𝓛𝓪 𝓥𝓲𝓭𝓪 𝓓𝓮 𝓤𝓷 𝓛𝓸𝓻𝓭.

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Sherlock Holmes soltó el humo de la pipa que se encontraba en sus labios, sentado en la silla con la muchacha a lado de él, pareciendo pensativa, procesando toda la información que tenían sobre el caso de el vizconde Tewkesbury, sí, ese personaje ...

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Sherlock Holmes soltó el humo de la pipa que se encontraba en sus labios, sentado en la silla con la muchacha a lado de él, pareciendo pensativa, procesando toda la información que tenían sobre el caso de el vizconde Tewkesbury, sí, ese personaje tan enigmático que tenía algo importante como para querer ser asesinado.

─¿Fue su tío?─. Cuestionó la muchacha, ladeando el rostro mientras el hombre mantenía la mirada perdida.

─¿Mata al padre y luego al hijo?─. No respondió directamente el detective.

─Sería él quien se quedaría con el puesto de Lord tras la muerte de ambos─. Sugirió una teoría la muchacha, causando que el mayor le diera otra calada a su pipa.

─¿Puedo preguntarle algo, señorita Johnson?─. Ella pareció confusa por unos segundos, antes de asentir torpemente. ─¿La dañé al distanciarme de usted en el pasado?─. Sherlock observó como la mirada de Sofía se oscurecía suavemente.

─¿Fue usted quien se distanció?─. Le mostró su perspectiva.

Si al detective le preguntarán cuando fue qué él arruino todo, probablemente respondería que desde el inicio. O simplemente no tendría una respuesta exacta para aquella pregunta. Tal vez fue algo que pasó con el tiempo, una extrema necesidad de buscar su camino e independencia, alejarse de su madre que para él estaba algo maniática, dejar de sentir todas esas cosas explosivas que solo le sacudían profundamente... Sí, probablemente fue cuando la codicia se aferró a él como un virus. O tal vez fue cuando se mudó a Londres, dejó de contestar las cartas que Sofía le mandaba, cuando no estuvo ahí para consolarla por la muerte de su madre.

Sí a Sofía le preguntarán cuando fue que ella arruino todo, tendría una respuesta precisa; tras el fallecimiento de su madre, cuando deseó seguir sus últimos deseos para ella, cuando dejó de intentar comunicación con Sherlock o alguien más, cuando decidió que lo mejor sería estar sola y eso la comenzó a consumir.

─No respondía sus cartas─. Pronunció Holmes, para luego darle otra calada a la pipa. ─Creí que estaba enfadada conmigo, que no las leería─.

─Lo estuve─. Admitió ella. ─Pero luego entendí que usted no era mío, no... No estaba hecho para mí, no tenía ningún derecho de exigirle o pedirle algo. No debía interferir en su vida, porque era suya y de nadie más─.

Eso fue un golpe en Sherlock, quien fingió no sentir nada, pero tampoco sonrió tratando de calmar todo. Simplemente asintió suavemente, soltando un suspiro de resignación y pegando su cabeza contra el respaldo de la cómoda silla. Estaba destinado, al parecer, esa era la maldición de los Holmes. Y él, siendo tan escéptico, pensaba que era una cosa sin fundamento. ─Siempre supe en dónde estaba, nunca... La descuidé, solo mantuve mi distancia─.

Sofía.| Enola Holmes. | Sherlock Holmes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora