Capituló 39: Adiós

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El gran adiós ......

Sana había tomado la decisión de que los restos de Yuna, no descansará en un cementerio, había platicado con Lisa al respecto y habían decidido tirar las cenizas en el mar, frente aquella playa donde se había celebrado la boda.

Así que desde muy temprano ambas, junto a Thomas y Leo, decidieron ir a esa playa, para despedirse de Yuna.

Al llegar rentaron un velero pequeño y el capitán del velero se encargaría de llevarlas hasta cierto punto para arrojar las cenizas.

Lisa, junto con sus hijos y su mejor amiga, Sana, se encontraba en el puerto, preparando el velero para su viaje

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Lisa, junto con sus hijos y su mejor amiga, Sana, se encontraba en el puerto, preparando el velero para su viaje. La atmósfera era tensa, pero a la vez llena de amor y nostalgia. Lisa estaba decidido a cumplir la última petición de su esposa fallecida: arrojar sus cenizas en la playa donde se casaron, en el mar que tanto amaron.

Finalmente, el velero zarpó. Lisa, con lágrimas en los ojos, recordaba los momentos felices que pasó con su esposa. Sus hijos, aunque tristes, estaban felices de poder cumplir la última voluntad de Yuna, quien se habían convertido en un pilar para ellos, pues ella amaba a Lisa y a los pequeños. Sana , que había sido testigo de su amor desde el principio, el amor que tenía Yuna por Lisa, estaba allí para apoyarla en todo momento.

El viaje fue largo y agotador, pero finalmente llegaron a la playa. Lisa con ayuda de los demás trabajadores  ancló el velero y todos bajaron a la playa.

El sol se estaba poniendo y el cielo se estaba tiñendo de naranja y rosa. Lisa abrió la urna que contenía las cenizas de su esposa y, con lágrimas en los ojos, las esparció en el mar. Sus hijos y su mejor amiga la rodearon, ofreciéndole su apoyo y amor.

Siempre te querré Yuna, gracias por amarnos - dijo Lisa, mientras miraba al horizonte - Siempre estarás en mi corazón.

La brisa marina soplaba suavemente, llevándose las cenizas de la mujer al mar. Lisa, sus hijos y Sana se quedaron allí, en silencio, recordando a la mujer que tanto amor y luz les había dado. Finalmente, Lisa cerró la urna y subió al velero.

Con una sonrisa en su rostro, navegó hacia el horizonte, sabiendo que su esposa siempre estaría con ellos, en su corazón.

Mi pecado es amarte - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora