Martin se bajó del coche hacía ya cinco minutos, pero aún no lograba entrar a la escuela porque su padre no terminaba de despedirse.
— Papá, enserio estoy bien, puedes estar tranquilo... — habló Martin conteniendo otro suspiro.
— ¡Pero hijo! Aún podemos regresarnos a la casa si te sientes mal, quizás te duela el estómago o la cabeza o los ojos o las piernas o...
— ¡Papá! Respira hondo, con toda seguridad te digo que estoy bien, me siento tranquilo, sé que pasaré este exámen, nunca he reprobado un exámen en mi vida y este no será la excepción, toma una paleta de piña, respira hondo y cuenta hasta diez... — Martín le acarició suavemente el brazo a Jaime para que el mayor se pudiera calmar.
— Además sólo es Matemáticas, no es gran cosa. — dijo Gerardo de lo más tranquilo mientras veía cómodamente en el asiento del piloto las fotos que una de sus tantas amantes le había enviado en lencería, si no fuera porque Jaime estaba presente Martin lo estaría ahorcando por no ayudarlo a calmar a su papá.
— ¡Uno nunca sabe! Los nervios nervios son traicioneros niños, escucha mi pequeño si no pasas el exámen no pasa nada, nosotros te seguiremos queriendo.
— Papá, lo sé y agradezco mucho tu preocupación y la inútil ayuda de Gerardo, pero llegarán tarde a sus trabajos si no se van ahora, y tú siempre nos has enseñado que la puntualidad marca la responsabilidad de una persona— señaló Martín esperando aunque sea por una vez el apoyo de Gerardo para que su papá ya pueda estar tranquilo.
— El pequeño alacrán tiene razón papá, con esa carita de niño con diarrea espantará más al exámen que el exámen a él. —Martín juraba que si no se iban ya mataría definitivamente a su hermoso y tierno hermanito mayor— Debemos irnos, hay muchas cosas que hacer en nuestras empresas, sube al carro papá.
— Aish, está bien, pero si te sientes mal escribeme de inmediato ¿Oíste? ¡Te amo hijo~! — Jaime se acercó al menor y le dio un tierno beso en la cabeza.
Martin se sonrojó y sólo se limitó a reír, por fortuna Martín no es de los que se avergüenzan por la muestras de cariño de sus padres en público, simplemente no le gusta que su papá se preocupe demasiado. Se despidió de ambos, molesto por los gestos de burla que su hermano mayor le dedicó, sin embargo Martín sonrió para sus adentros, ya que tenía planeada una inocente venganza en contra de él, pero ya se preocupará por eso luego. Cuando el auto finalmente desapareció de su vista se fue a su salón más calmado, al llegar dejó su mochila en su banco para ir un momento al baño.
Justo en ese momento entró el grupo problemático de bullies al salón y se sentaron en sus sitios de siempre, aparentemente bastante molestos.
— ¡Uugh! ¡Ya estoy harto de ese maldito enano! — bufó Taylor, el líder del grupo de matones.
—Lo sé, ¡¿acaso se cree mejor que nosotros o que?! — gritó frustrado el segundo al mando, Mike.
— No, ese estupido duende es peor que nosotros, pero le gusta mucho jugar a hacerse la víctima... — gruñó Clarisa, la única chica del grupo.
— ¡Esta ya es la sexta vez que se mete en nuestros asuntos! — exclamó el último chico del grupo, Ethan, golpeando su banco con el puño.
— No le basta con arruinarnos la diversión fuera de la escuela ¡¿Ahora también nos va a joder fuera de ella?! — se quejó Mike.
— Lo sé, sólo queríamos el dinero de ese nerd para comprarnos unas bebidas, ni que fuera para tanto— comentó Ethan despreocupado.
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Unas gotas de limón para el Corazón, por favor...
RomanceLixus Marion. Grosero por excelencia, con un entorno familiar y social de mierda, tiene algunas actitudes sospechosas y nadie sabe nada de él más que la mala reputación que le precede incluso fuera de la escuela. Y por otro lado Martin, quien tuvo...