El silencio de la noche envolvía a Lixi mientras se adentraba en la oscura maleza. El susurro del viento y el crujir de las hojas bajo sus pies eran la única compañía en su búsqueda del Devorador Nocturno. Cada sombra parecía cobrar vida, y los ojos resplandecientes de la bestia acechaban en algún lugar cercano.
A medida que avanzaba, los recuerdos de los ancianos sobre las habilidades del Devorador Nocturno resonaban en su mente. La astucia de la bestia y su rapidez la hacían aún más peligrosa. Lixi sabía que este enfrentamiento requeriría algo más que fuerza bruta; requeriría astucia y estrategia.
En un claro del bosque, Lixi detuvo sus pasos. Observó su entorno, buscando signos del Devorador Nocturno. Podía sentir la presencia, pero aún no la veía. Fue entonces cuando recordó las palabras de los ancianos sobre la naturaleza sigilosa de la bestia.
"Xiǎo bāozi, necesitaré tu ayuda", murmuró Lixi, sabiendo que su pequeño compañero podría percibir la energía espiritual de la bestia. El pajarito, posado en el hombro de Yan Yan en la aldea, respondió en su mente con determinación.
Mientras tanto, de vuelta en la aldea, Yan Yan se aferraba a Xiǎo bāozi con ansias. La conexión entre ellos crecía, y la niña sentía una mezcla de preocupación y confianza en la pequeña ave. Xiǎo bāozi, consciente de su papel protector, mantenía una vigilancia constante, listo para alertar a Yan Yan de cualquier peligro inminente.
De vuelta en el bosque, Lixi continuaba su búsqueda, guiada por la orientación de Xiǎo bāozi. Entonces, entre las sombras, vio destellos de ojos amarillos. La bestia se materializaba lentamente, emergiendo de la oscuridad con sus garras afiladas y su pelaje absorbente de luz.
En lugar de lanzarse al ataque de inmediato, Lixi recordó las descripciones de los ancianos sobre la astucia de la bestia. Decidió aprovechar su conocimiento médico para crear una trampa. Rebuscó en su bolsa y encontró algunas hierbas que podrían desorientar temporalmente al Devorador Nocturno.
Con mano hábil, Lixi esparció las hierbas por el suelo. La bestia, intrigada por el nuevo aroma, se acercó. Justo cuando estaba a punto de atacar, Lixi arrojó una pequeña piedra hacia otra dirección, distrayendo al Devorador Nocturno.
La bestia, confundida por la estratagema de Lixi, cayó en la trampa de hierbas. Mientras luchaba por mantener su orientación, Lixi aprovechó la oportunidad para moverse rápidamente y encontrar una posición ventajosa.
En el claro del bosque, Lixi sostuvo la daga que le habían otorgado los ancianos de la aldea. La empuñadura de madera desgastada se sentía firme en sus manos, y la hoja, aunque modesta, emanaba una energía espiritual sutil pero reconfortante. Los ojos de Lixi se mantenían fijos en el Devorador Nocturno, que se movía entre las sombras con una agilidad impresionante.
La bestia, notando la presencia de Lixi, emitió un gruñido profundo. Sus ojos amarillos centelleaban con malicia mientras se preparaba para el enfrentamiento. Lixi, consciente de la astucia de la criatura, se mantuvo alerta, su destreza con la daga lista para entrar en acción.
El Devorador Nocturno se lanzó con velocidad sobrenatural, sus garras afiladas buscaban desgarrar a Lixi. La niña se movió con agilidad, esquivando sus ataques con movimientos precisos. Cada encuentro resonaba en el claro del bosque, una danza mortal entre la luz y la oscuridad.
A pesar de su destreza, Lixi no salió ilesa. Las garras de la bestia dejaron cortes profundos en su piel, y su agilidad no fue suficiente para evitar todos los embates. Sin embargo, la determinación ardía en los ojos de Lixi, y su resistencia estaba respaldada por el deseo de proteger a su hermana y demostrar su valía en este mundo implacable.
La daga de Lixi parpadeó en el aire mientras ella contraatacaba. Aprovechó cada brecha en la defensa del Devorador Nocturno, infligiendo heridas superficiales pero calculadas. La astucia de la criatura la mantenía alerta, pero la tenacidad de Lixi la guiaba a través de la oscuridad.
La lucha se prolongó, el sonido de metal contra garras resonaba en el claro. Lixi, exhausta pero sin ceder, se lanzó hacia adelante con un ataque final. Logró acorralar al Devorador Nocturno, clavando la daga en un punto vulnerable. Un rugido de derrota resonó en la noche mientras la bestia retrocedía, desvaneciéndose en las sombras de donde había emergido.
Lixi se quedó en el claro, jadeando por el esfuerzo. Su ropa estaba desgarrada, y sangre manaba de sus heridas. Aunque herida, una chispa de triunfo brillaba en sus ojos. Se acercó al lugar donde la bestia se había desvanecido, encontrando un objeto brillante entre las hojas.
Era una gema, emanando una energía espiritual similar a la de la daga. Lixi la recogió con cuidado, sintiendo la conexión entre ambas. Esta gema, un trofeo de su victoria, se convertiría en un recordatorio de su coraje y habilidad.
En un momento, un escalofrío le subió por la espalda, como si estuviera siendo observada. La quietud del bosque parecía más densa, y la oscuridad que rodeaba el claro adquirió una presencia tangible.
"Xiǎo bāozi, ¿sientes eso?" murmuró Lixi, su voz apenas un susurro en la noche.
El pequeño pajarito, que había estado observando silenciosamente desde el hombro de Yan Yan en la aldea, respondió en la mente de Lixi con una nota de cautela: "Sí, maestra. Hay algo en el bosque, algo que nos observa."
Lixi apretó la gema en su mano, buscando fuerza en su resplandor. Se volvió en círculos, examinando la oscuridad en busca de cualquier indicio de la presencia misteriosa. Pero nada se movió, decidió regresar a la aldea. Su idea de que había algo misterioso a los alrededores de la aldea era correcta, pero debía ser más fuerte para enfrentarse a ello.
Mientras Lixi regresaba triunfante a la aldea, la preocupación se reflejaba en los ojos de Yan Yan, quien aguardaba ansiosa con Xiǎo bāozi posado en su hombro. La pequeña ave gorjeó con alivio al ver a Lixi, pero Yan Yan no pudo contener las lágrimas al ver las heridas de su hermana mayor.
"¡Mei, estás herida!" exclamó Yan Yan, corriendo hacia ella con los ojos llenos de lágrimas. Lixi, con una sonrisa cansada pero reconfortante, acarició suavemente la cabeza de Yan Yan.
"Estoy bien, pequeña. Derroté al Devorador Nocturno y traje algo valioso", dijo Lixi, mostrándole la gema que había obtenido como trofeo. Xiǎo bāozi gorjeó en señal de alivio, y Yan Yan, aunque aún preocupada, sintió un respiro de tranquilidad.
Los ancianos de la aldea se acercaron, expresando su asombro y agradecimiento por el coraje de Lixi. La noticia de su victoria se extendió rápidamente entre los aldeanos, y pronto, Lixi se encontró siendo el centro de atención y admiración.
"Gracias, Jiu Luo, por proteger nuestra aldea", expresó uno de los ancianos con gratitud. Otro anciano le ofreció un ungüento para sus heridas, pero Lixi, con determinación, declinó.
"Primero, asegurémonos de que todos en la aldea estén a salvo. Después pensaré en mis heridas", afirmó Lixi, demostrando una vez más su valentía y preocupación por los demás. Yan Yan, aunque aún preocupada, se unió a su hermana en la tarea de asegurar que la aldea estuviera a salvo.
Xiǎo bāozi, por su parte, revoloteaba alrededor de Lixi y Yan Yan, como si compartiera su alegría y alivio. Con la gema brillando en su mano y el apoyo de su hermana y el pajarito, Lixi se sentía más fuerte y decidida que nunca.
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Protective sister goddess doctor
FantasyQuiao Lixi, una música y médica prodigio del siglo XXII, reencarna en una niña llamada Mei Liang. Luego de la muerte de sus padres Mei Liang junto a su hermana fueron acogidas por sus vecinos. Pero después de ser golpeada intensamente por proteg...