Dos

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-¿Y tú? ¿Cómo te llamas?

OMG. Era él. Dany Fox. Claro, por eso me resultaba tan familiar.

En aquel justo momento, sonó la campana. El estúpido profesor abandonó el aula. Me quedé mirando a Daniel. Sí, era él. Sin ninguna duda.

-¿Em?

Tenía cara de pocos amigos, y entendí por qué.

-Ay, sí. Wendy Boomers. Wen para los amigos.

-¿Wendy? ¡Wendy!-estalló en carcajadas-. Madre mía, qué de tiempo sin verte. No has cambiado nada en estos años.

-Tu tampoco, querido Danonino.

-¡Oye! ¡Un respeto, que ya tengo pelos en el pecho!-me dio un codazo amistoso y mis risas se unieron a las suyas.

Vi que una chica se acercaba a mí. Era mi mejor amiga, Olive Cartoon.

-Siento interrumpir-dijo, mirándonos-, pero tengo que hablar en privado con ella-me señaló-. Espero que no te importe.

-Ya hablaremos, Wendoline.

No pude ni responder. Olive me tiraba del brazo y me llevaba a donde quería.

-¿Se puede saber qué hacías hablando con Daniel Fox, el mismísimo Dany?

-Es mi amigo-fue mi respuesta.

-¿Tu amigo? ¡Dany no considera amigo al primero que pasa por el camino, chata! Eres mi BFF, pero no soportaría que te ilusionaras con él. Tiene novia.

La miré seriamente. Y no pude contener la risa.

-¿De qué cojines te ríes?

Lo olvidaba: Olive siempre sustituye cojines por cojones. Muy hábil.

-Ese chico era mi vecino. De pequeños, éramos los mejores amigos. Él era mi Danonino y yo, su Wendoline. Un día, tuvo que mudarse con su familia a un pueblecito donde sus padres habían encontrado trabajo. Le eché muchísimo de menos desde aquel momento. No te imaginarías ni por asomo lo mal que lo pasé.

-Pero... ¿Es que no lo sabes? Es el chico más popular del instituto. Tiene amigos hasta en la Conchinchina y todas las chicas, o la gran mayoría de ellas, babean por ser su novia. Además, él fue al colegio de mi prima Catherine y la verdad es que, aunque en Primaria eran muy amigos, ahora ni se hablan. Y todo por la popularidad, que le ha cambiado tanto. Cat afirma que no le reconoce.

Me quedé sin saber qué decir.

-Ten cuidado, Wendy. Es posible que te intenten hacer un lavado de cerebro, por así decirlo. Te metamorfosearán, o como sea. Pero no volverás a ser la misma.

-Tranquilízate, Oli, no va a pasar nada de eso.

-Yo no estaría tan segura-añadió, tozuda.

-Que sí, mujer. Hazme caso por una vez.

Me alejé de ella e iba directa hacia Odd..., pero alguien me cogió de la mano: Dany.

-Wendy, te voy a presentar a algunos de mis amigos. Ven conmigo.

Sin dejarme decir nada, me arrastró hasta donde quiso, como Olive había hecho antes. Recorrimos el pasillo y llegamos al patio. Nos detuvimos al lado de unos sticks, los palos para jugar al hockey. Era un deporte que me gustaba bastante. Allí, estaban varios chicos y chicas. Me fijé en todos, pero aún más en uno. Tenía varios piercings, situados en la lengua, en la nariz y en la ceja. En total tres. Iba rapado por un lado de la cabeza y tenía rímel por los ojos. Vaqueros rotos y camiseta de Green Day. Rockero a tope.

-Hey, os presento a Wendy. Podéis llamarla Wen.

-Eh-me llamó el rockero-, el Johnny, a tu servicio.

-Roxie. ¿Qué pasa, nena?

La que había hablado era teñida, cómo no. Pelifucsia, para especificar. Sus ropas eran extravagantes. Me pareció una bohemia. Sólo por eso ya me cayó bien.

Me fue presentando a los demás. Un chico con aires de friki llamado Nick, una chica de nombre Cristine (o Cris, para los amigos) más o menos normal y...

-¡Úrsule!-exclamé.

-¡Wendy!

Nos dimos un cálido abrazo. Ya sé que no la conocía mucho, pero soy una persona con dotes de coger confianza rápidamente.

-Wendoline, el viernes posiblemente saldremos. ¿Te apuntarás?

-¿Cómo negarme, Danonino? Pues claro, iré encantada.

-Genial. Mañana te explicaremos el lugar.

Se acabó el recreo y volvimos al aula. Tuve que soportar unas cuantas clases pero, cuando sonó el timbre final, cogí mi mochila y huí del instituto. Tenía una misión y la cumpliría.

Al llegar a casa, coloqué la cámara de vídeo, de manera que no se me viera la cara sino sólo los brazos, y comencé a grabar.

-Hola. Me llamo Daniela-pensé que mentir sería buena idea-. Soy una suicida, es decir, estoy muerta por dentro pero sigo viviendo por fuera. Mi vida es horrible. Iba todo genial antes y ahora... Este corte me lo hice con cinco años. Un niño me humilló en público, diciendo que me había echo pis. Salí corriendo y cogí una tijera para cortarme. Me dolía muchísimo el alma y quise aliviar mi sufrimiento. Hoy una chica me ha agredido psicológicamente con insultos y me ha chantajeado porque tiene material privado y personal mío. Estoy sufriendo un montón, no puedo más-me levanté y cogí la tijera. Empecé a cortarme delante de la grabadora-. Esto ayuda, ¿sabéis?-afirmo, entre llantos-. No es nada comparado con todo lo que estoy sintiendo. Yo creo que he sido siempre una buena persona, ¿por qué ahora me pasa esto? Es injusto, muy injusto. Tengo un deseo y dudo que se haga realidad: ser feliz algún día. Ayudadme, por favor. No soporto este infierno.

Pulsé el botón de Finalizar y suspiré. Me había conmovido a mí misma con la historia de una chica que ni existía. No sabía que una persona pudiera emocionarse a sí misma.

Encendí el ordenador, inicié sesión en youtube y colgué el vídeo. Apagué la computadora y me fui a comer a la cocina.

Cuando terminé el almuerzo, volví a mi habitación. Había pasado una hora y el vídeo tenía...

Diario de una pequeña suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora