Track 1: El día de mi suerte

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Mi padre ni me escuchó cuando le dije que iba a dar un giro tan radical en mi vida, le llamé, le dije mi decisión y no sé si sentir felicidad o tristeza porque me dijo "Ya tienes 20 años, puedes tomar tus propias decisiones" Si supiera que tengo 17 y acabo de salir del colegio.

El cambio de carrera de economía a música no es muy fácil que digamos, la universidad a la que quiero ingresar pide una prueba tocando cualquier instrumento o cantando y pues nunca he hecho ninguna de las dos.

Mamá contrató a un profesor de guitarra y descubrí que lo manual se me da naturalmente, es decir, aprendo a tocar instrumentos musicales, aprendo rápido.

Por las mañanas me ejercito, en las tardes aprendo música y en las noches me quedo pensando en el número del chico... Ya han pasado semanas, no pierdo la fe de encontrármelo de nuevo.

Decidí buscarlo en la ciudad. Volví al lugar donde nos conocimos y los encargados del sitio dijeron que si lo encontraba les avisara porque ellos también lo necesitan.
Iba a bares, discotecas, academias de música pero en ningún lado me daban respuesta, a veces solo camino por la ciudad recordando la canción que puso y me salvó la vida, otras imagino su voz, debe ser linda su risa.

Mi búsqueda se vuelve tediosa y sin resultados. Creo que me estoy obsesionando.

Al menos no paro mi vida, ha pasado ya mucho tiempo y el día para la prueba de ingreso a la universidad llegó. Estaba más que preparada, llegué temprano con mi guitarra y estuve calentando las manos para tocar, una vez en un salón junto a todas las personas que me escucharían tocar interpreté una canción algo compleja, quería impresionarlos con mis habilidades.

La prueba me salió bien, no erré una sola vez e incluso me aplaudieron cuando terminé, el tiempo, las notas, la fuerza, la melodía, todo fue perfecto pero dijeron que tenían una observación antes de dar su veredicto.

-Allen —Dijo la persona más adulta— Tu técnica es impresionante, no he visto a alguien tan prometedor en años pero tienes un problema, no sientes la música, acabas de tocar una canción triste y ni si quiera sentiste una pizca de lo que estabas tocando. Es como si no tuvieses alma, sabes de música, la entiendes y la haces, pero no la sientes. Espero puedas mejorar en ese aspecto. Bienvenida a la escuela de música

Salí del salón feliz y confundida ¿No siento la música? Pero sí es lo que me devolvió la vida, es imposible que yo no pueda darle vida.

Cómo sea, soy feliz.

Deseché mi última semana de vacaciones pensando en si era la decisión correcta ¿Estuvo bien cambiar el intercambio a Europa para estudiar economía por quedarme en Ecuador a estudiar música? Las noches eran eternas, pegada al móvil pensando en cómo hizo aquel chico para hacer que me enamore de la música en una noche.

De nuevo miro el techo en la madrugada esperando que su numero venga a mi memoria por acto de magia.

Es otra de esas noches donde pensando todo termino por resolver nada, mejor no hago nada y así todo queda sin hacer.

Mi primer día de clases llegó, emocionada cargué mi guitarra y fui a la universidad.
Llegué temprano a mi salón, esperé dentro unos minutos y cuando el profesor entró me miró:

-Mandé un correo explicando que debían traer instrumento a partir de la tercera semana —Dijo el profesor frente a toda la clase.

Todos soltaron una carcajada al unísono, duró unos segundos, unos malditos eternos segundos.

Levanté la cabeza.

-Sí lo leí —Alcé la voz— Pero tomo clases aparte de las de la U, debo ir cuando termine mi horario aquí.

Creo Que Me GustasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora