Capítulo 6

171 22 0
                                        

Por fin la hora acordada llegó. Alguien tocó a mi puerta, y sabía perfectamente de quién se trataba.

Al abrirla, de ser posible que la mandíbula se cayera al suelo, la mía lo habría hecho.

Thomas iba con un traje negro, y tenía una pajarita negra. Si otra persona lo llevara, diría que se veía ridículo, pero Thomas, todo lo que se pusiera le quedaba bien.

—Dios— pronunció nada más verme.
—¿Dios?— repetí.
—Estás incluso más guapa en persona— sonrió.
—Como dije, tu vas mejor que yo.
—Vamos a ser la envidia.

Seguidamente me ofreció su brazo, el cual acepté gustosamente. Entrelacé su brazo con el mío, y bajamos las escaleras de la residencia. Tom me dijo que no usaríamos el coche, ya que quedaba a un par de metros, y que así podíamos dar un paseo.

—¿Y qué más te gusta hacer? —preguntó—. Aparte de leer.
—Mmm... antes hacía muchas cosas... pero lo dejé todo hace tiempo.
—¿Por qué?— preguntó curioso.
—Problemas familiares— hice una mueca al recordar todo.
—¿Y qué hacías?
—Gimnasia rítmica, baile, dibujo, incluso me había apuntado a una escuela de interpretación.
—¿Ah sí?— preguntó aún más interesado.
—Sí, pero lo dejé cuando...—me corté a mí misma y me quedé en silencio.
—Yo tengo un casting en un par de días —cambió de tema—. Quizás no me cojan.
—Pues me parecería de tontos, no coger al talentoso actor Thomas Brodie-Sangster.
—Me halagas— se rio.
—Solo digo hechos.

Poco después llegamos al lugar de la fiesta. Era una fiesta de celebrities, por lo cual, me sentía muy indiferente ahí.

Vi a muchos actores que conocía. Dylan O'brien, Tyler Posey, Tyler Hoechlin, Kaya Scodelairo...

—¿Los conoces?— preguntó Thomas al ver que los miraba mucho.
—Dylan y Kaya salen contigo en maze runner —dije—. Y los Tylers salen en teen wolf.
—Vaya... ves muchas series y pelis, ¿no?
—La verdad es que sí.

Thomas meneó la cabeza, y empezó a caminar hacia ellos. Dios mío, me iba a desmayar.

¡Aguanta soldada!

¡Lo intentaré!

—¡Thomas!— gritó Dylan nada más vio a su amigo.

Se soltó de mi agarre, y le dio un abrazo a Dylan, luego saludó a los demás.

—¿Quién es ella? No me suena— dijo Tyler Hoechlin.
—Ella es Ada, una amiga— sonrió.
—Mucho gusto— sonreí nerviosa.

Creí que iba a estar súper incómoda toda la noche, pero fue todo lo contrario. Acabé haciendo muy buenas migas con Kaya, y hablamos durante varias horas.

—¿Qué ha sido eso?— preguntó Kaya frunciendo el ceño.
—¿El qué?— pregunté confusa.

Los ojos de Kaya se abrieron como platos al ver algo, mi metro sesenta no apoyó a la causa, ya que no lograba ver lo que había asustado a Kaya.

—¡Chicas, hay que irse!— Thomas apareció a nuestro lado con Dylan, y los dos Tylers.
—¿Qué pasa?— pregunté.
—Un mal entendido, pero se ha armado una pelea, hay que irse.

Thomas cogió mi mano y empezamos a caminar tratando de buscar una salida. Por nuestra mala suerte, la única forma de salir, estaba taponada por la pelea. Todos los que estaban ahí se estaban pegando entre ellos. Yo tenía un problema con las peleas, en cuanto veía un mínimo de violencia, me paralizaba.

No había forma de salir, la única forma era aislarnos hasta que la pelea parara, y pudiéramos salir de ahí.

Empecé a notar una presión en el pecho, y mis manos empezaron a temblar, sabía lo que venía después, y no quería que lo hiciera.

—Tom— pronuncié como pude.
—¿Si?— me miró. Estaba bastante nervioso por la situación.
—Ne...cesito alejarme de aquí...

Thomas me miró con preocupación, y me alejó de la pelea, los demás se quedaron buscando alguna forma de salir, porque a nadie le gustaba estar en ese ambiente.

—¿Ada? ¿Qué te pasa?— preguntó Thomas al verme temblar.
—Nada... necesito un momento.

Me estaba empezando a marear, así que me tuve que sentar en el suelo, mientras que Thomas me abanicaba con una hoja que encontró por el suelo.

Respiré hondo varias veces. Habían llamado a la policía para que vinieran a parar la situación, pero tardarían un par de minutos.

Varios minutos después, me había tranquilizado, y la policía ya había llegado. Nos sacaron de allí, y Thomas y yo volvimos hasta la residencia. Habíamos estado tres horas en la fiesta, hasta que pasó lo que pasó.

—Perdona —dijo Tom una vez llegamos a mi cuarto—. No sabía que iba a pasar eso, lo siento.
—Ey, está bien —le cogí una mano—, no puedes ver el futuro— reí.

En la cara de Thomas apareció una pequeña sonrisa, la cual pocos segundos después se convirtió en una gran sonrisa. Tenía los dientes perfectos, ¿cómo podía ser tan perfecto?

—¿Quieres... pasar?— pregunté un poco avergonzada.
—Me encantaría —rio—. Pero tengo que estudiar un guion. Nos vemos mañana, guapa— me dio un beso en la mejilla, y salió prácticamente corriendo.

¿Acaba de...?

Que alguien me sujete porque me desmayo, y voy muy enserio.

—¿Has visto un fantasma o qué?— Ava, que acababa de subir las escaleras se reía de mí.
—¿Q-qué?— no me lo puedo creer. ¿Acabo de tartamudear?

Efectivamente.

Mátenme.

—Parece que a alguien le gusta mi hermano— se rio.
—¡No me gusta!— dije poniéndome roja.

Me empujó dentro del cuarto, y cerró la puerta tras entrar ella.

—Sé que Thomas te invitó a una fiesta... ¿cómo fue?— preguntó.
—Horrible— admití sentándome en la cama.

Ava imitó mi acción, pero sentándose en la suya y mirándome.

—¿Por qué?
—Hubo una pelea entre alguien, no sé quiénes... pero me dio un pequeño ataque de pánico. No fue a más porque... Thomas estaba ahí.
—¿Te pusiste así por ver la pelea?

Asentí con la cabeza y aparté la mirada.

—Pero... solo fue una pelea, ¿por qué te pusiste así?
—Cosas de mi pasado...— admití tragando fuerte.

Ava se levantó de la cama y se acercó hasta la mía, se sentó y me cogió una mano.

—¿Qué cosas?
—No puedo contarlo... no al menos estando sobria.
—¿Sobria?— Ava frunció el ceño.
—No soy capaz de hablar de mi pasado sin estar ebria.
—O sea... que para que me lo cuentes... ¿tengo que emborracharte?
—Exactamente.

Ava se quedó analizando varios segundos. Ojalá fuera broma, pero no. Necesitaba el alcohol en mi cuerpo para poder hablar de mi pasado sin desmoronarme, y aún así, lo hacía.

—Bien. Mañana noche de chicas, alcohol, y pañuelos— advirtió Ava.
—Bueno...

¿Confiaba en ella como para contarle algo tan delicado? Sí, lo hacía, claro que lo hacía, Ava jamás contaría nada a nadie... ¿no?

Mañana se lo contaría. Le contaría mi pasado, y el por qué de mi miedo a las peleas... a la violencia en general.

OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora