Capítulo 25: La mansión

117 12 0
                                    

Luego de una charla llena de emociones, ambas se vistieron y salieron de la habitación. Por su parte Lisa estaba nerviosa, sabía que tenía que enfrentar a Tae y los medios que no se harían esperar.

Ambas bajaron hacia la sala y la expresión de aquellos que no habían recibido la noticia antes, no tenía explicación alguna. Tae, Irene y Rose quien había llegado en compañía de Jimin estaban en la mansión. Todos quedaron paralizados al ver a Lisa. No todos los días un muerto vuelve a la vida.

Tae es el primero en hablar y romper el silencio que reinaba en aquel lugar. En donde solo existía la confusión. Ninguno podía creer que alguien que había estado ausente durante años, volvía hacerse presente en sus vidas.

Tae: ¿Qué clase de broma es esta? - exigió - ¿Qué está pasando?, ¿Necesito una explicación?- este se acercó a Lisa - Tú no habías muerto.

Lisa: Por lo visto, veo que no te agrada mi presencia - dijo fuerte y segura - Pero tienes razón. Tu comportamiento es normal. No todos los días regresan las personas de la muerte - dijo tajante - Pero todo tiene una explicación.

Rose por su parte comenzó a llorar y se acercó a Lisa a abrazarla, esta última acepto el abrazo e hizo que todos tomaran asiento, pues sabía que tendría que contar cada detalle de la historia. Todos estaban llenos de preguntas y confusión.

Como si fuera una película antigua, cada uno empezó a imaginar el relato de lo sucedido. Como si fuese una máquina del tiempo que nos hacía ver al pasado e ir hacia ese día.

Burbuja en el tiempo

Era el vuelo JT 610. Estaba sentado en el asiento 23A, junto a la ventana, mirando el cielo nublado y gris. Había salido de Seúl con destino a México, en un vuelo de la aerolínea Korean Airlines. El avión era un Boeing 737 Max, una versión actualizada del 737, con capacidad para 305 pasajeros, incluyendo al piloto y su personal. El despegue había sido normal, y el piloto había anunciado que el vuelo duraría unas tres horas y media.

Todo iba bien hasta que, a mitad de camino, el avión entró en una zona de turbulencia. El piloto pidió a los pasajeros que se abrocharan los cinturones y que mantuvieran la calma. Yo sentí cómo el avión se sacudía y se inclinaba, pero no le di mucha importancia. Pensé que era algo normal, que pronto pasaría.

Pero no pasó. Al contrario, la turbulencia se hizo más fuerte, y el avión empezó a perder altitud. Escuché gritos y llantos de los otros pasajeros, y vi cómo algunos objetos volaban por el aire. Miré por la ventana y vi una escena que me heló la sangre: una de las turbinas del avión estaba en llamas, y soltaba una estela de humo negro. Estábamos en medio de una tormenta que parecía desaparecer pero entre más avanzaba el avión, la tormenta nos tragaba con furia.

El piloto habló por el altavoz, con voz nerviosa y entrecortada. Dijo que habíamos sufrido un fallo en el motor izquierdo, y que intentaría hacer un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto más cercano. Pero yo sabía que era demasiado tarde, que el avión no iba a llegar. Sentí un golpe en el pecho, y una sensación de pánico y desesperación. Pensé en mi familia, en mis amigos, en todo lo que había dejado atrás. Pensé que iba a morir.

El avión se inclinó más y más, y se precipitó hacia el suelo. Escuché un estruendo ensordecedor, y sentí un dolor insoportable en todo el cuerpo. Luego, todo se volvió negro.

No sé cuánto tiempo estuve inconsciente. Cuando desperté, estaba rodeado de escombros y cadáveres. El avión se había partido en dos, y había restos de metal, plástico, tela y carne por todas partes. Había un olor a quemado y a sangre, y un silencio sepulcral. No podía moverme, ni hablar, ni respirar. Tenía la cabeza llena de sangre, y un dolor punzante en la nuca. No sabía qué me había pasado, ni dónde estaba.

De repente, escuché una voz que me llamaba. Era un hombre, que vestía un uniforme de bombero. Me dijo que era uno de los rescatistas, y que había venido a ayudarme. Me dijo que me quedara quieto, que no me moviera, que iba a sacarme de ahí. Me dijo que era uno de los 35 sobrevivientes del accidente, y que los demás estaban siendo atendidos. Me dijo que el piloto había muerto, y que el accidente había sido causado por una tormenta eléctrica, que había provocado un cortocircuito en el motor.

Me puso una máscara de oxígeno, y me inyectó algo en el brazo. Luego, me sacó con cuidado de entre los restos, y me llevó en una camilla a una ambulancia. Me subieron al vehículo, y me llevaron al hospital más cercano. Allí, me hicieron una tomografía computarizada, y me diagnosticaron con hemorragia subaracnoidea, una lesión cerebral causada por la rotura de un vaso sanguíneo en el espacio entre el cerebro y la membrana que lo cubre. Me dijeron que era grave, y que necesitaba una cirugía urgente.

Luego de eso, por una enferma me enteré que mi hermano y Jimin estaban buscando mi paradero, en ese momento supe que era obra del destino. Me sentía tan débil, tan vulnerable, sabía que iba a morir. Así que hice lo primero que cruzo por mi mente, una vez que tuve a Bang Chan enfrente de mi, pude notar dolor en sus ojos. Y con mis últimas fuerzas le hice que cumpliera mi promesa.

Sentí que mi vida se me escapaba y que no tenía esperanza de recuperarme. Le pedí a mi hermano, Bang Chan, que estaba a mi lado, que me hiciera un favor. Que le dijera a Jennie que había muerto y que ella rehiciera su vida con otro y fuera feliz. Que cuidara de mis hijos y les diera todo el amor que no podía darles. Bang Chan se negó al principio, pero le supliqué con lágrimas en los ojos. Mi hermano accedió, con el corazón roto.

Esa misma noche me realizaron mi cirugía. No recuerdo mucho más. Solo sé que me operaron, y que estuve varios días o mejor dicho 4 años en coma. Cuando desperté, estaba en una habitación blanca, con tubos y cables conectados a mi cuerpo. Había una enfermera y una doctora a mi lado, que me sonrió y me dijo que me alegrara, que había sobrevivido a un milagro y el golpe más duro fue cuando la doctora me empezó a contar todo lo sucedido y que había estado en esa cama por 4 años, ella me permitió hablarme a mi hermano.

Cuando Bang Chan y Jimin llegaron al hospital, no lo podían creer y me explicaron todo lo que hicieron.

Bang Chan cumplió mi voluntad . Le mintió a Jennie y a todos ustedes y les dijo que había fallecido. Le entregó una urna a ustedes cumplió la voluntad que le pedí . Le entregó una urna con cenizas falsas y organizó un funeral. Consoló a Jennie, quien estaba embraza y cuido a Thomas y a todos ustedes, que lloraron la muerte de alguien que solo dormía en un profundo mar de oscuridad. Los apoyó y los ayudó en todo lo que pudo.

Pase 3 semanas en recuperación que fue rápidamente y decidí buscar a mi familia. Quería abrazarlos, besarlos, decirles cuánto los extrañaba.

Por mi hermano me enteré que Jennie se comprometió con Tae. Las notas en el periódico lo confirmaban.

Y ahora estoy aquí. Por sus caras veo que es difícil de digerir algo así. Pero fue algo que no vi venir.

Solo puedo decir que Bang Chan y Jimin. Estuvieron cuidando de mi todos estos años y tengo que agradecer a la doctora Naeun por sus excelentes servicios.

Lisa término de contar cada detalle, sin omitir ninguno y todo seguían anonadados por todo aquello, parecía algo sacado de una película de terror o de una novela de suspenso.

Mi pecado es amarte - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora