados llenos de esa calidez contrastante a la frialdad de su apellido.

No tenía idea de cuánto tiempo llevaban encerrados, tal vez unas horas, aunque las sentía como años. Los guardias no habían vuelto y no escuchaba nada más que su propia respiración y la del ilardiano, que aunque ya no sangraba, todavía no había recuperado la conciencia.

Elyon estaba intentando socorrerlo, pero no tenía más que sus propias manos para hacerlo. Golpeó su rostro varias veces lo más suave que pudo hasta que comenzó a desesperarse y lo abofeteó en ambos lados de sus mejillas. Bastian no despertaba. Elyon pensó y buscó en su memoria, pero no recordaba haberlo visto perder tanta sangre y aun así... Se rindió y se dejó caer a su lado, con sus manos aún entre las suyas.

Pensó en Vela y cerró los ojos. Intentó mandarle señales desde lo más profundo de su corazón para encontrarla, pero sabía que eso era inútil. Por más que su compañera pudiera encontrarlos, no tenía forma de realmente saber en qué celda se encontraban y dudaba que la dejaran pasar como si nada. Su mente la traicionó y pensó en Emil, pero se recompuso casi al instante y lo alejó en un segundo.

Sin embargo, no pudo hacer lo mismo con Ezra. Pensó en que si él estuviera allí, Bastian no estaría inconsciente a su lado y de seguro, no los estarían tratando de esa forma. Pero ella no era Ezra, no era de la familia Real, no era Reina, no era de la Guardia, no era nada. No tenía ni un solo poder, estaba vacía.

Escuchó pasos lejanos y se escondió aún más entre las sombras. Sin embargo, parecía que nadie tenía pensado visitarlos. Por el rabillo del ojo, observó a Bastian moverse.

Se arrodilló aún más cerca de él, sin soltar su mano. Tocó su frente para cerciorarse de su temperatura y lo vio abrir los párpados lentamente, registrando lo que lo rodeaba. Su propia voz rasposa salió con dificultad. -¿Te encuentras bien?, siéntate despacio. -

Bastian obedeció y se incorporó de a poco tosiendo, se sobó la sien y luego volvió a observar el lugar, confundido. -¿Qué sucedió?-

Elyon no contestó enseguida, primero lo tomó de la barbilla y observó el punto en el que la herida de su frente había dejado un pequeño charco de sangre ya seca. Bastian se quejó, pero ella se distrajo al ver sus propias manos ensangrentadas haciendo contraste con la tez blanca del mayor.

No sabía si había asesinado a esa joven. Tal vez sí, tal vez no. En el fondo de su corazón, deseaba que sí.

Le explicó rápidamente lo que había sucedido, cómo los guardias los habían encerrado y cómo había intentado despertarlo varias veces. Bastian se acomodó a su lado, ambos con la espalda sobre la pared. -¿Te encuentras bien? ¿estás herida?- Elyon negó con la cabeza, aliviada de escuchar otra voz en la celda que no sea la suya. -Lo siento, - continuó. -es mi culpa, soy un idiota por pensar que este estúpido plan funcionaría. -

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