40. Sueños inmersivos

922 39 48
                                        

"Dales placer, el mismo que consiguen cuando despiertan de una pesadilla."

-Nicanor Parra


La cabaña de paredes de madera envejecida y moho  se encontraba rodeada por altos robles y un lago cristalino

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La cabaña de paredes de madera envejecida y moho se encontraba rodeada por altos robles y un lago cristalino. 

Aquel paisaje le ayudaba a olvidar el horror del día a día en el que había quedado estancada, encerrada dentro de la prisión y admirando la libertad desde los barrotes que había elegido como hogar, recordando cuando todo parecía un sueño.

Los primeros días fueron estupendos. Andrew y ella exploraban los alrededores, cantimplora en mano, adentrándose en el bosque y disfrutando de la paz que solo aquel lugar les otorgaba.

Pero con el paso del tiempo, pudo notar cambios sutiles en él.

El antes risueño y cariñoso Andrew se volvió distante y reservado, clavando muy de vez en cuando, sus pupilas dilatadas sobre ella. Esos ojos azabaches que una vez estuvieron llenos de amor, ahora parecían llenos de desprecio. Sus pequeños comentarios sarcásticos y gestos cargados de desdén se acentuaron y trasformaron aquel lugar en algo oscuro y sombrío. 

Andrew la culpaba de cualquier pequeño inconveniente, descargando su ira con pequeños golpes que dejaban marcas en su rostro ya magullado. Se sentía acorralada, como si cada paso que daba estuviera siendo juzgado, silenciándola cada vez más por el miedo a meter la pata.

Intentó hablar con él, entender el por qué de su cambio, pero sus intentos fueron recibidos con evasivas y reacciones desmesuradas. Cada vez que observaba el lago situado al otro lado del cristal, se convencía a ella misma de que solo era una mala etapa y que todo volvería a la normalidad.

La chica se encontraba atrapada entre el amor que una vez sintió y el miedo al desconocido que tenía en frente. Sabía que algo estaba mal, pero enfrentarse a la cruda realidad era más aterrador que continuar en aquella jaula que había elegido como hogar.

Todo se volvió de un rojo carmesí cuando empezaron a golpear la puerta de la cabaña. El sonido de la madera crujiendo se fundieron con los gritos de desesperación de una mujer angustiada. Pero de nuevo, todo se tornó negro.

En medio de esa oscuridad que lo absorvía todo, una luz en forma de mirada azul le llenó de compasión y calidez. El extraño con ojos azules como el cielo despejado, rompió las cadenas invisibles que la aprisionaban, ajeno a las llamas que titilaban no muy lejos de ellos, consumiendo la madera y todo lo que encontraba a su paso.

En silencio, prometió un mundo sin Andrew, un lugar donde la angustia y el miedo no existiera. Ese chico cayó al suelo con un golpe seco y sus ojos azules perdieron el brillo conforme la sangre fue manchando la nieve.

Apuesta ¿conseguida? (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora