Capítulo Decimotercero: ¿Sabes por dónde andas?

359 27 28
                                    


El Doctor Blakk observaba complacido la sesión de práctica de su querido "hijo". Eli esquivaba sin problemas las malvadas disparadas por Locke, Lode, y Cece. El lugar de entrenamiento dentro de la fortaleza no era tan grande para ejecutar múltiples maniobras, y sin embargo, el chico era capaz de ingeniárselas para burlar a los rivales.

"Los Shane tienen talento nato" se dijo Thaddeus, asombrado e incrédulo de que un adolescente estuviera prácticamente jugando con tres de sus asociados.

No era un duelo fácil o cualquiera, pero Eli lo hacía parecer bastante fácil. Disparó a su babosa esquirla helada hacia el techo, cubriéndolo de varias estalactitas de mineral verde, al mismo tiempo que saltaba para evitar la explosión de una babosa malvada.

Locke y Lode apuntaron hacia el azabache, seguros de atinarle al menos un disparo, lo malo fue que no se percataron que cruzarían fuego si Eli se movía. Y como el chico a diferencia de ellos, era más despierto, se dio cuenta de inmediato, alejándose con una voltereta de los disparos.

"Idiotas" pensó Blakk, escuchando como los gemelos se golpeaban con el disparo de babosa del contrario.

Eli aterrizó sin problemas, una mano en el suelo y agachándose al mismo tiempo para esquivar una carnero por parte de CC. El joven de amarillo gruñó irritado, para después disparar seguidas dos babosas, una gelatinosa y otra electroshock. Ambas malvadas dispararon sus ataques casi al mismo tiempo, sin embargo, Eli sonrió detrás de su máscara.

"Predecible" pensaron al mismo tiempo Blakk e Eli.

Tejedora fue cargada en la lanzadora y gracias a su cuerda de telaraña, Eli logró salvarse de la trampa pegajosa que planeaba dejarlo quieto y fuera de combate. Mientras estaba en el aire, el chico cargó a su torpedo, asintió para comunicar sus intenciones y Dirigible asintió en respuesta, entendiendo a la perfección el mensaje.

- ¡Ahora Dirigible!

Cece abrió sus ojos detrás de sus gafas visoras, al momento en que la babosa se transformaba para golpear los cristales del techo, los cuales cayeron en sucesión, encerrando al joven y sacándole un susto ya que una de las estalactitas cayó a unos centímetros de su cara.

Blakk sonrió satisfecho, observando desde la puerta de aquel lugar de entrenamiento como Eli ponía la lanzadora en su cintura, y caminaba para recuperar sus babosas. Sus asociados se retiraron, sus caras amargadas y demostrando irritación por haber perdido ante un niño, según ellos.

En ese momento, Blakk no tenía lanzador más hábil y talentoso que su hijo, ni siquiera Twist conseguía igualársele, la ventaja se la daba Loki, pero sin utilizarlo, Eli siempre ganaba. Puede que su gran corazón estuviera de por medio, pero algo era innegable: Eli era un lanzador letal, Blakk sólo debía obtener del chico ese algo que lo llevaría a ser su mano derecha.

Con esas habilidades, Eli podría mantener a las cavernas bajo su imperio de poder, mientras que él, Thaddeus Blakk, supervisaría y gobernaría todo desde arriba. Ni siquiera Will Shane podría hacerle frente, Blakk estaba seguro que Eli tenía mucha más habilidad que Will a su edad.

"Solo queda perfeccionar el suero de agua oscura. Si logro concentrar sus efectos, solo será cuestión de tres dosis para que Eli por fin deje atrás esa amabilidad y desagradables costumbres que aprendió de Will."

Twist abrió la puerta, saludó respetuosamente al Doctor Blakk y se encaminó para encontrarse con Eli. Los ojos verdes del hombre se fijaron en como Eli se quitaba el casco junto con la máscara, una sonrisa en su rostro, antes de saludar al rubio con un choque de manos.

"Pero por lo mientras..." ni siquiera acabó de formular su pensamiento. La puerta se azotó, todas las cabezas girando para encontrarse con el ruidoso entrante.

Vueltas del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora